Donación del sable del teniente primero Francisco Gerónimo Ibáñez
El Grupo de Artillería de Montaña 8 recibió la donación del sable del teniente primero post mortem Francisco Gerónimo Ibáñez, un símbolo de gran valor en la historia militar argentina. El sable, fuente de inspiración para las futuras generaciones, será exhibido en el Museo Histórico de la Unidad.
El teniente primero Francisco Gerónimo Ibáñez, oriundo de San Juan, inició su carrera en el Colegio Militar de la Nación, donde optó por el Arma de Artillería y se graduó con distinción. Posteriormente, continuó su formación en la Escuela Militar de Montaña, en Bariloche, especializándose en operaciones en ambientes de montaña. Esta preparación lo habilitó para desempeñar roles clave en misiones en condiciones extremas, en las cuales la pericia técnica y la resistencia física y mental eran esenciales.
En 1952, Ibáñez fue nombrado oficial de enlace de la expedición francesa que alcanzó por primera vez la cima del cerro Fitz Roy, una de las montañas más desafiantes de la Patagonia. Luego de esta hazaña, extendió una invitación a los escaladores franceses para que intentaran ascender el Aconcagua, logro que también consiguieron. Como reconocimiento a su desempeño, fue condecorado con el "Cóndor de Oro Honoris Causa" por sus contribuciones; asimismo, el gobierno francés le otorgó tres becas para la Escuela de Ski y Alpinismo en los Alpes, donde Ibáñez obtuvo el título de “Aspirante Guía Profesional”.
En 1954, Ibáñez fue parte de la expedición argentina al Dhaulagiri, en el Himalaya, una de las montañas más altas del mundo. Aunque el grupo no alcanzó la cumbre, su esfuerzo y coraje en este desafío extremo marcaron un precedente en la historia del alpinismo argentino. Lamentablemente, Ibáñez falleció debido a severas congelaciones sufridas durante la expedición.
Más allá de sus logros en la montaña, Ibáñez dejó un legado como formador de futuros oficiales, comprometido con transmitir su conocimiento y pasión por el trabajo en equipo. El sable donado al Grupo de Artillería de Montaña 8 es ahora un recordatorio de su trayectoria y sacrificio, que simboliza tanto su mando como su inspiración para las generaciones venideras.