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Julio Le Parc: un visionario del Arte Contemporáneo

Con una trayectoria que abarca más de seis décadas, se destacó como un pionero del arte cinético y óptico, revolucionando la forma en que el público interactúa con las obras de arte.

Julio Le Parc nació el 23 de septiembre de 1928 en la localidad de Palmira, provincia de Mendoza, al pie de la Cordillera de los Andes. Siendo el segundo hijo de una familia de escasos recursos, durante su infancia cursó los estudios primarios en esa región destacándose como dibujante de retratos de hombres célebres y de mapas ilustrados. A los 13 años comenzó a trabajar de forma irregular repartiendo diarios, reparando bicicletas y embalando frutas, y un año más tarde se mudó junto con su madre y hermanos a Buenos Aires.

En principio se hospedó en una casa ubicada por el centro porteño mientras trabajó como aprendiz en una fábrica de marroquinería, hasta que el destino lo acercó nuevamente a su pasión infantil cuando su madre alquiló dos habitaciones en un departamento situado a la vuelta de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón donde fue admitido en 1943. En sus aulas descubrió el Movimiento de arte-concreto-invención o espacialismo promovido por Lucio Fontana, uno de sus profesores en la escuela de artes. Y después de cuatro años y medio de estudios, abandonó momentáneamente la cursada hasta retomarla recién en 1955.

En 1958 obtuvo una beca del Servicio Cultural Francés que le permitió viajar a París, donde fundó el GRAV (Grupo de Investigación de Arte Visual), un colectivo de artistas que abogaba por el uso de la ciencia y la tecnología en el arte buscando una participación activa del espectador en la creación artística. Entre los precursores de este movimiento se encontraban Horacio García-Rossi, Hugo Demarco, el español Francisco Sobrino Ochoa y los franceses Francois Morellet, Jean Pierre Yvaral, Denise René y Joël Stein.

El aporte más significativo de Julio Le Parc fue su exploración de la luz y el movimiento. Su arte no solo es para ser visto, sino también para ser experimentado. A través de instalaciones que combinan luces, sombras y movimientos, Le Parc generó ambientes que invitaron al espectador a interactuar con la obra, transformando al arte en una experiencia colectiva y dinámica.

Con una trayectoria que abarca más de seis décadas, Le Parc se destacó como un pionero del arte cinético y óptico, revolucionando la forma en que el público interactúa con las obras de arte. El arte cinético se enfoca en obras de la escultura, en tanto el arte óptico en obras pictográficas. En el arte óptico el receptor debe interactuar con la obra moviéndose a su alrededor para captar la ilusión, mientras en el arte cinético el receptor puede captar el movimiento estando en un solo sitio.

Entre sus creaciones más famosas se encuentran sus "móviles", esculturas en constante movimiento, y sus obras lumínicas, donde la luz se convierte en protagonista y cambia según la posición y desplazamiento del observador. Esta búsqueda de interacción con el público no solo modificó la manera de interpretar el arte, sino que lo colocó a la vanguardia de las corrientes contemporáneas.

"Al no estar preocupado por esa necesidad de hacerme un estilo podía probar una cosa, probar otra, mismo si en algunos casos podían estar en contracción, pero para mí no tenía mucha importancia. Era ir viendo cómo lo que yo me planteaba se iba solucionando, y al irse solucionando aparecían otras posibilidades que enseguida me atrapaban o me interesaban", señaló hace varios años Julio Le Parc al referirse a su permanente transición creativa antes de inaugurar una muestra en el Museo Nacional de Bellas montada por su hijo Yamil.

Respecto de su constante vocación experimental, el artista explicó: “Más que todo, lo que yo tenía eran problemas. Me proponía resolver cosas y al comienzo lo resolvía con lápiz, papel, o tinta china en cartón, o con un poco de pintura. Los materiales no fueron una búsqueda en sí mismos, sino que me daba cuenta que ciertos problemas que yo me planteaba los podía resolver mejor que con las limitaciones que podía tener un papel y un lápiz. Pero no era por el deseo de usar nuevas tecnologías o nuevos materiales, sino que los problemas me fueron llevando a los materiales”.

Más allá de su avanzada edad, el artista sigue deslumbrando con su gran creatividad por medio de sus obras. Tal es el caso de Sol, la esfera móvil con alrededor de tres mil piezas de acero inoxidable espejado que fue creada por Le Parc en 2023 a pedido de Aeropuertos Argentinos y desde fines de abril se exhibe en en el hall de la nueva terminal de partidas del aeropuerto de Ezeiza. Muy similar a la Esfera azul que se instaló en el ingreso del Palacio Libertad en para homenajearlo.

Su labor sigue tan vigente como en sus tiempos dorados, que hace pocos días atrás se inauguró en el imponente palacio de las Papesas de Siena, al norte de Italia, la muestra Julio Le Parc, el descubrimiento de la percepción, que expone 80 obras realizadas a lo largo de su extensa carrera. La misma fue supervisada por el propio artista, que viajó especialmente desde París hasta el lugar para delinear todos los detalles. "Son tres cuadernos con todo lo que forma parte de su obra hasta hoy mismo", reveló su hijo Yamil a la agencia EFE como director artístico de esta exposición.

La obra de Le Parc nos invita a ver el arte de otra manera: no solo como un objeto estático, sino como una experiencia cambiante y participativa, donde el espectador es tan protagonista como el propio artista. "El espectador es un tipo muy importante, es una guía para el desarrollo de las experiencias”, argumentó en cierta oportunidad el escultor. A través de su legado, Le Parc sigue siendo un faro en el panorama del Arte Contemporáneo, y su influencia persiste tanto en Argentina como en el resto del mundo.

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