Daños en la salud de la persona que fuma
Indice
Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)
Problemas en la boca causados por el tabaquismo
Tabaco y sistema osteoarticular
Adicción
El tabaquismo es una adicción y la nicotina es una sustancia adictiva. Cada cigarrillo suministra entre 1 y 2 mg de nicotina. Esta llega al cerebro en unos 10 segundos, lo que contribuye a su gran poder adictivo, mayor al de la cocaína y la heroína.
La definición de adicción contempla: tolerancia (se debe ir aumentando la dosis para tener el mismo efecto); síndrome de abstinencia (cuando no se consume) y consumo compulsivo, a pesar de conocer las consecuencias negativas que tiene en la salud.
El síndrome de abstinencia por falta de nicotina incluye generalmente irritabilidad, somnolencia, fatiga, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño, aumento de peso, urgencia de fumar. La mayoría de estos síntomas alcanzan su máxima intensidad entre 24 a 48 horas luego del último cigarrillo y van disminuyendo lentamente en un período de 2 a 4 semanas.
El consumo de tabaco genera tres formas de dependencia:
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Física: provocada directamente por la nicotina, responsable del síndrome de abstinencia.
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Psicológica: fumar se asocia a diferentes situaciones cotidianas y parece imposible cambiar esta relación.
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Social: para muchas personas, fumar sigue siendo un imperativo social.
La mitad de los niños y niñas que prueba un cigarrillo se convertirá en adicto/a a la nicotina. Por eso es tan importante que los y las adolescentes y jóvenes no empiecen a fumar.
Enfermedad cardiovascular
El consumo de tabaco es responsable del 10 al 12% de las muertes por enfermedad cardiovascular a nivel mundial. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en Argentina. Cada año, el consumo de tabaco es responsable de unas 12.000 muertes cardiovasculares.
Las sustancias tóxicas del tabaco no solo ejercen sus efectos nocivos cuando están presentes en el humo. Otras formas de consumo de tabaco, distintas del cigarrillo, también dañan la salud cardiovascular. Estudios sugieren que el uso de cigarrillos electrónicos también tendría efectos adversos sobre la salud cardiovascular.
El daño comienza a producirse desde el primer cigarrillo y es mayor cuantos más años y más cigarrillos se fuman. Además, fumar unos pocos cigarrillos al día también aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular: no existe un nivel seguro de exposición al humo de tabaco por debajo del cual no se incremente el riesgo cardiovascular. Los efectos en la salud cardiovascular son también los primeros que desaparecen al dejar de fumar.
Fumar tan solo un (1) cigarrillo al día incrementa el riesgo de infarto en un 50% y de ACV en un 30%, sin diferencias entre los sexos. Fumar cigarrillos light o suaves no cambia este riesgo.
Los efectos del consumo de tabaco en el sistema cardiovascular incluyen:
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enfermedad coronaria (infarto agudo de miocardio, enfermedad isquémica, angor y muerte súbita).
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accidente cerebrovascular
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enfermedad vascular periférica
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aneurisma de la aorta abdominal
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insuficiencia cardiaca congestiva
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muerte súbita
Casi la mitad del exceso del riesgo cardiovascular disminuye a los dos años de dejar de fumar. A los quince años de haber dejado, el riesgo es similar al de un no fumador. El riesgo de ACV disminuye paulatinamente y se iguala al de una persona no fumadora luego de 10 años de dejar de fumar.
El tabaquismo es una de las principales causas de enfermedad coronaria en las mujeres. Las mujeres que fuman tienen un 25% más riesgo de desarrollar enfermedad coronaria que los hombres. Las mujeres que fuman presentan mayor riesgo de sufrir derrame cerebral, sobre todo, las mayores de 35 años que fuman y toman anticonceptivos orales.
Además, las personas no fumadoras expuestas al humo de tabaco tienen 25 al 30% más riesgo de enfermedad coronaria y de ACV que las no expuestas. También tienen mayor riesgo de arritmias.
La exposición al humo de tabaco en los niños y niñas está relacionada con un aumento en el riesgo cardiovascular durante la adultez. Fumar durante un embarazo se correlaciona con el incremento de la presión arterial durante la adolescencia, y la exposición en el hogar aumenta de manera significativa el riesgo de formación de placas ateromatosas y fibrilación auricular en la edad adulta.
Las leyes que obligan a que los espacios cerrados sean 100% libres de humo ayudan a disminuir el riesgo de infarto en un 15%.
Cáncer
Se han identificado más de 70 sustancias en el humo de tabaco que causan cáncer.
El consumo de tabaco es la principal causa evitable de cáncer en todo el mundo. Es factor de riesgo en 14 tipos de cáncer. A nivel mundial, es responsable del 20% de las muertes de cáncer y del 70% de las muertes por cáncer de pulmón.
