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Ivonne Bordelois: “El impacto de las redes y la aceleración del mundo electrónico han impartido un nuevo ritmo a la palabra”

La reconocida poeta y ensayista argentina, y como parte de los Encuentros Magistrales de la nueva edición del Festival Poesía Ya!, estará presente el jueves 9 de febrero a las 19 h, en el Centro Cultural Borges. En esta nota, y entre otros temas, nos adelanta sobre los caminos de la poesía argentina contemporánea, el impacto de las redes sociales y las complejidades de todo aquello que hace que un texto sea poesía.

Entre los Encuentros Magistrales que se desarrollan en la 3.ª edición del Festival de Poesía ya! –que se realiza hasta el 12 de febrero y en cuatro sedes a la vez: el Centro Cultural Kirchner, Centro Cultural Borges, Casa Patria Grande, y Museo Histórico Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo–, la escritora Ivonne Bordelois se presentará el jueves 9 de febrero a las 19 h, en el Auditorio Williams del Centro Cultural Borges.

En este caso, el objetivo de Bordelois es abrir el debate sobre distintos ejes temáticos del encuentro. Entre ellos: ¿cómo saber que un texto es poesía?, ¿cuáles son los caminos actuales de la poética contemporánea?, ¿existen riesgos a la hora de leer y crear en el mundo mediático y tecnológico?

Ivonne Bordelois es poeta y ensayista. Se doctoró en Lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts con Noam Chomsky y ocupó una cátedra en la Universidad de Utrecht (Holanda). Recibió la beca Guggenheim en 1983. Ha escrito varios libros, entre ellos: El alegre Apocalipsis (1995), Correspondencia Pizarnik (1998) y Un triángulo crucial: Borges, Lugones y Güiraldes (1999, Segundo Premio Municipal de Ensayo 2003), La palabra amenazada (2003), Etimología de las pasiones (2005). Ganó el Premio Nación-Sudamericana 2005 con su ensayo El país que nos habla.

A continuación, conversamos con la autora, quien nos adelanta algunas cuestiones que expondrá en el encuentro magistral de esta 3.ª edición del Festival de Poesía ya!

La escritora Ivonne Bordelois. Foto: Página/12.

-Su participación en este nuevo Festival de Poesía Ya! tiene que ver con "¿Cómo saber que esto es poesía?". ¿Qué podría decir al respecto?

-La necesidad de saber si algo es lo que pretende ser se nos vuelve más urgente en un mundo de estafas permanentes. Y atrás de la pregunta: ¿es esto un verdadero poema? aparece la pregunta: ¿seré yo un auténtico poeta? Ante esta incertidumbre es bueno explorar las pautas que nos ofrecen la lectura, la experiencia y nuestra propia capacidad de asombro.

En realidad, es más fácil reconocer que definir la poesía, recordarla antes que establecerla. Como dice un amigo mío: “Si me sacude el alma, es poesía; si no me mueve nada, es un verso más”. La poesía es experiencia que sobreviene y experiencia que se trabaja, algo que se recibe y se elabora al mismo tiempo, algo que convive con la soledad y también se comparte. Algo que físicamente nos impacta, nos conmueve y nos transforma. Antes que criterios que podamos debatir, nos persuaden los ejemplos que nos identifican con el mundo de la otra realidad que interrogamos y deseamos, el mundo del otro lenguaje que nos despliega y nos libera. “Explicar con palabras de este mundo/ que partió de mí un barco, llevándome”: así Alejandra Pizarnik nos transporta al mundo del verdadero poema.

-El Festival Poesía Ya! excede lo puramente literario, es decir, hay actividades en las que intervienen otras artes. ¿Lo poético, entonces, va más allá de la poesía? ¿Cuándo podemos decir que hay efectivamente poesía?

