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¿Qué es la resistencia antimicrobiana?

La resistencia antimicrobiana ocurre cuando las bacterias, virus, hongos o parásitos que causan enfermedades, mutan y se vuelven resistentes a los medicamentos que se utilizan para combatirlas. Si bien cualquier tipo de microorganismo puede desarrollar resistencia, el impacto sobre las posibilidades terapéuticas actuales es especialmente grave y preocupante en lo que a las bacterias se refiere.

La resistencia es un proceso natural, pues los medicamentos van perdiendo con el tiempo su capacidad para exterminar agentes patógenos. Pero, en los últimos años, el uso inapropiado de antibióticos ha acelerado exponencialmente este proceso. Las principales causas: su utilización en infecciones ambulatorias que no los requieren, la utilización excesiva de antimicrobianos de amplio espectro en el ámbito hospitalario, la automedicación, el incumplimiento de la posología, la inadecuada composición de las presentaciones de los productos, la no aplicación de las restricciones de venta bajo receta archivada en las farmacias, la insuficiente inversión en innovación en las últimas décadas y las dificultades para el diagnóstico oportuno de las infecciones causadas por microorganismos resistentes.

La aparición del fenómeno de la resistencia antimicrobiana, también llamado farmacorresistencia, se debe además al empleo generalizado de antibióticos en la ganadería, tanto para prevenir enfermedades de los animales como para fomentar su crecimiento. Alrededor del 60% de las enfermedades humanas infecciosas conocidas son de origen animal (zoonosis) y las enfermedades transmitidas por alimentos de origen animal son causa importante de morbimortalidad en todo el mundo.

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) creó en 2015 el Programa Nacional de Vigilancia de la Resistencia Antimicrobiana en animales destinados al consumo humano, con el objetivo de prevenir la generación y difusión de bacterias que resisten la acción de los antibióticos.

¿Qué impacto tiene la resistencia antimicrobiana en la salud pública?

La resistencia a los antimicrobianos -entre ellos los antibióticos- hace que se incrementen los costos médicos, que se prolonguen las internaciones hospitalarias y que aumente la mortalidad. Cuando ya no se pueden tratar las infecciones con los antibióticos de primera línea es necesario emplear fármacos más caros, tratamientos más largos y con más efectos adversos.

Disponer de antibióticos menos eficaces hará que las enfermedades infecciosas, los trasplantes de órganos, la quimioterapia y las cirugías se vuelvan más peligrosas y atenten contra la vida de las personas, ya que muchos de los procedimientos médicos actuales dependen de la efectividad de los antibióticos.

Diversos gérmenes resistentes a más de tres antimicrobianos (multirresistencia), a la mayoría de ellos (resistencia extrema) o a todos los antimicrobianos existentes (panresistencia) están emergiendo como agentes patógenos relevantes, como es el caso de Staphylococcus aureus, Enterococcus faecium, Acinetobacter, Pseudomonas aeruginosa y Klebsiella pneumoniae.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) han instado a los países a elaborar planes y a adoptar medidas para enfrentar este problema de origen multifactorial y alcance global. Bajo el concepto de “Una Salud”, proponen una visión integral de la sanidad animal y la salud pública a escala mundial. La OMS sostiene que “la resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo” y desde 2015 dirige una campaña mundial de sensibilización bajo el lema “Antibióticos: manéjalos con cuidado”.

En el contexto local, existe la Estrategia Argentina para el Control de la Resistencia Antimicrobiana (aprobada a través de la Resolución Conjunta 834/2015 y 391/2015 del Ministerio de Salud y el ex Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca) y una Comisión Nacional integrada por los distintos organismos públicos con responsabilidad en la materia. Los ejes de trabajo para reducir el impacto de este fenómeno y limitar su propagación son:

  • el fortalecimiento de la vigilancia clínica, microbiológica y farmacéutica,
  • la regulación y fiscalización de la comercialización de antimicrobianos,
  • la promoción del consumo racional y prudente,
  • la detección precoz y el control de las infecciones en hospitales y en establecimientos agropecuarios,
  • la promoción de la innovación en antimicrobianos.

