Patrimonio cultural
El conjunto de bienes materiales que actualmente posee el área protegida se corresponde con las estancias Santa Teresa y Santa María, las cuales son testimonio de las actividades agrícola ganaderas de la región desde principios del siglo XX. Estas unidades de producción estaban conformadas por una serie de construcciones entre las que destacan los cascos principales, varios puestos y las estructuras asociadas a las actividades agroganaderas, como molinos, baños de ganado, corrales, tajamares, entre otras. Todo el conjunto forma parte de un paisaje construido, en tanto posee una composición de arquitectura compuesta por el jardín que incluye especies ornamentales (muchas exóticas), un trazado y elementos decorativos.
Varias de las construcciones de este conjunto fueron refuncionalizadas por la APN como instalaciones administrativas y para la atención de los visitantes. Entre los años 2004 y 2008, en el marco de la puesta en valor de las construcciones históricas se ha recuperado parte de la historia oral asociada a la vida cotidiana en las estancias a través de la memoria de los extrabajadores. Hoy podemos conocer estas historias recorriendo el sendero de interpretación Tape Porá.
Las investigaciones arqueológicas realizadas en el área protegida por el momento no arrojaron resultados positivos respecto de la presencia de materiales de la ocupación prehispánica y colonial. Las investigaciones históricas señalan que las ocupaciones coloniales se presentan en la zona para principios del siglo XVIII. A fines de ese siglo, se produce el avecinamiento espontaneo en torno a una capilla dedicada al culto de San Antonio de Padua, que da origen a la actual ciudad de Mburucuyá.