El contexto actual en política de Salud Mental requiere un perfil de intervención social que apunte a la participación comunitaria en el proceso continuo de salud-enfermedad-atención-cuidados. Se destacan las estrategias de reducción de riesgos y daños, empapadas en la complejidad del sujeto y las situaciones singulares que atraviesa desde una perspectiva de derechos; en el marco de una pluralidad constituida por dimensiones culturales, económicas, políticas e históricas.

Por ello, en el marco de la implementación de un Modelo de Atención Integral en Salud, el dispositivo define el eje de las intervenciones en el primer nivel de atención, la comunidad y sus redes. Y, en la estructura hospitalaria, se inscribe como parte del Departamento de Salud Integral.

Las principales estrategias de intervención son:

• Construcción de la demanda. Se trata de una estrategia basada en objetivos de umbral mínimo de exigencia. Estas prácticas, sostenidas en el tiempo, permiten instalar nuevas relaciones de reciprocidad entre los sujetos.
• Atención-Consulta. Contempla primeras escuchas, orientación a familiares, referentes, vecines, y tratamiento, en el marco de visitas domiciliarias, demanda espontánea, dispositivos fijos y jornadas de salud.
• Promoción y prevención. Propicia la constitución de estrategia de intervención en espacios grupales donde lo colectivo es lo esencial, fuertemente ligada a la restitución de derechos vulnerados, favoreciendo un movimiento en la posición subjetiva; generando espacios empáticos que posibiliten la circulación de la palabra.

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