En las mujeres, uno de cada diez tumores corresponde a un cáncer de pulmón y la tasa de mortalidad por este cáncer se duplicó en todo el mundo en los últimos 15 años, superando en varios países al cáncer de mama.
En Argentina, de todas las muertes anuales por tabaquismo, más de 14.000 son debidas a algún cáncer (8.550 a cáncer de pulmón y el resto a otros cánceres).
El riesgo de cáncer depende de la duración del consumo (a menor edad de inicio, mayor riesgo), del número de cigarrillos que se consumen por día, del tipo de cigarrillos que se fuman y de los años que hace que se dejó de fumar.
Al dejar de fumar, el riesgo de cáncer disminuye constantemente cada año, a medida que las células anormales son reemplazadas por células normales. Si bien el riesgo disminuye, la evidencia muestra que nunca vuelve a ser igual al de una persona no fumadora.
Además de cáncer de pulmón, el consumo de tabaco aumenta el riesgo de cáncer de bronquios, colon y recto, esófago, estómago, hígado, laringe, orofaringe (garganta, lengua, paladar, amígdalas), páncreas, piel, riñones y uréter, sangre (leucemia mieloide aguda), tráquea y vejiga.
El consumo de cigarros, a pesar de que no se traga el humo, también se asocia con mayor riesgo de cáncer, principalmente de pulmón, cavidad oral, laringe, esófago y páncreas.
Enfermedad pulmonar
El humo del tabaco afecta particularmente a los pulmones, que es por donde ingresa el humo. Además, genera lesiones en todos los niveles del aparato respiratorio:
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Aumento de las secreciones en la tráquea y los bronquios; tos crónica; expectoración, sobre todo, por las mañanas; mayor riesgo de infecciones por virus y bacterias; bronquitis crónica.
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Destrucción de los alvéolos (enfisema) con disminución del paso del aire.
El consumo de tabaco daña el pulmón desde que se empieza a fumar. En adolescentes que fuman, ya se puede ver obstrucción leve de la vía aérea y una disminución del crecimiento de la función pulmonar. Las mujeres parecen ser más susceptibles a esto que los hombres. También se asocia con un menor rendimiento deportivo ya que los pulmones tienen menor capacidad.
Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)
La EPOC es una enfermedad respiratoria crónica, prevenible y tratable que dificulta la respiración y se produce por la inhalación de alguna sustancia tóxica, generalmente el tabaco, desarrollando obstrucción de las vías aéreas, causada por la inflamación y el exceso de mucosidad. También es conocida como Bronquitis Crónica o Enfisema Pulmonar.
El 90% de los casos se deben al tabaquismo y uno de cada cuatro personas fumadoras la desarrolla. Dejar de fumar disminuye el riesgo.
La prevalencia de EPOC en Argentina es del 14,5% en población mayor de 40 años, afectando cerca de 2.300.000 personas.
La mejor manera de prevenir la EPOC es no comenzar a fumar o dejar de fumar, así como evitar la contaminación dentro del hogar, la inhalación de polvo, vapores químicos y la exposición al humo del tabaco ajeno.
Salud reproductiva
En las mujeres
La nicotina disminuye los estrógenos que son una hormona esencial para el funcionamiento de los ovarios.
Esto lleva a:
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Alteraciones del ciclo menstrual: Tensión premenstrual, menstruaciones muy dolorosas, ciclos irregulares o falta de menstruación.
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Alteraciones en la fecundidad: Las personas fumadoras tienen menor fertilidad y más problemas para quedar embarazadas (las fumadoras tardan el doble de tiempo que las no fumadoras en quedarse embarazadas); también tienen menos probabilidades de quedar embarazadas cuando hacen tratamientos de fecundación in vitro.
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Alteraciones durante el embarazo: Las personas gestantes tienen mayor riesgo de abortos, partos prematuros, desprendimientos de placenta y placenta previa que las no fumadoras.
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Alteraciones en la menopausia: Las personas fumadoras suelen tener la menopausia 2-3 años antes que las no fumadoras.
En los hombres
El cigarrillo provoca disminución de la densidad y la velocidad del esperma (disminuye la motilidad en un 50%) lo que se asocia con una disminución de hasta un 75% en la fertilidad. Fumar daña las arterias que irrigan al pene pudiendo ser causa de impotencia. En los fumadores de más de un paquete de 20 cigarrillos por día el riesgo de impotencia es 40% mayor que entre los no fumadores.
Daños en la piel
La piel sufre las consecuencias del tabaquismo, no sólo con enfermedades graves como el cáncer, sino también con aquéllas que afectan su estética generando arrugas prematuras, cabello reseco y piel seca. El tabaco lesiona la piel de todo el cuerpo, pero se manifiesta más en la cara, porque se suman los efectos de los rayos UV. El tabaquismo provoca un envejecimiento prematuro en la piel que es más evidente en las mujeres.
