Nuevo ciclo de maestría del Instituto Gulich recibe a estudiantes del país y la región
Ante el inicio del ciclo lectivo 2022 entrevistamos a cuatro ingresantes de la Maestría en Aplicaciones de Información Espacial, para conocer sus historias, trabajos y expectativas.
Con la presencia de 18 estudiantes provenientes de siete provincias de la Argentina y de otros cuatro países de América Latina a principios de febrero comenzó un nuevo ciclo lectivo de la Maestría en Aplicaciones de Información Espacial (MAIE), del Instituto de Altos Estudios Espaciales “Mario Gulich” de la CONAE/UNC.
A lo largo de dos años, recibirán capacitación técnica y científica para desarrollar proyectos que abarcan la gestión de recursos agrícolas y forestales, meteorología y oceanografía, emergencias ambientales, monitoreo y gestión ambiental, cartografía y estudios geológicos y de salud humana, entre otras áreas de aplicación de la información satelital.
Este posgrado es realizado en conjunto con la Facultad de Matemática Astronomía, Física y Computación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y se cursa en el Centro Espacial Teófilo Tabanera de la CONAE, ubicado en Falda del Cañete, provincia de Córdoba. Se trata de una formación única en el país, debido a que los alumnos acceden a una beca completa de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y, además, los estudiantes argentinos de 35 años o menos pasan un período de seis meses en Italia como parte de su formación, a partir de un convenio generado con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de dicho país (MAECI).
Una oportunidad única
Los estudiantes que llegaron este año al Instituto Gulich provienen de distintas provincias argentinas, como Córdoba, Buenos Aires, Misiones, Catamarca, Mendoza, Salta y La Pampa, y de otros países de la región, como Colombia, El Salvador, Perú y Uruguay. Se destaca la variedad de disciplinas que abarcan sus formaciones de grado y actividades tanto académicas como profesionales, que a la vez serán la base para avanzar en sus trabajos durante los dos años de la MAIE.
Con 28 años de edad, Ana Mirian Villalobos llegó a la Argentina desde El Salvador, luego de estudiar Geofísica en la Universidad de El Salvador. Allí trabajó en el Observatorio de Amenazas y Recursos Naturales del Ministerio de Medio Ambiente, como técnica en sensores remotos. “En mi país estamos expuestos a amenazas de todo tipo. Tenemos la temporada de huracanes, de junio a noviembre, que genera inundaciones y deslizamientos. También tenemos actividad volcánica, debido a nuestra ubicación geográfica”, explicó. Actualmente busca especializarse en el área de la teledetección para la gestión de esas catástrofes naturales.
“Considero que la CONAE es una de las mejores agencias espaciales de América latina. La MAIE me brinda la posibilidad de acceder a una carrera específica que no tenemos en mi país, y con una beca completa. Estoy muy emocionada por poder estudiar en un lugar como éste, que tiene mucha trascendencia y conocimiento, y también por conocer los trabajos de los compañeros y compañeras de otros países. Es un sueño cumplido”, dijo Villalobos. Además destacó que se sintió muy bien recibida en la Argentina: “Desde que llegué al aeropuerto encontré gente que me ayudó y orientó. Córdoba es una ciudad muy bonita. Creo que en estas pocas semanas que llevo aquí, ya me adapté”.
Proveniente de Uruguay, Germán Taveira tiene 32 años de edad y cruzó por primera vez el Río de la Plata para cursar la MAIE en el Instituto Gulich, luego de recibir el título de licenciado en Gestión Ambiental de la Universidad de la República. “En la carrera me acerqué a la información espacial. También trabajé como docente e investigador abordando temas vinculados con calidad de agua, ocupación costera, gestión y ordenamiento territorial de cuencas hidrográficas”, comentó. Los próximos dos años estará dedicado full time a cursar la MAIE. Allí apuesta a seguir adquiriendo conocimientos sobre los temas que viene desarrollando en el ámbito académico en su país.
“En Uruguay no existe una oferta de posgrado que me permita continuar el camino de conocimiento en el ámbito espacial. Por eso me interesó el programa de formación de la MAIE. La beca económica también es muy importante, porque de otro modo no hubiera podido aprovechar esta oportunidad”, señaló. Ya instalado en la capital de Córdoba, pudo adaptarse al ritmo de la ciudad: “Me siento muy cómodo. Por ahora la experiencia es genial”.
Más formación académica
Axel Elseser tiene 26 años. De origen entrerriano, vivió desde los siete años en la provincia de Buenos Aires, donde realizó la Licenciatura en Gestión Ambiental Urbana de la Universidad Nacional de Lanús. Allí participó de investigaciones académicas relacionadas con el riesgo hídrico en la cuenca del Río de la Plata y, en el ámbito privado, se desempeñó como consultor ambiental.
“Dentro de la maestría me interesa trabajar con humedales, cuantificando la capacidad que tienen para retener agua ante eventos de lluvia o sudestadas, con el objetivo de gestionar esas zonas para protegerlas y aprovechar los servicios que brindan. Es una temática pendiente en la Argentina”, consideró.
“Elegí el Gulich porque es una referencia en investigación, formación y trabajo en el área geoespacial, tanto en la Argentina como en todo Latinoamérica. Además de tener un gran nivel académico, la MAIE me interesó por la forma de cursada intensiva, de dedicación exclusiva, y por la posibilidad de estar en contacto con profesionales de diferentes ámbitos. Es una experiencia muy enriquecedora. Estoy muy agradecido por la oportunidad de formarme, seguir creciendo y de poder aportar al desarrollo del país y de la región”, afirmó.
Giselle Bertola nació en Córdoba y, tras vivir varios años en España, a sus 18 volvió a la Argentina, donde trabajó en el área de Gestión de Permisos de una empresa minera. Vive hace más de 15 años en Mendoza con su familia (tiene dos hijos de 17 y 24) y estudió la Licenciatura en Gestión Ambiental de la Universidad de Congreso de Mendoza. Hoy, con 51 años de edad, celebra que el Instituto Gulich haya sacado el límite de edad para formarse, que antes era de 35 años. “Nunca es tarde para estudiar”, aseguró.
“Cuando empecé a introducirme en los Sistemas de Información Geográfica (SIG) y la teledetección, me encantó y quise especializarme en el uso de estas herramientas. Quiero formarme en todo el abanico de aplicaciones que generan las imágenes satelitales para evaluar el impacto de la actividad minera en diferentes áreas y diseñar estrategias de recuperación para zonas que ya no producen, sobre aspectos como calidad de agua y rehabilitación”, explicó.