El Hospital Militar Reubicable de la Fuerza Aérea Argentina: ahora al servicio de nuestro país
El Hospital que ha servido bajo el mandato de las Naciones Unidas en diferentes misiones de paz y países del mundo se encuentra hoy desplegado en las inmediaciones del Hospital Aeronáutico Central para contribuir a la ampliación del sistema de salud nacional en la lucha contra la pandemia del COVID-19
Por 1er Ten Gustavo Liébana
En un hecho sin precedentes en la historia del país, el Hospital Militar Reubicable de la Fuerza Aérea Argentina, que ha servido bajo el mandato de las Naciones Unidas en diferentes misiones de paz y países del mundo, se encuentra hoy desplegado en las inmediaciones del Hospital Aeronáutico Central, ubicado en el barrio porteño de Pompeya, con el fin de contribuir a la ampliación del sistema de salud nacional en la lucha contra la pandemia del COVID-19.
El Hospital Militar Reubicable (HMR) de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) es uno de los tres centros de salud en su tipo en todo el mundo. Está formado por 11 módulos en forma de contenedores, que se interconectan entre sí para armar un complejo sistema de atención médica capaz de ser trasladado y desplegado en condiciones extremas; hecho que quedó demostrado al permanecer operativo luego del terremoto ocurrido en enero de 2010 en Haití, estadía en la cual además gracias a su aislamiento el personal pudo sobrellevar la amplitud térmica de la zona, con temperaturas que iban desde los 15°C hasta los 40°C grados.
Con el armado de los 11 módulos se forman dos salas de internación general con capacidad para 24 camas, dos unidades para terapia intensiva, dos quirófanos equipados para intervenciones quirúrgicas y post operatorio, una sala de emergencias (shock room), servicio de laboratorio, servicio de radiología, un consultorio odontológico, una cámara de refrigeración, una cocina, baños y generadores eléctricos; además está prevista la posibilidad de ampliar algunas áreas con carpas en caso de necesitar mayor espacio disponible.
DESPLIEGUE EN MOZAMBIQUE
A partir de abril de 1993, en el marco de la Operación de las Naciones Unidas en Mozambique (ONUMOZ) y como parte del cumplimiento del mandato de contribuir a la aplicación del Acuerdo General de Paz firmado el 4 de octubre de 1992, comienza el arribo de dotaciones completas de médicos y personal especializado de la FAA para prestar ayuda humanitaria en la zona, las cuales deberán ser relevadas cada seis meses y llegarán a reunir un total de 150 personas entre oficiales, suboficiales y civiles.
Para el traslado de los módulos más delicados del Hospital (radiología, quirófano, terapia intensiva), así como de medicamentos, instrumental, el primer contingente de médicos y personal especializado, se emplearon tres C-130 Hércules pertenecientes al Escuadrón I de Transporte Aéreo de la I Brigada Aérea del Palomar (FAA), que volaron en escuadrilla haciendo escala en Recife, Isla Ascensión y Ciudad del Cabo. También participó de las tareas el Escuadrón V B-707 perteneciente a esta misma Unidad –actualmente se encuentra desprogramado –, el cual al término de la misión contabilizó un total de 53 horas de vuelo, transportando 14 000 kg de carga y 439 pasajeros pertenecientes a los contingentes de relevo. Además es preciso destacar que en el despliegue del Hospital y funciones en general, prestó sus servicios el personal perteneciente al Grupo 1 de Comunicaciones Escuela de Paraná.
El HMR se instaló en la localidad de Machava –en las afueras de la provincia de Maputo–, a 15 km de la capital de Mozambique, donde el personal de la FAA trabajó incansablemente las 24 horas del día para brindar asistencia sanitaria a la población local, las tropas de otras naciones, y al personal diplomático. Para esto se dispuso de un área con 40 camas previstas para atender pacientes con enfermedades endémicas, y se realizaron más de 7000 análisis de rutina a miles de ciudadanos, detectando así diferentes patologías relacionadas con enfermedades tropicales como el cólera, fiebre tifoidea, malaria, parasitosis y afecciones pulmonares; a lo que debe agregarse las infecciones por HIV, enfermedad que lamentablemente tiene un alto porcentaje de resultados positivos.
Por otro lado, la actividad quirúrgica también fue intensa, con la operación de casos de apendicitis, perforaciones intestinales provocadas por la fiebre tifoidea, el tratamiento de fracturas y politraumatismos varios, y la asistencia a quemaduras, entre los casos más frecuentes. Como aliciente de las duras tareas realizadas, también se brindó asistencia en partos.
LA EXPERIENCIA KOSOVO
Años después, durante la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK) (1999), el personal desplegado junto al Hospital Militar Reubicable (HMR) recibió la misión de proporcionar apoyo de sanidad junto al esfuerzo de ayuda humanitaria para la población civil en el área de responsabilidad en Kosovo, y eventualmente a requerimientos del personal de la fuerza militar multinacional liderada por la OTAN (KFOR).
