Tras 12 años de sequía, estudian la cuenca hídrica del río Colorado
Una fuerte disminución del caudal afecta a la producción agrícola bajo riego en cinco provincias de la Argentina. Un estudio del INA, el INTA y la CONAE con imágenes satelitales y estaciones de medición en el terreno busca generar información para la gestión sostenible del agua.
Un estudio reciente, realizado por investigadoras de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), el Instituto Nacional del Agua (INA) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), advirtió que, tras 12 años de sequía, el río Colorado, clave para desarrollo agrícola y el consumo de cinco provincias argentinas, registró una caída de hasta 60% en la oferta hídrica. Los trabajos ahora se concentran en conocer la hidrología de la cuenca alta para planificar los usos y el aprovechamiento que se le da al agua y desarrollar políticas públicas.
“La nieve que se acumula durante el otoño y el invierno en la cuenca alta del río Colorado es la fuente de abastecimiento del agua para toda esta cuenca, que comparten Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires”, explicó Carolina Aumassanne, del Centro Regional La Pampa - San Luis de la Agencia del Extensión Rural del INTA 25 de Mayo, localizada en la provincia de La Pampa. La agricultura representa el principal uso de este recurso. En toda la cuenca, el 98% del consumo de agua es para los cultivos irrigados. El mayor desarrollo de agricultura bajo riego se ubica en el valle bonaerense del río Colorado, con una extensión de 78.000 hectáreas, seguido por la provincia de La Pampa, con 12.000 hectáreas.
“Es clave generar información calificada para conocer cuánto nieva, cuándo empieza el deshielo y qué volumen de agua vamos a tener durante el año”, afirmó Ana Paula Salcedo, investigadora del Centro Regional Andino del Instituto Nacional del Agua (INA), ubicado en la provincia de Mendoza.
Un nuevo caudal
El INTA comenzó a trabajar en esta temática en 2013, atendiendo las demandas del territorio y con el objetivo de generar conocimiento sobre la hidrología en toda la cuenca. En 2021 realizaron las primeras líneas de investigación en cooperación con el INA.
“Avanzamos en la actualización de bases de datos de precipitaciones y del caudal del río, y evaluamos sus variaciones anuales e interanuales con información de estaciones meteorológicas e hidrológicas. Además empezamos a usar datos satelitales ópticos y de radar para estimar algunos parámetros de la cobertura de nieve en la cuenca alta del río”, dijo Salcedo.
Con el objetivo de desarrollar las líneas de trabajo con información satelital, también convocaron a la CONAE, interesados en sumar datos que provee el radar de los satélites argentinos SAOCOM.
Romina Solorza, profesional de la Gerencia de Observación de la Tierra de la CONAE, informó: “Aportamos a este convenio todas las bases de datos satelitales que tiene la CONAE, con un fuerte énfasis en los datos de la constelación SAOCOM 1, para analizar variables que asistan al monitoreo de la cuenca, como el equivalente en agua de nieve y el momento en el cual la nieve empieza a fusionarse”.
“Ya pudimos reconstruir escenarios de información histórica, con resultados muy interesantes. Por ejemplo, con datos ópticos, hallamos que desde 2010 la cuenca del río Colorado tiene un nuevo caudal, más bajo respecto del promedio histórico. Ante la situación de sequía que experimentan los Andes áridos, existe una nueva base sobre la que se tienen que valer los usuarios del agua”, indicó. “Es importante conocer esta situación para después saber con qué caudal vamos a contar y generar un manejo sustentable con ese nuevo nivel de agua”, añadió.
El río Colorado posee, según el promedio histórico, un derrame anual (cantidad de agua) de 4.400 hectómetros cúbicos (Hm3), medido en la primera estación de aforo, denominada Buta Ranquil, en la provincia de Neuquén. No obstante, en los últimos 12 años se registraron derrames por debajo del promedio, de entre 1.600 y 3.600 Hm3. Los últimos años presentaron un descenso entre 40 y un 60%. A la caída de la oferta hídrica, se suma el crecimiento de la producción agrícola y de la población en toda la cuenca, que representa una mayor demanda de agua.
Información más precisa
Sofía Teverovsky, quien también es investigadora de la Gerencia de Observación de la Tierra de la agencia espacial argentina, destacó la importancia de los datos satelitales para el estudio de la cuenca, debido a que, a diferencia de las estaciones de medición ubicadas en el terreno, los satélites permiten obtener información pixel a pixel de todo el área de estudio, para medir diferentes parámetros de la nieve y del caudal del río, y generar estadísticas.
“Con la información del radar del SAOCOM podemos confeccionar mapas de nieve con una resolución espacial de 10 metros, lo cual representa una mejora respecto del sensor MODIS, a bordo de los satélites Terra, que cuenta con una resolución de 500 metros, e incluso en comparación con los sensores ópticos de las misiones Landsat (30 metros) y Sentinel-2 (20 metros), y el radar del Sentinel-1 (20 metros)”, detalló. Además el radar de los satélites SAOCOM interactúa con la superficie de la Tierra de tal modo que permite obtener parámetros de utilidad como el equivalente de nieve en agua.
“Desde el INTA veníamos trabajando con imágenes satelitales del sensor MODIS, que nos permitía conocer el estado de la nieve cada ocho días, con un píxel de 500 metros. La información provista por la CONAE nos brinda una resolución espacial y temporal mucho más alta, con píxeles de mayor detalle, que nos permite generar información objetiva y calificada casi en tiempo real”, apuntó Aumassanne.
La información satelital se corrobora con los datos de las estaciones meteorológicas, de caudal y nivológicas, ubicadas en la alta montaña (a más de 2500 metros de altura). Pero la ventaja de los satélites radica en que, mientras cada estación arroja datos de un sitio puntual (hay solo cuatro estaciones nivológicas distribuidas en una cuenca de 13.900 km2), la imagen radar del SAOCOM permite cubrir todo el área y determinar, pixel a pixel, dónde comienza el proceso de fusión de la nieve.
“Los datos de los SAOCOM nos brindan información sobre el contenido de humedad en el pack de nieve en los meses de primavera, para conocer la fecha en la que comienza el proceso de fusión y, a partir de esos datos, inferir el momento en el cual el agua va a estar disponible en los ríos”, señaló Salcedo.
Más conocimiento
Actualmente, los trabajos se concentran en el diseño de modelos matemáticos y tecnologías de aprendizaje automático para integrar la información que brindan los satélites y las estaciones en pos de estimar los caudales. Para ello cuentan con la colaboración de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Edimburgo, Escocia. A futuro también planean incorporar el estudio de escenarios de cambio climático y el impacto en la hidrología regional.
“La articulación entre las tres instituciones tiene un potencial enorme para responder a una demanda local concreta, para generar nuevos conocimientos e información actualizada de la oferta hídrica en la cuenca del río Colorado. Esta información es vital para la planificación, la gestión y el desarrollo de esas regiones, que a la vez sirvan de modelo para otras cuencas”, dijo Aumassanne.
“La situación de la cuenca del río Colorado es muy similar a todas las cuencas que tienen su naciente en el centro oeste de nuestro país, donde la posibilidad de desarrollo de estas regiones depende de la disponibilidad de agua que fluye por los ríos y de la nieve que se acumula cada invierno”, consideró Salcedo. “Entonces estos estudios son sumamente importantes para el desarrollo socioeconómico de la región”, finalizó.