Ceremonia de puesta en valor de la aeronave A4-B Skyhawk matrícula C-207
El Museo Nacional de Aeronáutica concluyó los trabajos de restauración de este emblema de la Gesta de Malvinas
El 18 de septiembre, el Museo Nacional de Aeronáutica dio a conocer el gran trabajo de puesta en valor de la aeronave A4-B Skyhawk matrícula C-207, restaurando su estampa tal como acechaba las heladas aguas del Atlántico Sur en 1982.
Esta jornada fue propicia para otro gran encuentro entre veteranos de Guerra de Malvinas, quienes no perdieron la oportunidad de subir a la cabina de esta aeronave y recordar aquellos momentos en que el C-207 hizo temblar al enemigo en la heroica Gesta del Atlántico Sur.
En ese entonces, este noble guerrero de acero participó en los ataques al HMS Broadsword y al HMS Coventry, dejándose domar por los valientes halcones que demostraron su bravura, junto a muchos otros, en defensa de nuestra soberanía nacional.
A partir de hoy la Fuerza Aérea Argentina exhibe con orgullo esta aeronave que dejó su huella en la historia de la aviación mundial.
En esta oportunidad, la ceremonia estuvo presidida por el titular de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier general Xavier Julián Isaac, acompañado por altas autoridades de la Institución; el presidente de la Comisión Batalla Aérea por Nuestras Islas Malvinas (BANIM) y ex jefe de Estado Mayor General de la FAA, brigadier general “VGM” (R) Mario Miguel Callejo; el director de Museo Nacional de Aeronáutica (MNA), comodoro (R) Juan Carlos Maroni, integrantes de los Escuadrones A4-B, mecánicos y armeros que combatieron en el Conflicto del Atlántico Sur en 1982; personal militar superior, subalterno, tropa voluntaria y personal civil; familiares e invitados especiales.
El trabajo de restauración
El primero en brindar palabras alusivas fue el director del MNA, quien afirmó que se trata de un día muy especial por el significado que trae aparejado este avión y su vínculo estrecho con la Gesta de Malvinas.
Asimismo, declaró que se trató de uno de los proyectos de puesta en valor que lleva a cabo el Museo y que esto se debe “al trabajo y esfuerzo de un grupo de gente que viene a trabajar ad honorem”. Entre los proyectos que dio a conocer el oficial se encuentran la recuperación de la Mockup del avión Pampa, como así también la puesta en valor de los helicópteros Sikorsky y Chinook; la aeronave Junkers Ju-52, C-130 y el motor del Avro Lincoln, entre otros.
En lo que respecta al C-207, “el año pasado, el Museo tomó la decisión de iniciar la restauración de esta pieza, se inició un proceso histórico para identificar cómo lucía esta aeronave en el Conflicto por parte del Departamento de Investigaciones Históricas y la División de Camuflajes y Marcas. También se realizaron reuniones con veteranos de Guerra de Malvinas y el 10 de octubre del año pasado comenzaron los trabajos de restauración”.
“A partir de este avión, el Museo recuperó totalmente la capacidad de restauración de aeronaves, ya no dependemos de mecánicos o personal de otras unidades. En la puesta en valor trabajaron suboficiales y personal de tropa como así también la Asociación de Plastimodelista del Oeste”, declaró el comodoro y agregó: “como siempre digo, el MNA es un lugar de emociones y ustedes lo pueden ver en la gente que trabajó en esto, con mucho amor, con mucho sacrificio, dejando a su familia para poder tener hoy en día esta belleza de aeronave que tenemos acá”.
Por último, recordó un momento especial en el que uno de los restauradores se encontraba solo en el Museo definiendo los últimos detalles de pintura de la aeronave. Al dialogar con director del MNA le manifestó: “no puedo creer que estoy tocando este avión que sobrevoló la flota inglesa”.
En palabras de un halcón: “El avión nos completa”
Luego, el brigadier “VGM” (R) Sergio Mayor brindó un discurso al que dedicó especialmente al equipo responsable de restaurar este legado aeronáutico: “en nombre de los integrantes de los Escuadrones I y II A4-B de 1982, tengo el orgullo de representar en esta oportunidad y quiero brindar nuestro agradecimiento por la dedicación, el profesionalismo, las horas invertidas, que fueron muchas, la paciencia y el cariño puesto en cada uno de los detalles de esta aeronave tan cara para nuestros sentimientos”.
A continuación, el oficial explicó que “en 1966 arribó a nuestro país el primer ferry de 24 aeronaves y posteriormente un segundo ferry de 25 aeronaves por 1970, pero poco se sabe que fue el primer país extranjero que recibió el A4”.
“Muchas generaciones de pilotos de combate de la Fuerza Aérea se han formado, adiestrado y, fundamentalmente, transmitido su experiencia en este magnífico caza bombardero hasta que llega su desprogramación definitiva en 1995”, afirmó el veterano de Guerra de Malvinas.
“Hoy aquí los halcones excombatientes son una muestra variada de esas generaciones a quienes la historia nos dio la oportunidad de probarlo y probarlo en combate, obteniendo el reconocimiento de hasta el mismísimo enemigo”, declaró el brigadier.
“Sólo a modo de ejemplo el C-207 luce pintada la figura de un buque, ya que si bien este avión participó en muchas otras misiones de ataque a objetivos terrestres y objetivos navales, en el Día de la Patria, en aquel 25 de mayo de 1982, fue protagonista del hundimiento del HMS Coventry, una de las naves de superficie más moderna de la Royal Navy, que estuvo a flote sólo 16 minutos después de ser atacada por la sección del aquel entonces primer teniente Velasco y el alférez Barrionuevo”, recordó Mayor.
Durante su discurso, al referirse a las diferencias tecnológicas con el adversario, el oficial hizo referencia a la frase del piloto de combate Adolf Galland: “Solamente el espíritu de ataque, nacido de un corazón valiente, le dará el éxito a cualquier avión de caza, sin importar cuan avanzada sea su tecnología”.
“Estoy convencido y está demostrado que avión y piloto sólo funcionan en equipo. Durante el Conflicto, los Escuadrones Aeromóviles formamos un equipo formidable donde el mecánico, armeros, técnicos, ingenieros con su profesionalismo y dedicación fueron el engranaje imprescindible para el logro de cada misión”, afirmó el brigadier y agregó: “Todos volamos en cada vuelo y morimos un poco con cada halcón que allá dejamos”.
“El avión nos completa, no es un simple objeto inanimado, asumimos que tiene vida propia y que tiene alma y por ello en la soledad de la cabina le hablamos, a veces le exigimos que cumpla lo que queremos hacer y a veces le pedimos que aguante un poco más”, explicó el halcón.
Por último, concluyó: “Ver un A4-B restaurado, reluciente, impecable, nos llena de alegría y orgullo. Como dice un autor desconocido, los pilotos pasan, los aviones quedan ¿Qué mejor representante para las futuras generaciones que el C-207? Es un avión emblemático, un testimonio que estará aquí por muchos años, muchos más de lo que nosotros nos atrevemos a contar, pero también es el representante de todas aquellas otras matrículas y hombres que han operado el Sistema de Armas y en recuerdo permanente de aquellos valientes que dejaron su sangre en el Atlántico Sur”.
Para finalizar la ceremonia, los responsables de la restauración y los veteranos de Guerra de Malvinas junto a las autoridades de la Institución sellaron este recuerdo con una foto que da testimonio de un trabajo en equipo que buscó extender el legado de un soldado de acero.