SAOCOM: beneficios para estudios del hielo en la Antártida
Recientemente el radar SAR del satélite argentino logró captar el desprendimiento de un enorme témpano, que hubiera sido casi imposible registrar con sensores ópticos. El radar permitió tomar imágenes en condiciones meteorológicas adversas como las de la Antártida, con pocas horas de luz o muchas nubes. También estudian la penetración de la banda L del SAOCOM en la nieve.
El satélite argentino de observación de la Tierra SAOCOM 1A de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) en el ámbito del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, registró el desprendimiento de un enorme témpano de unos 1270 km cuadrados de la Barrera de Hielo Brunt, localizada en el sur del Mar de Weddell. Las imágenes fueron captadas por el Radar de Apertura Sintética (SAR) en banda L durante los últimos días de febrero y los primeros de marzo, y fueron utilizadas por el Instituto Antártico Argentino (IAA) en el estudio de las barreras de hielo en la Antártida.
Desde el IAA aseguraron que el desarrollo y la puesta en órbita de los satélites argentinos SAOCOM representan un beneficio para el instituto porque les permite acceder a las imágenes de manera directa, generadas en el país, algo que no sucede con imágenes de agencias espaciales del exterior.
El video muestra el seguimiento realizado junto al IAA con el satélite argentino SAOCOM 1A de la CONAE, sobre el desprendimiento de un témpano de la Barrera de Hielo Brunt en la Antártida.
Efectos en la navegación y la fauna
Sebastián Marinsek, Jefe del Departamento de Glaciología del IAA, explicó que el desprendimiento de los hielos es un proceso natural que responde a la dinámica de los glaciares, aunque advirtió que el fenómeno observado en la Península Antártica se destaca por su tamaño. “Si bien son témpanos ubicados en una zona donde la actividad humana es muy reducida, es necesario monitorearlos constantemente porque las barreras de hielo, con 50 metros de altura y otros tantos de profundidad, pueden afectar la navegación de las embarcaciones durante las campañas a las bases antárticas”, señaló.
El desplazamiento de los cuerpos de hielo también puede afectar la vida de la fauna local. “Hace cuatro años registramos otro desprendimiento de un tempano de casi 6.000 km cuadrados, que estuvo frente a las costas de las Islas Georgias a fines de 2020. Si encallaba, elefantes y lobos marinos, pingüinos y otros animales podían encontrarse con una barrera de 150 km de largo y 300 metros de espesor para acceder a su alimentación en el mar”, indicó.
La mirada del SAOCOM
Para realizar el monitoreo de los témpanos, los profesionales del IAA comenzaron a utilizar imágenes generadas por los satélites SAOCOM, cuyo instrumento radar aporta importantes ventajas a la hora de adquirir imágenes en una región tan austral y remota, con un clima extremo. En este sentido, Marinsek informó: “A diferencia de los sensores ópticos, el radar del SAOCOM atraviesa las nubes y permite obtener información en la oscuridad, lo cual es muy útil en la Antártida porque la región posee pocas horas de luz y la mayor parte del tiempo está nublado. Incluso en verano, cuando hay más sol, casi siempre hay nubes”.
Las imágenes SAR del radar banda L del SAOCOM 1A de la CONAE, del 18 de febrero de 2021 (izquierda) y 2 de marzo de 2021 (derecha) muestran el antes y el después del desprendimiento del témpano, en ese paisaje de hielo (en tonos celestes/grisados) y de mar (en tonos azules/negros).
“Actualmente usamos imágenes satelitales para identificar los glaciares y ver cómo se desplazan los cuerpos de hielo día a día. Podemos calcular el desplazamiento y la velocidad del movimiento, así como medir el tipo de hielo de la superficie, para determinar zonas de nieve y hielo, y evaluar el comportamiento del glaciar en el año”, apuntó. “Además estamos estudiando la penetración de la banda L del SAOCOM en la nieve. Para esto es necesario validar datos en las campañas que realizan a la Antártida sobre la densidad de la nieve”, añadió el especialista del IAA.
Hacia delante, evalúan utilizar las imágenes del SAOCOM para realizar mapas con modelos digitales de elevación, que permiten conocer la altura de los glaciares. Próximamente planean generar un nuevo y más preciso inventario de glaciares en la Isla Vega, ubicada en la Península Antártica, donde los investigadores viajan cada año para llevar a cabo trabajos de campo. “La idea es luego continuar aplicando el método de trabajo en otras islas y con otros glaciares”, adelantó Marinsek.-