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Cultura inclusiva: dos teatros hicieron accesibles sus salas

En el teatro de la universidad de Córdoba se inauguró el primer escenario accesible de la provincia. Y en el Teatro del Bicentenario de San Juan instalaron un dispositivo para que las personas con discapacidad auditiva puedan disfrutar de las obras.

En el teatro de la universidad de Córdoba se inauguró el primer escenario accesible de la provincia. Y en el Teatro del Bicentenario de San Juan instalaron un dispositivo para que las personas con discapacidad auditiva puedan disfrutar de las obras.

Son espacios culturales que empiezan a ser plenamente inclusivos: en el Teatro Ciudad de las Artes de la Universidad Provincial de Córdoba se inauguró el primer escenario accesible de la provincia, y en el Teatro del Bicentenario, en San Juan, se instaló un aro magnético en la sala principal que da la posibilidad a las personas que usan audífono de poder conectarse a este sistema y escuchar lo que se está desarrollando en el escenario.
En el caso del teatro cordobés, se acondicionó la sala mayor, a fin de garantizar que sea accesible a personas con distintos tipos de discapacidad tanto en lo que tiene que ver con el espacio de butacas como el escenario, donde se colocaron dos rampas en ambos extremos.

La presentación contó con la participación de la compañía de danza integradora Grupo Alma, presentando la obra ¿Quién es quién? Durante el acto de apertura, la rectora de la Universidad Provincial de Córdoba, Raquel Krawchik, explicó que “ésta es una universidad abierta, pública y gratuita y por lo tanto tiene que tener las puertas abiertas, y todas las personas que habitan esta provincia tienen que tener la posibilidad de poder disfrutar toda la variedad de propuestas que desde aquí ofrecemos”.

Y agregó: “Que sea una universidad abierta no es solamente generar accesibilidad, que solo permite entrar. Sin inclusión pierde totalmente el sentido, incluir es entrar, permanecer, compartir y trabajar en conjunto con las mejores posibilidades que tengamos”.

La experiencia puntana

En el Teatro del Bicentenario sanjuanino, además del aro magnético colocado en la platea -que tiene un alcance de 140 butacas- se diseñó folletería y programas en sistema Braille para personas ciegas o que sufren algún grado de disminución de la capacidad visual. Y se instaló un plano háptico en el hall de ingreso, junto a las boleterías. Ese plano contiene escritura en Braille, con la cual se le indica cada lugar del teatro para que puedan dimensionar el espacio. El trabajo se hizo en conjunto con la Biblioteca Popular Sur. La folletería en Braille también tiene un código QR, que permite acceder al contenido mediante audio.

En el sector de boleterías se colocó además una extensión de piedra para que las personas en silla de ruedas puedan comprar sus entradas. Y se destinaron 14 lugares de estacionamiento para personas con discapacidad, todos dotados de señalética horizontal y vertical. A las rampas de acceso que existían se les agregaron barandas y se optimizaron las superficies para facilitar un mejor deslizamiento de las sillas de ruedas.

En el marco de esta política de integración, el teatro de San Juan estableció un cupo de 12 ubicaciones gratuitas dentro de la sala principal, conformado por un espacio para seis sillas de ruedas en platea y palcos bajos, y otras seis ubicaciones para personas con impedimentos que no sean de índole motriz.

En Buenos Aires también se consigue

En Buenos Aires, en tanto, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) es uno de los espacios culturales que contempla también los requerimientos de accesibilidad para personas con algún grado de discapacidad. Cuenta con rampas de acceso en su fachada y en el sector de ascensores, y un servicio gratuito de préstamo de sillas de ruedas.

También ha desarrollado aplicaciones para celulares que permiten a las personas ciegas descargar audioguías con información sobre las distintas obras en exhibición. Brinda además visitas guiadas específicamente destinadas a personas ciegas o con baja visión y para personas sordas, a las que las acompañan guías con manejo del lenguaje de señas. Por ejemplo, con guantes de latex puestos, las personas ciegas pueden tocar las esculturas que forman parte del patrimonio del museo.

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