El legendario Escuadrón I Bell 212/412 sobre Buenos Aires
Esta es la historia del sistema de armas que contribuye al control del cumplimiento masivo del aislamiento social obligatorio
Por 1er Ten Gustavo Liébana
En el marco de las funciones asignadas a la Institución como consecuencia de la pandemia del Coronavirus COVID-19, el Sistema de Armas Bell 412 EP perteneciente al Escuadrón I Bell 212/412 de la VII Brigada Aérea de Moreno con asiento en la provincia de Buenos Aires lleva a cabo tareas de patrullaje diurno y nocturno con el objetivo de alertar sobre el cumplimiento masivo del aislamiento social obligatorio decretado en nuestro país.
Los helicópteros Bell 412 EP fueron incorporados recientemente por la Institución para garantizar la continuidad y eficiencia en operaciones helitransportadas, ante la necesidad de reemplazar progresivamente al venerable Sistema de Armas Bell 212, el cual lleva más de 40 años de servicios ininterrumpidos al servicio de la Nación.
Con casi 50.000 horas voladas en el país y el mundo, la historia del Escuadrón I comienza, como se mencionaba anteriormente, con la incorporación del Sistema de Helicópteros Bell 212 IRF en el año 1978, que funcionaron junto a los helicópteros Bell UH-1H Iroquois hasta su desprogramación, y que originalmente tenían su asiento en la VII Brigada Aérea de Morón (hoy Base Aérea Militar Morón), hasta su traslado a Moreno, donde actualmente se encuentra la VII Brigada Aérea, concentrando el grueso de las alas rotativas de la Institución.
La primera gran prueba que tuvieron que enfrentar los integrantes del Escuadrón I fue durante el Conflicto del Atlántico Sur, operando en las bases patagónicas y en las Bases Aéreas Militares Malvinas y Cóndor, donde efectuaron tareas de rescate de pilotos derribados en combate y de náufragos, como el auxilio a la patrullera Río Iguazú –interceptada por una Patrulla Aérea de Combate (PAC) inglesa–, poniendo a salvo a 25 tripulantes de la embarcación de la Prefectura Naval y a 20 efectivos del Ejército Argentino que llevaban a bordo, y de integrantes de los POA (Puesto de Observación Aérea), quienes muchas veces quedaban aislados en el medio de la nieve y cerca del enemigo. A este rol fundamental que permitió salvar muchas vidas se sumaron las tareas de transporte táctico y vigilancia aérea. Todo esto sin cobertura aérea, realizando vuelos en forma rasante, y con poca información del enemigo. Mientras cumplían sus misiones, debían estar atentos tanto a las PAC británicas como a los misiles tierra-aire de las patrullas de comandos del SAS (del inglés: Special Air Service – Servicio Aéreo Especial).
En los años que siguieron a la Guerra de Malvinas, la destacada trayectoria del Escuadrón I junto al Sistema de Armas Bell 212 incluye la participación permanente de pilotos, técnicos, mecánicos de vuelo, operadores de carga y grúa, y miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) en función de pararescate –junto con otras unidades de la Institución–, en:
- Innumerables operaciones de apoyo aéreo, traslado de personal y cargas realizadas para las Campañas Antárticas, permitiendo el reabastecimiento de la Base Marambio y otras del Sector Antártico Argentino, y el apoyo a las tareas de investigación que cumplen nuestros científicos en el Continente Blanco.
- Operaciones relativas al traslado de las autoridades presidenciales.
- Apoyo en tareas de búsqueda y rescate de aeronaves civiles accidentadas.
- Tareas humanitarias ante la lucha contra el cólera en el Litoral y el Centro del país, en la región patagónica –contribuyendo con el Plan Nacional de Manejo del Fuego–, en la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH) (Puerto Príncipe) como Unidad Aérea Argentina (UAA MINUSTAH) entre los años 2004 y 2014, y de forma permanente hasta la actualidad en Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP) (Nicosia), en el Escuadrón Aeromóvil (Esc UNFICYP) –misión en la que la Fuerza Aérea Argentina participa desde el año 1994–, pero a la cual se integran los Bell 212 recién en 1998 con el objetivo de ampliar las capacidades de los helicópteros Hughes-500 D que ya se encontraban en la Isla en el transporte de heridos, traslado de provisiones, despliegue y repliegue rápido de personal a los puestos de observación o hacia posibles áreas de conflicto.
Al legendario Escuadrón I se han sumado actualmente los Bell 412 EP, con la misión primaria de garantizar la seguridad aérea en a lo largo del país en operativos contribuyentes a la Defensa Nacional, además de realizar tareas de vigilancia, reconocimiento, comando y control del territorio; transporte de tropas o fuerzas especiales y asalto aéreo. Por otro lado, cumple con las funciones subsidiarias en tiempos de paz de asegurar el cumplimiento de las funciones de traslado de carga y personal en misiones y tareas asignadas, apoyo logístico a la actividad científica y a las seis bases permanentes y siete temporarias en la Antártida Argentina, intervenir en evacuaciones sanitarias cuando las condiciones del terreno impiden el desenvolvimiento de otros medios de transporte o cuando la urgencia del caso requiere del traslado inmediato de la persona afectada, brindar asistencia en emergencias y en desastres naturales (inundaciones, terremotos o incendios forestales, etc.) a lugares remotos o que se encuentran en condiciones de aislamiento, concretar traslados y abastecimientos de combustible en vuelo, participar en operaciones de Paz, y en otras áreas en las cuáles sean requeridos sus servicios.
Por otra parte, la incorporación de los Bell 412 no sólo ha permitido cumplir con el objetivo de mantener la eficiencia en las operaciones, sino también de incrementar las capacidades para vuelo en condiciones marginales al sumar la capacidad de vuelo nocturno y de equipamiento instrumental, con la tecnología de cámaras termográficas FLIR, la cual permite detectar actividades que el ojo humano no percibe, registrarlas y obtener así una visión clara en la más completa oscuridad. Todas estas mejoras han generado además un salto cualitativo en la capacitación de los pilotos y tripulaciones, ante las necesidades de adaptación a los estándares y exigencias de los parámetros tecnológicos actuales, contribuyendo a aumentar el prestigio y el orgullo que representa el Escuadrón I para la Institución.