Presidencia de la Nación

La Pampa, 1.40 PM


Zona rural de Victorica, departamento Loventué, La Pampa

Virginia Pérez cree que la relación con los productores en un ida y vuelta porque aprenden mutuamente uno del otro. Es médica veterinaria y lo sabe muy bien, porque comenzó su tarea con la miel estando “del otro lado”. Cuenta que “antes de entrar al Senasa estuve diez años en un grupo de apicultoras de Cambio Rural. Me formé en el campo, hice cursos, y busqué siempre complementar la profesión”.

Virginia trabaja desde hace nueve años en el Senasa y nos cuenta que la convocaron para apicultura por su experiencia. Desde sus inicios trabaja en el centro regional Pampeano, en el área de inocuidad y calidad agroalimentaria.

“Desde siempre, mi centro regional tuvo la visión de trabajar en la cadena, como otra impronta. Soy referente apícola, pero hago desde las colmenas hasta la producción de miel. Por eso conozco tanto a los productores, lo veo por los movimientos, los muestreos, los medicamentos, por las salas, etcétera”, dice Virginia, y sabe que cuando se estudia veterinaria se enseña poco del área apícola. Por eso afirma que “hay que ser muy autodidacta y capacitarse en apicultura, porque el apicultor le exige mucho al veterinario”.

La Pampa cuenta con 66 salas de extracción de miel habilitadas por el Ministerio de Producción de la provincia, quien delegó en el Senasa su control. Por esto, Virginia visita las salas junto a los técnicos de la provincia, Inés y Santiago, quienes “coordinan las visitas y me avisan”. Para toda la provincia de La Pampa trabaja en el área de apicultura junto a Carlos Cosia.

Virginia junto al apicultor José Ziaurriz inspecciona de una sala de extracción de miel La Pampa
Virginia junto al apicultor José Ziaurriz inspecciona de una sala de extracción de miel La Pampa

Virgina cuenta que realizan “inspecciones en las salas de extracción de miel, verificamos los tambores, revisamos las instalaciones, controlamos los movimientos de las salas, para corroborar que se cumplan las Resoluciones del Senasa”. También, es importante que acerquen información, manuales de procedimientos e instructivos del nuevo Sistema de Trazabilidad Apícola (SITA).

A lo largo del año y como producto de las visitas, conoce a todos los establecimientos y a los productores, quienes se comunican, llaman si tienen dudas, estableciendo una relación fluída y buena.

Piensa que la capacitación es clave: participa en encuentros, muestras, ferias, junto al ministerio provincial, tanto para compañeros del Senasa como para otros colegas.

Su visión es que “la tecnología como primera herramienta es fundamental para hacer frente a los requerimientos que pide el mercado”. El 95% de la miel argentina se exporta y su mercado está conformado por países como Japón, Estados Unidos, la Unión Europea. La miel argentina es de excelente calidad, por eso se debe trabajar en mejorar su trazabilidad y asegurar la inocuidad del producto. En este sentido, el SITA tiene que ver con los requerimientos de los mercados.

“Es clave la comunicación porque nos acerca al productor”, señala Virginia, “Es bueno que el productor esté en contacto, que el Senasa sea una fuente para avanzar y no un impedimento, una traba. Hoy no tenemos esa imagen, hay más llegada y más conocimiento de la actividad y cercanía con el productor, quien siempre nos consulta, nos llama”.

La referente apícola pampeana cree que estamos haciendo las más fáciles y por eso hay que ser optimistas y no bajar los brazos. “Desde mi lugar trato de hacer lo mejor, aportar un poco desde el lugar donde estamos”, completa.

"Es clave la comunicación porque nos acerca al productor”, señala Virginia, “Es bueno que el productor esté en contacto, que el Senasa sea una fuente para avanzar y no un impedimento, una traba. Hoy no tenemos esa imagen, hay más llegada y más conocimiento de la actividad y cercanía con el productor, quien siempre nos consulta, nos llama."

Virginia Pérez

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