-Es cierto, la palabra no es el único instrumento de la poesía. Como decía Walter Pater, “todas las artes aspiran a la música”, donde forma y fondo no pueden distinguirse. Hay poesía siempre que –a través de imágenes o sonidos u otro tipo de percepciones– nos asomamos a un mundo distinto cuya realidad es más convincente y arrebatadora que la que nos impone la vida cotidiana. El hecho de que la cultura contemporánea tiende a barrer las fronteras entre espacios antes considerados autónomos y exclusivos, sumado a la emergencia del mundo audiovisual, conduce a un nuevo formato de poesía, con mayor difusión, alcance y distintas características de las que imperaban en el siglo XX. Pero lo que subyace a todas estas confluencias sigue siendo poesía, en tanto guarde la posibilidad de transformar el mundo llamado real en el mundo profético de la imaginación y del deseo y la visión del futuro.

-¿Cómo ve el panorama actual de la poesía? ¿Existe cierta tendencia de escritura y/o lectura en particular?

-No hay un solo panorama, sino una pluralidad de panoramas poéticos en la actualidad. El impacto de las redes y la aceleración del mundo electrónico han impartido un nuevo ritmo a la palabra. Donde más visible son las transformaciones es en el lenguaje de las canciones populares y en el universo mediático, en el cual la palabra quiere adaptarse a la velocidad de la imagen fotográfica. La mezcla de idiomas acaso no sea el rasgo más decisivo, pero es uno de los más notables y típicos de nuestra actualidad. En otro nivel, el Premio Nobel a Bob Dylan significa una vuelta de tuerca inesperada y una transformación sin retorno en el paisaje de las poéticas clásicas.

-¿En ese sentido es que se abordará la “nueva identificación de los poetas”, como uno de los ejes del Encuentro Magistral?

-Pienso que el mundo electrónico y las nuevas tecnologías desencadenaron un nuevo tipo de lenguaje que desplaza a muchos de los valores propios de las poéticas anteriores. La fragmentación y la celeridad de los nuevos contenidos imponen transformaciones que están en curso y no afectan solamente a las técnicas de la comunicación verbal, sino a su orientación tradicional más profunda. Por ejemplo, las redes invitan a una cierta transparencia que a veces bordea el exhibicionismo o la promiscuidad, aunque otras veces produce estallidos de nuevas e interesantes vivencias. Parecería que, en este momento, los poetas son más proclives a trabajar el ritmo y la energía del mensaje verbal, antes que el potencial de sus significados profundos. Aparece también el sesgo narrativo, que se aparta del lirismo clásico, dando lugar asimismo a la intensificación de lo coloquial y la apertura a los temas referentes a la dinámica de la nueva visión de la sexualidad, motivada en gran medida por el advenimiento torrencial del nuevo feminismo.

-¿Y en relación con otro de los ejes del Encuentro, sobre los riesgos de la poesía en el mundo mediático y tecnológico, existe cierta amenaza o condicionamientos al respecto?

-Es indudable que existen ciertas instancias amenazantes que proscriben la vida interior, la integridad de la palabra, la precepción de lo sagrado en el lenguaje. Entre otras cosas, parece advertirse una fuerte tensión entre imagen y palabra, como si el mundo verbal y el mundo físico se disputaran la escena universal de la atención literaria y mediática.

-Para quienes quieren comenzar a leer/escribir poesía, ¿qué recomendaría?

-Aconsejaría primero una exploración interior en el mundo de nuestras memorias y deseos y, luego, una inmersión intensa en textos universales y locales, como las célebres cartas de Rilke a un joven poeta, los escritos de García Lorca, las conferencias sobre poesía de Borges en Oxford, la poesía de Gelman, Thenon y Pizarnik; y acercándonos más a lo contemporáneo, los escritos Zurita, del Teuco Castilla y de María Negroni. Pero también frecuentar las poéticas extranjeras (Symborska) o las populares actuales (letras de tango, rap o trap) para poder aquilatar hacia dónde y desde dónde se mueve la poesía contemporánea.

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