Las arrugas de las personas fumadoras son más estrechas, profundas y con contornos mejor marcados que las de las que no fuman. Las personas fumadoras de 40 a 49 años tienen una probabilidad de arrugas idéntica a la de los no fumadores de 60 o 70.
El humo del tabaco disminuye la oxigenación de los tejidos afectando la nutrición de la piel. El consumo de tabaco provoca deshidratación de la piel que aparece áspera, quebradiza e inflexible. A esto se suma la poca oxigenación de las células, que hace que el cutis parezca grisáceo y apagado. Esto se debe a que la nicotina disminuye la circulación y el monóxido de carbono disminuye la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos periféricos. El cabello también pierde luminosidad y se vuelve quebradizo. También aumenta la porosidad del cabello y éste fija el olor característico a cigarrillo.
Alteración de la cicatrización: las personas fumadoras de un atado de 20 cigarrillos por día tienen tres veces más probabilidad de sufrir necrosis de una herida postquirúrgica que las que no fuman. Por esto, se recomienda que una semana antes y una después de un acto quirúrgico no se fume.
Cáncer de piel: El consumo de tabaco duplica el riesgo de tener un carcinoma de células escamosas.
Problemas en la boca causados por el tabaquismo:
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Manchas en los dientes: (color pardo o amarronado) debido a la acción de la nicotina y el alquitrán. El tabaco favorece la aparición de sarro.
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Caries: El tabaquismo aumenta el riesgo de caries en el adulto y disminuye el flujo de saliva.
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Mal aliento: causado por modificaciones en la cantidad y calidad de la saliva sobre la flora microbiana bucal; empeora con la enfermedad periodontal.
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Enfermedad periodontal: enfermedad crónica y progresiva que ocasiona la pérdida de los dientes. La encía recibe menos sangre y oxígeno y disminuye los mecanismos de defensa frente a las bacterias de la placa bacteriana, que se vuelven más agresivas y destruyen de manera más activa los tejidos que sostienen los dientes.
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Palatinitis nicotínica: mancha blanca en el paladar blando y parte posterior de paladar duro, con pequeños puntos rojos. Se observa más en personas que fuman pipa. Esta lesión es reversible al suprimir el tabaco.
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Leucoplasias: mancha blanquecina que no se desprende al raspado. Aparece en cualquier zona de la mucosa bucal. Es una lesión pre-maligna.
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Cáncer de la cavidad oral: El riesgo de desarrollar un cáncer de cavidad oral en una persona fumadora es 6 veces mayor al de un/a no fumador/a. Generalmente aparece en el piso de la boca, la lengua, el labio y las glándulas salivales. Todos los productos del tabaco (cigarrillos, tabaco de mascar, pipa, pipa de agua, puros), contienen productos tóxicos, carcinógenos y nicotina.
El tabaco es responsable del 50% del cáncer de la cavidad oral, 70% del cáncer de laringe y 50% del cáncer de esófago.
Diabetes
El consumo de tabaco es un factor de riesgo para la diabetes tipo 2. Las personas fumadoras tienen un 30-40% más de riesgo de tener diabetes tipo 2 y el riesgo es dosis dependiente (son peores cuanto más se fuma). La exposición al humo de tabaco ajeno también se asocia con mayor riesgo de diabetes tipo 2. Las personas con diabetes que fuman tienen mayor riesgo de tener complicaciones (enfermedad cardíaca, enfermedad renal, úlceras, retinopatía, neuropatía periférica) y a su vez de mayor gravedad que las que no fuman. Las personas con diabetes que dejan de fumar controlan mejor su diabetes.
Tuberculosis
El tabaco aumenta sustancialmente el riesgo de sufrir tuberculosis y de morir por esa causa. Es un factor de riesgo para esta enfermedad, independiente del consumo del alcohol y de otros factores de riesgo socioeconómicos. Multiplica por más de 2,5 el riesgo de tuberculosis y duplica el riesgo de tuberculosis recurrente. Este riesgo es mayor cuanto más tabaco se fuma.
Tabaco y salud ocular
Las cataratas son la principal causa de ceguera en el mundo. Las personas que fuman tienen un 60% más de riesgo de tener cataratas que las que no fuman. Se estima que el 20% de todas las cataratas están relacionadas con el consumo de tabaco.
Tabaco y sistema osteoarticular
Las personas fumadoras jóvenes tienen mayor riesgo de sufrir fracturas y esguinces de tobillo que las no fumadoras. En las mujeres fumadoras es frecuente la osteoporosis que aumenta el riesgo de fractura de cadera en un 17% a los 60 años y en un 41% a los 70 años. Estos efectos se revierten si la mujer deja de fumar antes de la menopausia.