El ministro de Trabajo Carlos Tomada aseguró, en el discurso pronunciado en la OIT, que “el empleo es el mejor instrumento para romper la reproducción intergeneracional de la pobreza”

El enfoque del Gobierno nacional reconoce la importancia de incorporar al trabajo una dimensión ética que estuvo ausente en el economicismo de la década pasada, que subordinó las condiciones laborales a la economía. “Estamos abocados a la sustitución de este pensamiento por otro que tenga al empleo como fuente de cohesión social y elemento clave de la dignidad de las personas“ que aseguró el ministro.

Ese enfoque sostiene la necesidad de hacer del mercado interno una plataforma para una virtuosa inserción exportadora, definiendo un patrón progresivo de distribución del ingreso, con una estrategia de especialización productiva y de inserción internacional, que consolide las cadenas de valor principalmente en el entramado de la pequeña y mediana empresa.

Después de años de sociedades de mercado y de haber padecido esquemas de integración sobre bases meramente mercantilistas y financieras, hoy asistimos en Latinoamérica a la instalación de una nueva legitimidad forjada en el crecimiento económico con plena vigencia de los derechos humanos, sociales y laborales, y la participación de los trabajadores y empleadores: la meta es construir “sociedades de trabajo”.

El ministro cerró su intervención diciendo que “ya era hora de recuperar la centralidad del trabajo como eje de articulación social, de retomar el rol del Estado para ordenar un escenario laboral injusto, de poner sobre la mesa toda nuestra inteligencia, esfuerzo, y sobre todo, nuestras convicciones.”