El objetivo fue analizar cómo tratan los medios de comunicación las informaciones sobre el VIH-sida –más concretamente para averiguar hasta qué punto pueden en sus discursos estigmatizar–y de qué maneras podría aparecer dicho fenómeno. La finalidad de esta publicación es que sus conclusiones deriven en una serie de recomendaciones para los periodistas en forma de guía de buenas prácticas y talleres de sensibilización.

Unos de los principales problemas que enfrentan las personas que viven con VIH es la estigmatización, entendiendo por ella una manera de categorizar, excluir y marcar a una persona o grupo de personas basada en una serie de prejuicios y estereotipos arraigados socialmente. La situación determinada que provoca su exclusión puede tener diversas características, pero en todos los casos es vista de forma negativa. El hecho de que una persona o grupo de personas sean diferentes resulta una obviedad, todos nos diferenciamos entre nosotros, pero cuando una de estas diferencias es resaltada de manera negativa podemos empezar a percibir la presencia del estigma.

El estigma afecta no solo la percepción de quienes estigmatizan, afecta profundamente la percepción que tienen de sí aquellas personas que la sufren. Se va constituyendo de esta forma un discurso sobre la epidemia y sobre quienes la padecen, amplificado y reproducido muchas veces desde los medios de comunicación.