Para dar inicio al acto, el jefe de Patricios presentó a las tropas formadas, y acompañó al general Presti durante la revista y el saludo a los efectivos.

Luego, se leyó la proclama con la que Santiago de Liniers convocó a los ciudadanos nacidos en la Patria a sumarse a las filas de la "Legión de Patricios Voluntarios Urbanos de Buenos Aires".

Seguidamente, y tras una invocación religiosa, las autoridades presentes entregaron los premios y reconocimientos a los oficiales, suboficiales, soldados y agentes civiles destacados de la Unidad, así como a organizaciones civiles que trabajan desinteresadamente por el "Uno Grande".

Al hacer uso de la palabra, el jefe de Patricios no solo recordó los orígenes de la Unidad decana de la Infantería Argentina, sino que también se dirigió a sus subordinados:

"Mi reconocimiento y felicitaciones a los hombres y mujeres de la Unidad, quienes, día a día, y de manera silenciosa y humilde, siguen creyendo que, a la hora de pensar en la Patria, todo sacrificio es escaso".

A continuación, los Patricios llevaron adelante la tradicional fusilería que evoca el pasado histórico y la estirpe guerrera que los identifica.

Más tarde, el jefe del Ejército tomó la palabra y, en su discurso, se refirió al nacimiento de los Patricios, a su identidad y esfuerzos diarios. Para concluir, instó a los efectivos a enfrentar los desafíos

"para mayor grandeza de la Infantería, del Ejército y de la Patria".

Por último, tras el arrío de la Bandera, se entonaron las estrofas de la Canción del Ejército; los acordes estuvieron a cargo de la Banda Militar "Tambor de Tacuarí".

A modo de cierre, el "Uno Grande" realizó su tradicional desfile.

La creación del “Uno Grande”

Su origen se remonta a las invasiones inglesas: bajo el llamado de Santiago de Liniers y Bremond, ciudadanos de Buenos Aires se alzaron en armas para defender la ciudad. Así nació la Legión de Patricios Voluntarios Urbanos, la cual se consolidó como la primera fuerza militar organizada antes de la existencia de la propia nación Argentina.

El bautismo de fuego de los Patricios fue el 5 de julio de 1807 cuando, en defensa de Buenos Aires, lograron una histórica victoria sobre las tropas británicas de Whitelocke. Desde entonces, este regimiento se ha ganado un lugar de honor en la memoria nacional.

Su compromiso con la defensa de la soberanía y la libertad fue palpable durante las jornadas de la Revolución de Mayo de 1810 en las cuales, bajo el liderazgo de Cornelio Saavedra, contribuyeron decisivamente a la constitución del Primer Gobierno Patrio.

A lo largo de los años, el Regimiento ha estado presente en los momentos claves de nuestra historia: desde las campañas por la independencia en el Alto Perú y la Banda Oriental hasta la creación y defensa de la bandera nacional en 1812. También participaron en la guerra contra el Imperio del Brasil y en las campañas del Desierto, en las que dejaron un legado de valentía y sacrificio.

En tiempos más recientes, su intervención en la Guerra de Malvinas, en 1982, y en la recuperación de los cuarteles durante los sucesos de La Tablada, en 1989, reafirmó su rol de custodia de la soberanía y el orden constitucional.

Actualmente, la misión principal del Regimiento de Infantería1 “Patricios” es proporcionar escolta al jefe del Estado Mayor General del Ejército. Por otro lado, como misión operativa, tiene a cargo la seguridad de los propios cuarteles, del Estado Mayor del Ejército y del Ministerio de Defensa. Además, tiene la misión de participar en la recuperación de instalaciones militares en el ámbito urbano.