"La innovación en alimentos tiene un gran potencial, especialmente en la línea de productos a base de plantas"
Destaca Mariana Sánchez, especialista del INTI y protagonista del nuevo video del ciclo “Tecnólogas que transforman”. También reflexiona sobre los desafíos que presenta la industria alimentaria y cómo fue su desarrollo profesional desde una mirada de género.
El interés de Mariana Sánchez por la tecnología se despertó desde muy chica, cuando en su casa ocupaba sus horas desarmando televisores y otros aparatos para conocer los procesos de funcionamiento. “Siempre fui fierrera y hoy en día, por ejemplo, me gusta arreglar equipos de la planta de agroalimentos del INTI”, suma.
A la hora de elegir su carrera, el azar la llevó a Tecnología de los Alimentos. En realidad, le interesaba estudiar para ser ingeniera agrónoma, pero en su casa no la dejaron porque le dijeron que era un rubro para varones. Ante la negativa familiar, tomó en sus manos la Guía del Estudiante y dio vuelta la página. Del otro lado de la Ingeniería en Agronomía se encontró con la disciplina que marcaría su rumbo profesional.
Con el correr de los años presenció otras barreras vinculadas al género —desde un compañero violento hasta un jefe que la evaluó mal el año en que uno de sus hijos tuvo problemas de salud—, pero sostiene que hoy en día las mujeres tenemos más elementos para desnaturalizarlas y denunciarlas.
“El INTI me permitió realizar desarrollos y llevar tecnología desde Ushuaia a La Quiaca”, enfatiza Mariana, que ingresó a trabajar al sector de Carnes del Instituto en 1995 y en 2017 se pasó a Agroalimentos. Ella considera que ese cambio le hizo un “click” en su carrera porque de ser especialista en carnes descubrió el mundo vegetal donde hay un gran potencial a explorar, especialmente en la línea de productos a base de plantas (plant based).
Uno de los ejes de trabajo para Mariana tiene que ver con potenciar el desarrollo nacional de productos a base de legumbres. “Por ejemplo, Argentina es uno de los principales productores de porotos alubia, a tal punto que somos formadores de precio, pero su consumo local es bajo y en su mayor parte lo exportamos como materia prima. En ese sentido, estamos articulando con diferentes actores del NOA (donde se concentra la mayor cosecha) para agregar valor a esta materia prima que tiene un buen perfil nutricional para elaborar artículos como harinas y pastas”, detalla Sánchez, quien actualmente es directora de Asistencia Tecnológica del INTI.
Otros ejemplos de desarrollos innovadores en los que participó fueron un símil dulce de leche vegetal, una “superharina” proteica, cápusulas para hornear postres express, galletitas saludables con diversas combinaciones de vegetales, jugos a base de quinoa, concentrados y aislados proteicos, entre otros.
“Es importante generar conocimiento para resolver problemas y acompañar los nuevos desafíos de la industria de alimentos. Por ejemplo, hoy en día hay mayor conciencia que años atrás en desarrollar productos con valores asequibles, con un buen perfil nutricional, con etiquetas claras (donde se eviten productos químicos), respetuosos con el ambiente, la sociedad y la diversidad cultural y es ahí donde nosotros los acompañamos desde el INTI”, concluye la especialista.