Clorindo Testa: cien años del gran arquitecto argentino
A un siglo de su nacimiento, celebramos a uno de los arquitectos y artistas más importantes del país. En esta nota, repasamos distintos momentos de su vida y legado patrimonial. Además, compartimos algunas curiosidades de la que, quizá, fue su obra más emblemática: la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
Había nacido en Italia, el 10 de diciembre de 1923, y lo bautizaron con el nombre de Clorindo Manuel José Testa. Sin embargo, a los pocos meses, se mudó a la Argentina y fue el país donde logró no solo desarrollar su talento como arquitecto y artista visual, sino también el reconocimiento que perdura hasta hoy, cuando se cumplen cien años de su natalicio.
Clorindo Testa estudió primero ingeniería electromecánica, en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), pero cambió de rumbo para formar parte de la primera camada de egresados en la nueva Facultad de Arquitectura y Urbanismo, en 1948, a sus 25 años. Al año siguiente, ganó una beca universitaria para estudiar tres meses por Europa, pero al final fueron dos años. "En 1951 pasa a formar parte de la Dirección de Urbanismo de la Municipalidad de Buenos Aires; ese mismo año, junto a Boris Dabinovic, Augusto Gaido y Francisco Rossi, gana el concurso para edificar la sede de la Cámara Argentina de la Construcción, su primera obra construida", comentan desde la Fundación Clorindo Testa.
Y agregan que, un año después, "realiza su primera exposición individual en la Galería van Riel, dando así comienzo a su doble actividad profesional: el arte y la arquitectura. Se casa con Teresa Bortagaray en 1962 y pasan su luna de miel en la India y también Europa, destino regular de Clorindo, quien va cada dos o tres años a ver parientes y amigos. En 1969 nace su hija Joaquina. A lo largo de su trayectoria, diseña edificios públicos y privados, incorporando las características distintivas de su arquitectura: el uso del hormigón, los colores primarios y las formas puras".
Entre sus obras más importantes se destacan el Hospital Naval de Buenos Aires, la Casa Di Tella, el Banco de Londres y América del Sur, el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires, el Balneario La Perla de Mar del Plata, la Casa La Tumbona de Ostende, el Museo del Libro y, probablemente la más famosa, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
9 curiosidades de la Biblioteca Nacional
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El proyecto del edificio es el resultado del concurso que se lanzó en 1961 para construir un nuevo edificio para la Biblioteca Nacional. Desde 1901, esa institución funcionaba en México 564, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, donde Borges tuvo su despacho cuando ocupó el cargo de director, y las condiciones edilicias ya no garantizaban una conservación adecuada para los libros.
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En el terreno donde había que desarrollar el proyecto había estado la ex residencia presidencial, donde falleció Eva Perón.
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Clorindo Testa presentó el proyecto ganador en coautoría con los arquitectos Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga. En general, Testa trabajaba en las grandes ideas, el concepto detrás de cada obra y el diseño a nivel macro, y sus colaboradores se adentraban en los detalles de cada proyecto.
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Las bases del concurso indicaban que los depósitos -la parte a la que el público no accede- debían ser expandibles, porque el número de libros siempre crece. Además, había que respetar el espacio público y dejar espacios abiertos al nivel de la planta baja. De esas condiciones surgió el momento eureka del arquitecto: decidió invertir el esquema tradicional de las bibliotecas -las salas de lectura solían estar al nivel de la tierra y los depósitos elevados- y poner los depósitos bajo tierra y las salas elevadas, con vista al Río de la Plata. Así, logró dejar abierta la vista desde Agüero hasta Austria.
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La imagen que se le vino a Testa apenas logró resolver el problema en su cabeza fue la de un mastodonte. Los pilares de hormigón serían las cuatro patas y la estructura que sostienen, el cuerpo.
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El edificio pertenece a la corriente del brutalismo, la expresión más extrema del movimiento moderno. Dejar a la vista los materiales que forman la estructura, como el hormigón, y las estructuras geométricas “brutas” son algunas de las características de esta línea arquitectónica, que tiene a Le Corbusier como uno de sus precursores.
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La piedra fundacional de la construcción del edificio fue colocada en octubre de 1971 y la obra terminó en la presidencia de Carlos Menem, en 1992. Cada cambio en la administración pública significó retrocesos, cambios, frenos y avances para la obra. Sobre su avance, dijo Testa en una entrevista, citando una frase de Goethe: “Siguió su ritmo lento, sin prisa y sin pausas, como una estrella”.
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El proyecto original incluía unos parasoles en los pisos superiores, que iban a frenar la entrada del sol, pero no fueron construidos.
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Clorindo Testa era un hombre de rutinas firmes: usaba el mismo traje gris todos los días y tomaba café en el mismo lugar, a pasos de su estudio en Santa Fe y Callao. De esa apariencia estructurada salía la creatividad que hizo posible edificios emblemáticos de la arquitectura argentina, como el Banco de Londres -en el microcentro porteño, el Centro Cívico de Santa Rosa, en La Pampa, y nuestra Biblioteca Nacional.
Fuente: Fundación Clorindo Testa / Télam
Imagen de portada: gentileza Historia Hoy.