Presidencia de la Nación

“Hay que lograr que todos los partos sean libres de violencia”

Perla Prigoshin, titular de la Consavig, insistió en que la meta es lograr que esa conciencia llegue a las salas de parto. Y enfatizó que en las denuncias por violencia obstétrica que llegan a su oficina no hay una búsqueda de "reparación económica, sino que le sirva a otra mujer".

La ley 25.929 de Parto Humanizado y la 26.529, de Derechos de los Pacientes, así como la de Protección Integral para prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres (26.485) conforman un tándem de avanzada en el país que da marco de protección de las mujeres durante el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el puerperio.

La legislación define a la violencia obstétrica como un maltrato institucionalizado “que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales”.

Madre junto a su bebé

Puede manifestarse a través de malos tratos, falta de respeto o consideración, intervenciones médicas injustificadas, falta de información sobre las prácticas médicas a realizar o negación del derecho a estar acompañada durante el parto o cesárea.

La abogada defensora de los derechos de las mujeres, Perla Prigoshin, es la coordinadora de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (CONSAVIG), dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Su área tiene un protocolo específico para denunciar.

“Es una de las modalidades de la violencia de género y machista”, define Prigoshin, y que “una cesárea innecesaria es violencia obstétrica cuando hay una falta de respeto a los tiempos biológicos” de la madre. Ellas “piden que se respeten los saberes que traen en el cuerpo de generación en generación”, insiste.

“Lidian con el miedo desde que están embarazadas porque se construye la subjetividad de que el parto es sinónimo de algo muy difícil. Pero si hay contención, serenidad y respeto se puede atravesar con mucha tranquilidad”, concluyó la referente.

Cuenta en su haber la vivencia de tres embarazos, uno de adolescente, y cuatro años canalizando las consultas de mujeres embarazadas buscando contención a través de la Consavig.

La primera hora

Unicef explica, en sendas campañas sobre la primera infancia, que “la primera hora de vida de un bebé vale oro y es sagrada”. Que el contacto piel a piel temprano, colocando al recién nacido desnudo sobre el pecho de la madre debe comenzar en el nacimiento.

Y que las madres que tuvieron contacto con sus bebés en forma inmediata y prolongada en la primera hora luego del parto mostraron diferencias significativas con respecto a aquellas que las pasaron separados.

En esa línea, Prigoshin (abogada que fundó en 1992 el Centro de Prevención y Asistencia Familiar) aseguró que “la mujer es la protagonista del parto y el equipo de salud tiene que informarla y escucharla”, dos de las bases de la Ley de parto respetado.

“La mujer tiene el derecho a elegir con quien quiere estar acompañada, o si no quiere estar con nadie, en que forma quiere hacer el trabajo de parto y parir. Siempre teniendo en cuenta el riesgo médico”, expresó.

Piden concientización

El trabajo de Consavig no va en línea con enjuiciar a los médicos denunciados sino la concientización de los profesionales de la salud para que realicen un “cambio cultural”, desarrolló Prigoshin.

Perla Prigoshin, coordinadora de Consavig

“En todas las denuncias que recibimos, ninguna chica busca una reparación económica sino que le sirva a otra mujer y que les pidan disculpas”, remarcó Prigoshin.

Hay que profundizar el entretejido en las provincias para que todas las mujeres tengan un parto libre de violencia. Que jujeñas y fueguinas tengan los mismos derechos, y que Dios no sólo atienda en Capital Federal”.

“Lo que más me interpela es que, tal vez, nacer en un ámbito libre de violencia construya subjetividades que permitan que exista un mundo libre de violencias. Que vivamos algún día cómo nacemos”, bregó la feminista.

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