En esta ocasión el HMR es trasladado por vía marítima hasta Grecia, y de forma terrestre hasta la localidad de Dakovica, en la por entonces provincia de Kosovo, donde el personal se desempeñó durante dieciocho meses en los cuales se realizaron 8074 consultas. Para ello se contó con un total de 15 módulos sobre contenedores con capacidad para 120 atenciones diarias, intervenciones quirúrgicas de media complejidad, atención odontológica y de laboratorio e internaciones con hasta 50 camas disponibles.
AYUDA HUMANITARIA EN HAITÍ
En 2004 el Hospital iba a ser enviado a Afganistán con el contingente de militares argentinos que integrarían las fuerzas multinacionales de Paz de las Naciones Unidas en aquel país, cuando en septiembre de ese año se produjo el huracán Jeanne, provocando por su magnitud un efecto devastador en los países ubicados al este del mar Caribe, situación que determinó la necesidad de enviar ayuda humanitaria hacia la República de Haití para asistir a las víctimas del mismo, instalándose el centro sanitario móvil cerca del aeropuerto de Puerto Príncipe.
Esta misión recibió el nombre de Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH) y se mantuvo vigente desde el año 2004 al 2017, año en que se produce el cese y repliegue de la actividad, con el retorno en primera instancia del Batallón Conjunto Argentino (BCA) y de la Unidad Aérea Argentina 20 (UAA 20), y algunos meses más tarde del último contingente de cascos azules argentinos en Haití, formado íntegramente por personal de sanidad, luego de 13 años ininterrumpidos de brindar asistencia sanitaria, para la cual fueron desplegados un total de 1800 médicos y enfermeros.
Durante este tiempo el Hospital se mantuvo abierto las 24 horas, equipado con generadores que le permiten disponer de electricidad todo el día, maquinaria para potabilizar el agua. En un principio se llegaron a atender 2.500 pacientes por semana, contabilizando finalmente en su primer año 10.900 atenciones médicas, contando para esto con un equipo de trabajo de alrededor de 60 personas, entre médicos, enfermeros y empleados.
Entre las principales causas de concurrencia se encontraron: accidentes de tránsito, heridos por arma de fuego producto de los enfrentamientos en sectores urbano marginales aledaños al Hospital, y enfermedades congénitas como tumores, malnutrición o infecciones. A todas estas personas las estabilizaron y se les brindó atención primaria de la salud con medicamentos envidados desde Argentina, y luego se los derivó a los hospitales públicos de Haití. Además, el contingente repartió asiduamente alimentos en los hogares de huérfanos de Puerto Príncipe.
El 12 de enero de 2010 se produjo un terremoto que provocó el derrumbe de los tres hospitales de la capital haitiana, quedando inicialmente el establecimiento argentino como el único complejo sanitario en funcionamiento. En la mañana siguiente al desastre se realizaron 85 operaciones de alta complejidad y se brindó atención médica a 800 heridos. Debido al agotamiento de los insumos, el 14 de enero de 2010 el gobierno de Argentina envía un C-130 Hercules con un contigente de médicos y expertos con casi 12 toneladas de equipos e insumos médicos, medicamentos, teléfonos satelitales, tiendas de campaña y plantas potabilizadoras de agua.
TERREMOTO EN CHILE
El 3 de marzo del año 2010 se produjo otro terremoto, pero esta vez en el país vecino de la República de Chile, por lo cual se ordenó desde el Comando Operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Argentina el alistamiento y despliegue de efectivos para brindar asistencia humanitaria a la población afectada. En esta oportunidad los módulos fueron transportados en aviones C-130 Hércules y el personal en Fokker F28. El primer contingente en arribar al país estuvo integrado por 34 efectivos y se instala en la localidad de Curicó.
A partir del 6 de marzo de 2010 el HMR inició las atenciones sanitarias primarias, actividad que continuó hasta el 26 de septiembre de ese año, y que consistió en la atención de las patologías sufridas por los pobladores afectados por la catástrofe, o bien la agudización de patologías preexistentes. De esta manera se atendieron a pacientes con crisis de estrés, deshidratación, quemaduras, hipertensión, bronquitis, diabetes, gastritis y lesiones traumatológicas.
EL DESAFÍO COVID-19
La dotación actual del HMR enfrenta un escenario completamente diferente, signado por el efecto devastador de un virus de alto contagio que ha ocasionado una pandemia a nivel mundial de la que no se tienen antecedentes hasta la fecha, para lo cual se están tomando en nuestro país las medidas y previsiones que se consideran más adecuadas para erradicar esta enfermedad.
En este marco el personal asignado para la tarea, que en algunos casos se ha presentado de manera espontánea y voluntaria debido a su capacitación y experiencia en emergencias y situaciones de crisis, se ha reunido con la misión de reforzar el sistema nacional de salud.
Para ello se han convocado además a los distintos profesionales del Hospital Aeronáutico Central (HAC), y a personal de sanidad de las Unidades de la Fuerza Aérea en todo el país, conformando un equipo constituido por médicos, enfermeros, bioquímicos y especialistas; quienes recibieron talleres de capacitación sobre el virus y medidas de bioseguridad por parte del Servicio de Infectología de la Institución.