Las crucíferas o brasicáceas son las oleaginosas más cultivadas en Europa y otros lugares del mundo. El interés reside en la producción de aceites comestibles de calidad, y últimamente en la obtención de biocombustibles. Con este objetivo, algunas especies como Brassica carinata se encuentran en franca expansión. En todos los cultivos invernales, el fósforo (P) es un elemento determinante. No sólo favorece la adaptación al frío y bajas precipitaciones.

Los resultados obtenidos en diferentes experimentos muestran que tanto la producción de biomasa aérea como las concentraciones de nitrógeno (N) y P en la planta, pueden incrementar significativamente (Ferraris et al., 2020; Bashval et al., 2023). La diversidad de fuentes fosforadas presentes en el mercado argentino se ha incrementado notoriamente. Mezclas físicas y químicas, macro y microgranulados, sólidos o líquidos son algunas de las alternativas de las que dispone el productor. Es habitual que aporten otros elementos químicos esenciales para los cultivos de probada eficiencia agronómica, como azufre (S), zinc (Zn) o boro (B), de gran valor agronómico en el cultivo (Cockson et al., 2021).

El objetivo de este experimento es seleccionar las mejores fuentes para la fertilización de base de Brassica carinata. Como hipótesis se sugiere que estas difieren en su comportamiento agronómico, a partir de un aporte diferencial de nutrientes, y características propias de la formulación y granulometría que determinan su eficiencia.