“Ser tecnóloga es estar cerca de las empresas y acompañarlas en la concreción de sus proyectos”
Yanina Ocampo es la protagonista de una nueva producción de “Tecnólogas que transforman”, el ciclo de videos donde las mujeres del INTI comparten sus logros y reflexionan sobre las problemáticas de género en el ámbito de la CyT. La especialista en alimentos de la sede de San Juan del instituto nos cuenta cómo acompaña el crecimiento de las industrias de la región, con un trato personalizado, atento a las necesidades de cada empresa.
Yanina Ocampo es licenciada en Tecnología de los Alimentos, bromatóloga y en breve sumará el título de licenciada en Enología al concluir sus tesis.
El entorno de los viñedos sanjuaninos que recorría de chica junto a su papá, también enólogo, para cosechar las uvas y hacer mini elaboraciones caseras, comenzó a delinear la vocación de la responsable de la Unidad Técnica de Agroindustria, Calidad y Metrología de la región Cuyo del INTI.
Cuando conoció la escuela agroindustrial de fruticultura y enología de su provincia, con fábrica de aceite, bodega y chacra incluida, quedó impactada y decidió que allí quería estudiar para en un futuro asistir a las empresas de una región caracterizada por ser una de las principales productoras de aceite de oliva y tomate para industria, uva en fresco, vinos, pasas y frutos secos.
Becada por ser abanderada y mejor promedio en el colegio durante el primer año de carrera en la Universidad Católica, se formó en la única facultad con orientación industrial en la temática de alimentos, carrera que luego costeó realizando pasantías en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y trabajando en los laboratorios externos de microbiología de su universidad. “Llegaba muy temprano a trabajar al laboratorio y luego me cruzaba enfrente a la facultad”, recuerda la especialista en alimentos del instituto.
Luego de su paso profesional por el sector privado como jefa de calidad de empresas alimenticias y bodegas, y de realizar actividad docente como JTP en Química Orgánica y Química Biológica, ingresó en 2015 a la sede de San Juan del INTI.
Con solo dos años en el instituto, se puso al frente de la Unidad Técnica de Agroindustrias, Calidad y Metrología, desde donde asiste a las PyMEs cuyanas en el desarrollo de productos, modificación de procesos, diseño de cursos a medida, e implementación de normas de calidad.
“Yo siempre digo que ser tecnóloga es estar cerca, ser amiga de las empresas, y acompañarlas en la concreción de sus proyectos”, apunta Ocampo, quien destaca la importancia de encarar esa tarea con un trato personalizado que tenga en cuenta las necesidades de cada industria y los grupos de trabajo que las componen.
“Por ejemplo, asesoramos desde sus inicios en el sueño de creación de una planta de aceite de oliva a la empresa agropecuaria El Mistol, que hoy en día tiene un mercado interno muy fuerte y logró exportar sus productos a Brasil, luego de que los asistiéramos en la implementación de normas de gestión de calidad como BPM y HACCP”, comenta la experta del INTI, quien relata experiencias similares de trabajo con otras olivícolas de la región.
La articulación de todas las capacidades del INTI en la asistencia a la empresa aceitera también derivó en que implementen el tratamiento de aguas en su planta productiva, con el acompañamiento del sector de Ambiente de la sede de Mendoza del instituto.
Entre sus mayores logros, Ocampo destaca el desarrollo de un programa que permite reducir de un año a seis meses el tiempo de implementación de normas de Gestión de Calidad e Inocuidad del sector alimenticio, adaptando las normativas internacionales a las necesidades de las empresas argentinas.
“Suele trabajarse importando normas estandarizadas como enlatados que habitualmente dejan de lado las características de cada empresa, su escala, sus procesos y el modo de trabajo de cada una; y lo que sucede a veces es que terminan llevando dos sistemas paralelos. Lo que buscamos es que las PyMEs tengan un sistema único. En un diagnóstico, evaluamos todo lo que cada empresa hace, sea correcto o no, y vemos, con los grupos de trabajo, cómo adaptar las normas a sus necesidades. Porque si bien las normativas establecen requisitos a cumplir, no definen cómo hacerlo y ahí es donde intervenimos nosotros”, explica.
Ocampo adelanta que próximamente va a impulsar el desarrollo de un nuevo sistema para la certificación de Buenas Prácticas Agrícolas en bodegas junto al INV, donde comenzará a funcionar la nueva sede de San Juan del instituto, y que tomará como base el sistema de gestión de la calidad que desarrolló.
En relación a las problemáticas de género en el ámbito laboral, la especialista en alimentos advierte una progresiva tendencia hacia la implementación de políticas que buscan equiparar derechos dentro de las empresas. “Por ejemplo, empiezan a incluir en sus normas internas conceptos como igualdad de género, cupos laborales para las mujeres o hasta inclusive instalan baños unisex”, detalla.
Ocampo también destaca la capacitación en temática de género y violencia contra las mujeres que la Ley Micaela exige a las empleadas y empleados del Estado, que ha logrado interesar a referentes de las empresas con los que interactúa a diario, y que han realizado el curso de manera voluntaria.
Al momento de reflexionar sobre su desarrollo profesional en el instituto, la tecnóloga sanjuanina, que actualmente cursa, mediante una beca INTI, el doctorado en Calidad e Innovación Industrial del INCALIN -dependiente del INTI y la UNSAM- señala que “la amplia variedad de temáticas que se trabajan en el organismo me permitió capacitarme y especializarme en lo que más me gusta desde que ingresé como becaria”, y asegura que “lo mejor que tiene la institución es su capacidad de estar cerca de las empresas con todo su abanico de oferta tecnológica a nivel federal”.