Conocé la historia del Negro Manuel, el cuidador de la Virgen de Luján
Manuel Costa de los Ríos fue un esclavo africano que en 1630 fue testigo del milagro de la virgen y hoy se encuentra camino a su beatificación.
La Virgen de Luján es la patrona de la Argentina. En 1630, dos imágenes de la Purísima Concepción de María, traídas desde Brasil, llegaron al puerto de Buenos Aires y desde allí emprendieron viaje a Santiago del Estero. En el camino, las carretas que las transportaban detuvieron su marcha a orillas del río Luján. Pese a los intentos de bueyes, estos no consiguieron mover las carretas que habían quedado inmovilizadas. Los transportistas se dieron cuentas que al quitar una de las imágenes de la virgen de la carreta, ésta se movía. Por este motivo, la pequeña imagen de 38 centímetros, de terracota pintada, allí se quedó y se convirtió en la Virgen de Luján, casi 200 años de iniciarse la creación del Estado argentino. En ese entonces, el Negro Manuel era propiedad de Bernabé González Filiano, administrador de la estancia a orillas del río Luján donde ocurrió el milagro, y éste lo encomendó el cuidado de la imagen.
Desde hace algunos años que la figura de Manuel Costa de los Ríos comenzó a hacerse más visible. Si bien las y los fieles a la Virgen de Luján lo conocen y lo veneran, su historia ha trascendido las fronteras y llegado hasta Roma. Estos creyentes, junto a sacerdotes, laicos y organizaciones de afrodescendientes han iniciado las gestiones para lograr la beatificación del primer esclavo de Argentina. Según la agencia Télam, en el Vaticano la causa de canonización de Manuel está en manos del cardenal Angelo Amato, responsable de la Congregación para las Causas de los Santos y debe remitir al Papa Francisco la iniciativa.
¿Quién fue Manuel Costa de los Ríos?
Las investigaciones del Monseñor Juan Guillermo Durán, actual postulador de la causa de canonización de Manuel, cuentan que llegó al Río de la Plata como parte de un lote de esclavos africanos proveniente de Pernambuco, Brasil, para ser comercializado en Buenos Aires. Había nacido y se había criado en las islas de Cabo Verde, siendo bautizado de niño, agregándosele al nombre cristiano de Manuel.
Su primer amo fue el capitán que lo trajo, Andrea Juan, y luego pasó a ser propiedad del comerciante y militar Bernabé González Filiano, quien era el administrador de la estancia a orillas del río Luján donde ocurrió el milagro. Bernabé encomendó al negro Manuel cuidar la imagen de la virgen guardada en la estancia. Años más tarde, sus herederos terminaron por vender a Manuel para que se convierta en propiedad exclusiva de la Virgen de Luján.
En un pequeña capilla de barro y paja, Manuel recibía a los creyentes que se acercaban a venerar la imagen y ungía a los enfermos con el sebo de las velas para curar sus males. Cuando la estancia y la capilla cayeron en abandono, doña Ana de Matos pidió la imagen para llevarla a sus tierras, donde actualmente se levanta la Basílica de Luján, y pagó 250 pesos por Manuel para que continuara cuidando de la virgen. Manuel lo hizo hasta 1686 en que falleció, motivo por el cual él siempre se consideró “Ser de la Virgen nomás”, invocándola constantemente como su “Ama” y “Señora”.
Cronistas de la época, como Pedro Nolasco, lo describiero como “vestido de un saco a raíz de las carnes y con la barba muy crecida [a manera de ermitaño]. Y Oliver‒Maqueda contó que “ayudó no poco a la prosecución de la obra de la Capilla, y después continuó en servicio de la gran Señora hasta una ancianidad avanzada. Hallándose en la última enfermedad dijo un día que su ama le había revelado que había de morir el viernes y que el sábado siguiente lo llevaría a la gloria". Tal como se lo anticipó la virgen, la muerte de Manuel sucedió ese sábado. Sus restos reposan bajo el altar mayor a los pies de la imagen de la Virgen, en la capilla de Pedro de Montalvo, levantada a tan sólo unos cien metros de la actual Basílica de Luján.
El pasado 1 de octubre, cientos de fieles, como Gabriel "Pato" Duna, lujanense y referente de laicos los Misioneros de Francisco, Tamara Barbará y Flexa Correa Lopes, miembros de la primera comisión Afrodescendiente de un sindicato (APL, Asociación de Empleados Legislativos), junto al sacerdote Sergio Gómez Tey, participaron en la masiva 48° Peregrinación Juvenil a Luján, llevando en alto el nombre del Negro Manuel, renovando la fe y las esperanzas para que proceso de beatificación sea un hecho.
*Foto portada: imagen de Manuel en el Paseo Histórico Cultural Negro Manuel, en Luján, inaugurado en 2022 por el Movimiento Misioneros de Francisco.
Fuentes: Exposición del Monseñor Juan Guillermo Durán. Octubre 2016 / Lucas Schaerer-Télam / Roberto Elissalde-La Nación