¿Se puede solucionar el problema de la resistencia antimicrobiana desarrollando nuevos medicamentos?

En febrero último, la OMS publicó la lista de patógenos prioritarios resistentes a los antibióticos, en la que se incluyen las 12 familias de bacterias más peligrosas para la salud humana. La lista es una herramienta para guiar la investigación y el desarrollo (I+D) de nuevos antibióticos, como parte de las numerosas actividades que lleva adelante la OMS para combatir el creciente problema mundial de la resistencia a los antimicrobianos.

Los criterios para incluir patógenos en la lista fueron los siguientes: el grado de letalidad de las infecciones que provocan; el hecho de que el tratamiento requiera o no una hospitalización larga; la frecuencia con que presentan resistencia a los antibióticos existentes cuando infectan a las personas de las comunidades; la facilidad con la que se transmiten entre animales, de animales a personas y entre personas; si las infecciones que provocan pueden o no prevenirse; cuántas opciones terapéuticas quedan; si se están investigando y desarrollando nuevos antibióticos para tratar las infecciones que causan.

Lista OMS de patógenos prioritarios para la I+D de nuevos antibióticos

Prioridad 1: Crítica

Son bacterias multirresistentes especialmente peligrosas en hospitales, residencias de ancianos y en pacientes que usan dispositivos como ventiladores y catéteres intravenosos. Pueden provocar infecciones graves y a menudo letales, como las infecciones de la corriente sanguínea y neumonías.

  • Acinetobacter baumannii, resistente a los carbapenémicos
  • Pseudomonas aeruginosa, resistente a los carbapenémicos
  • Enterobacteriaceae, resistentes a los carbapenémicos, productoras de ESBL
Prioridad 2: Elevada

Son bacterias que exhiben una farmacorresistencia creciente y provocan enfermedades comunes como la gonorrea o intoxicaciones alimentarias por salmonella.

  • Enterococcus faecium, resistente a la vancomicina
  • Staphylococcus aureus, resistente a la meticilina, con sensibilidad intermedia y resistencia a la vancomicina
  • Helicobacter pylori, resistente a la claritromicina
  • Campylobacter spp., resistente a las fluoroquinolonas
  • Salmonellae, resistentes a las fluoroquinolonas
  • Neisseria gonorrhoeae, resistente a la cefalosporina, resistente a las fluoroquinolonas
Prioridad 3: Media

Son bacterias que exhiben una farmacorresistencia creciente y provocan enfermedades comunes como la gonorrea o intoxicaciones alimentarias por salmonella.

  • Streptococcus pneumoniae, sin sensibilidad a la penicilina
  • Haemophilus influenzae, resistente a la ampicilina
  • Shigella spp., resistente a las fluoroquinolonas

Nota: el bacilo de la tuberculosis, cuya resistencia al tratamiento tradicional ha ido en aumento en los últimos años, no fue incluido en la lista porque es objeto de otros programas específicos. Otras bacterias que no fueron incluidas, como los estreptococos de los grupos A y B y Chlamydia, tienen bajos niveles de resistencia a los tratamientos existentes y no representan actualmente una amenaza significativa para la salud pública.

Si bien es esencial aumentar la I+D, no basta para solucionar el problema. Para luchar contra la resistencia, tiene que haber también una mejor prevención de las infecciones y un uso apropiado de los antibióticos existentes en la medicina humana y veterinaria, así como un uso racional de cualquier nuevo antibiótico que se desarrolle en el futuro.

¿Qué pueden hacer los profesionales de la salud?

  • Prescribir y dispensar antibióticos sólo cuando sean necesarios.
  • Informar a los pacientes sobre cómo tomar los antibióticos correctamente y los peligros de su uso indebido.
  • Informar a los pacientes sobre cómo prevenir las infecciones.
  • Notificar las infecciones resistentes a los antibióticos a los equipos de vigilancia sanitaria.
  • Lavarse las manos con agua y jabón regularmente (es la medida más importante para prevenir la transmisión de enfermedades en las instituciones de salud y en la vida diaria).

Fuentes
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