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Los océanos y los mares juegan un papel clave en la regulación del clima de la Tierra al absorber y almacenar grandes cantidades de calor y dióxido de carbono. Los océanos y mares son un regulador térmico, absorbiendo y distribuyendo cerca del 93% del calor del planeta a través de las corrientes oceánicas. Sin embargo, sufren actualmente un calentamiento sin precedentes a causa de absorber el exceso de calor que liberamos a la atmósfera por las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Además del calentamiento, ello conlleva a la desoxigenación, el aumento del nivel del mar, la alteración de las corrientes oceánicas y la prevalencia de fenómenos extremos (olas de calor marinas). Como consecuencia del cambio climático se altera el funcionamiento de los ecosistemas marinos, con pérdidas de biodiversidad y cambios en la distribución, abundancia y ciclo de vida de los organismos, entre ellos los recursos pesqueros. Así se afectan los bienes y servicios que nosotros utilizamos, por ejemplo, nuestra alimentación y el turismo.

El cambio climático es una realidad


Microciencia, la vida del mar: Cambio Climático



Los océanos y mares además son capaces de capturar cerca del 25 % del dióxido de carbono emitido a la atmósfera. Esta cifra, equivalente a la captura que hacen los bosques y las selvas, ayuda a mitigar el calentamiento global. No obstante, la absorción en exceso de dióxido de carbono provoca un cambio en la química del agua de mar que resulta en la disminución del pH (aumento del grado de acidez), un fenómeno conocido como la acidificación oceánica. Esto perjudica el crecimiento y la supervivencia de una gran variedad de organismos, en particular el plancton calcáreo, ciertas algas, los erizos, los corales, los moluscos y crustáceos que utilizan el carbonato de calcio para construir sus estructuras duras (ej. valvas de vieiras y almejas, esqueletos en centolla).

Acidificación oceánica



En los últimos 200 años la superficie de los océanos ha incrementado su acidez en un 26 %. Mientras más dióxido de carbono se acumule en la atmósfera producto de nuestras emisiones, mayor será la acidificación del océano y con ello mayores serán los efectos sobre la biodiversidad, que repercuten en las pesquerías y la acuicultura. La acidificación oceánica fue identificada bajo el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14-Vida submarina como un problema que debe ser minimizado y abordado, incluso mediante una mayor cooperación científica (ODS 14.3).

#El mar es el gran pulmón azul



Debido a su riqueza en fitoplancton, el Mar Argentino es una de las zonas de mayor absorción de dióxido de carbono. Sin embargo, poco se sabe sobre cómo las distintas regiones de nuestro mar y los organismos que en él habitan responden al aumento del dióxido de carbono, el cambio climático y a la acidificación. Por ello, el Programa Dinámica del Plancton Marino y Cambio Climático del INIDEP monitorea la concentración de dióxido de carbono en el mar y diversas propiedades físicas (temperatura), químicas como el pH (grado de acidez) y biológicas (comunidades del plancton). Realizamos estos estudios en regiones de importancia oceanográfico-pesquera y en sitios fijos del mar que visitamos frecuentemente, denominados series temporales ecológicas marinas: la “Estación Permanente de Estudios Ambientales” (EPEA) en la Plataforma Bonaerense, “El Veril del Banco de Afuera” en el sector costero de Mar del Plata y las secciones “COSTAL” (de la COSta al TALud) en la Zona Común de Pesca Argentino Uruguaya.

Los conocimientos que se van obteniendo en estas problemáticas contribuyen a iniciativas nacionales, como la Red Argentina de Observación Marina (ROMA) de la iniciativa Pampa Azul, e internacionales como la red NF-POGO Alumni Network for Oceans (NANO), la Red Latinoamericana de Acidificación de los Océanos (LAOCA) y la Red Mundial de Observación de la Acidificación Oceánica (GOA-ON).

Día de la Acción de la Acidificación Oceánica
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