Patrimonio cultural
El patrimonio cultural del Parque Nacional Lanín está conformado por una diversidad de bienes materiales que se desarrollan en un mismo territorio, resultado de acciones y relaciones sociales que han ido modelando los paisajes y lugares previamente a la creación del área protegida, y en la actualidad constituye el escenario donde se desarrollan distintas prácticas sociales que le dan una impronta particular al parque.
Los bienes materiales del Parque refleja diversos momentos del poblamiento de la región ocurridos durante los últimos miles de años. Cuenta con un variado conjunto de sitios que poseen “alto valor patrimonial” ya que reflejan una época, estilos de vida y/o prácticas culturales singulares. El patrimonio de los últimos siglos fue protagonista y testigo de diferentes procesos históricos que han dejado manifestaciones materiales e inmateriales, las cuales han perdurado en el tiempo.
La historicidad regional y local es destacable, encontrándose diferentes manifestaciones como, por ejemplo un amplio y variado conjunto de construcciones arquitectónicas que a priori podrían identificarse como poseedoras de “valor” por diferentes atributos; las sendas y huellas que son exponentes de los hechos y procesos históricos, producto de sucesos relevantes relacionados con modelos de desarrollo y ocupación. Son vías de circulación que constituyen la materialidad de los conocimientos espaciales, hablan de su movilidad, de la territorialidad en el pasado y en el presente. Algunas de las sendas históricas utilizadas por los pueblos mapuches son descritas desde el siglo XVI por los jesuitas e incluso viajeros y naturalistas del siglo XIX.
Las prácticas culturales en el Parque se presentan en expresiones, representaciones y conocimientos que traducen percepciones sociales y visiones del mundo. Estas comprenden una diversidad de manifestaciones como las técnicas de construcción natural con caña y adobe, el piñoneo, las comidas tradicionales (como la chicha y las elaboradas con piñones), la trashumancia, la recolección, el cultivo y/o uso de plantas medicinales y comestibles, las artesanías, la usanza y manejos del espacio rural como el uso del buey, los elementos de trabajo como la haya, los cuentos y leyendas, entre otras.
En el Parque aún residen pobladores protagonistas de la historia que mantienen y tratan de transmitir las prácticas y creencias, para lo cual los relatos orales de los mismos resultan clave.
La cosmovisión del Pueblo Mapuche integra las prácticas, los sitios de valor especial, la historia, y las materializaciones de la cultura mapuche.
El conocimiento del Pueblo Mapuche se remonta a años de observación y relación con la naturaleza. Este conocimiento determina que no existen en el ambiente elementos vivos y no vivos. Se comprende que todos los elementos naturales son un newen (fuerza); cada uno de ellos tiene vida, son diferentes entre sí y cumplen un rol determinado. Dentro de esta explicación, el ce (persona) es un elemento más, que debe interactuar con pu newen (todas las fuerzas). Todos ellos responden al az mapu (un ordenamiento de la naturaleza), y conforman un todo que es el wajmapu (territorio). El ce es el responsable de mantener el equilibrio, lo cual no lo hace superior ni inferior al resto. En su comportamiento debe conservar la armonía con el entorno del cual es parte y no dominante.
Los trabajos que se realizan en el área protegida son en el marco de conservar y poner en valor sitios de valor especial y su entorno, expresiones, prácticas, representaciones y conocimientos del Parque Nacional Lanín que presenten un significado histórico, social o filosófico relacionado con la identidad del parque. Respetar la cultura mapuche contribuyendo al fortalecimiento de la misma (su organización, prácticas, lengua y filosofía), al reconocimiento de sus derechos y a la difusión de los conocimientos que defina este pueblo como importantes para dar a conocer.
Desde el Parque Nacional se considera que el abordaje de las distintas temáticas vinculadas al patrimonio cultural, deben ser trabajadas tanto por el Pueblo Mapuche como por los distintos sectores sociales involucrados con el parque nacional de modo de respetar las diferencias que son las que caracterizan la riqueza cultural del área protegida, y ejercer prácticas de interculturalidad como punto de construcción para la conservación del patrimonio cultural.