Los océanos y mares, como nuestros pulmones, intercambian gases con el aire que los rodea. Es como si los océanos y mares también respiraran. ¿Sabías que cada dos bocanadas de aire que respirás, una te la da el mar? Las selvas tropicales suelen recibir el crédito, pero los océanos en realidad proporcionan la mayor parte del oxígeno que hace posible la vida en la Tierra. Las plantas microscópicas marinas, el fitoplancton, y otras algas grandes, producen más de la mitad del oxígeno que respiramos.

La vida en la Tierra fue, y aún es, posible gracias a los océanos y su fitoplancton, que fueron los primeros vegetales capaces de producir su propio alimento mediante la fotosíntesis y liberando así oxígeno. Cada ser humano está conectado directamente con los océanos a través del aire que todos respiramos.

El fitoplancton es el responsable de capturar dióxido de carbono y convertirlo en material alimenticio, base de toda la red alimenticia marina, desde los pequeños organismos del zooplancton pasando luego a los peces pequeños y a los grandes. A medida que el fitoplancton y el resto de los organismos mueren, se hunden hacia el fondo marino. De este modo el carbono que originalmente provino del dióxido de carbono, es almacenado en los sedimentos durante miles o millones de años.

Desde el Programa Dinámica del Plancton Marino y Cambio Climático del INIDEP estudiamos la abundancia y diversidad del fitoplancton y cómo dichos organismos al producir nuevo material alimenticio a través de la fotosíntesis, modifican las concentraciones de oxígeno y dióxido de carbono. Realizamos estos estudios en sitios fijos del mar que visitamos frecuentemente y que denominamos series temporales ecológicas marinas: la “Estación Permanente de Estudios Ambientales” (EPEA) en la Plataforma Bonaerense, “El Veril del Banco de Afuera” en el sector costero de Mar del Plata y las secciones “COSTAL” (de la COSta al TALud) en la Zona Común de Pesca Argentino Uruguaya.