Aniversario del Bautismo de Fuego de la Artillería Antiaérea del Ejército Argentino
En la madrugada del 1ro de mayo de 1982 los primeros ataques aéreos de las fuerzas británicas ocasionaron la reacción inmediata de los medios de artillería antiaérea
Antecedentes de la Artillería Antiaérea del Ejército Argentino
El empleo del avión como un arma en el combate fue una las irrupciones más influyentes en la historia y evolución de las guerras. En un comienzo usado solamente con fines de observación, fue rápidamente advertido su potencial para dañar tropas e instalaciones. Así se transformó en forma inmediata en un importante blanco a batir. Su aparición obligó a los ejércitos a adoptar procedimientos y desarrollar armas antiaéreas. En forma cañones de poco calibre o ametralladoras vieron modificados sus afustes y cureñas para ampliar el ángulo y permitir apuntar y efectuar fuego en dirección al cielo. Las hubo pesadas y fijas, como también móviles y ligeras.
En nuestro país, con el desarrollo de la Aviación Militar llevado a cabo desde sus inicios por el Ejército Argentino, en los años 30’ se comenzó a considerar la formación de elementos que pudieran combatir la acción de aviones enemigos. Así en 1937 se creó la Agrupación Antiaérea y, posteriormente, en 1939, el Centro de Instrucción Antiaéreo. Las primeras armas antiaéreas fueron los cañones Skoda año 1928 de 76,5mm y los cañones Oerlikon Argentino año 1938 de 20 mm. Estos elementos estuvieron bajo las órdenes del Mayor Angel Rolff.
A partir de entonces la Artillería Antiaérea del Ejército Argentino ha evolucionado en consonancia con el resto de la fuerza, con menor o mayor actualización de sus medios, pero con el aporte multiplicador del profesionalismo y de la actitud, características que le permitieron destacarse en su bautismo de fuego en la Guerra de Malvinas como una herramienta apta y eficiente en todos los tipos de combate donde participó.
La Artillería Antiaérea en la Guerra de Malvinas
El 1ro de mayo de 1982, hacía casi un mes ya de la recuperación de las islas por parte de las fuerzas argentinas. Las tropas llevaban semanas preparando sus posiciones. El Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601, al mando del coronel Héctor Lubín Arias, tenía sus posiciones en Puerto Argentino. A su vez había destacado una sección en apoyo de la fuerza de tareas posicionada en Darwin-Pradera del Ganso.
Ese día la diplomacia y el despliegue militar culminaron en acciones concretas de guerra entre ambos países. A las 0444 hs un avión Avro Vulcan británico arrojó 21 bombas sobre la península del aeropuerto malvinense. Fue detectado por los radares del Ejército y de la fuerza Aérea, pero no llegó a ingresar en el alcance de los sistemas de armas antiaéreos propios. Hubo severos y variados daños, igualmente la pista no fue tocada y pudo ser utilizada hasta el final de la guerra.
Casi cuatro horas después, a las 0823 hs dos escuadrillas de aviones Sea Harrier británicos, atacaron nuevamente la península ejecutando fuego con sus cañones de 20 mm y lanzando bombas sobre las instalaciones. En esa ocasión todas las armas de artillería antiaérea activaron sus sistemas y el GADA 601 derribó dos Sea Harrier FRS.1, el XZ 452 y el XZ 453 del Escuadrón 801.
En virtud de las dos acciones de combate que marcaron el inicio de las hostilidades y que tuvieron como protagonista a la Artillería Antiaérea es que se conmemora el día 1ro de mayo su bautismo de fuego.
En el marco de una batalla en un territorio insular como las Islas Malvinas, la actuación de la artillería antiaérea cobro gran importancia y tuvo un destacado desempeño en diversos combates de la campaña. En las islas estuvieron desplegados el GADA 601, la Batería “B”del GADA Mixto 602 y la Batería “B” del GADA 101.
A partir del inicio de las hostilidades esta tropa hizo sentir su fuego sobre las aeronaves británicas; entre el 1ro de mayo y el 14 de junio ocasionó el derribo de entre 6 y 8 aviones enemigos, más varias averías a otras aeronaves. Las versiones difieren en la cantidad exacta.
Así como cumplió eficientemente su misión principal, en Darwin también se destacó por la ejecución de tiro tendido sobre la infantería inglesa.
Los elementos antiaéreos, funcionando en forma sistémica, constantemente se configuraron en una seria amenaza para la aviación enemiga. Por esto tanto sus armas como sus sistemas de detección y dirección de fuego fueron intensamente buscados por el fuego de los aviones.
El equipo y armamento con el que estaban provistos los elementos eran de tecnología adecuada para la época, pero fue el alto nivel de instrucción y el profesionalismo de sus hombres lo que permitió el eficiente empleo de sus armas; y fue su abnegación y convicción lo que los llevó a transformarse en permanentes centinelas de las tropas desplegadas en el terreno. Además del testimonio del enemigo en sus relatos, de los integrantes de las unidades que volvieron al país; nueve de ellos, un oficial, dos suboficiales y seis soldados, caídos en combate, testimonian en el cementerio de Darwin la entrega a la Patria de la Artillería Antiaérea del Ejército Argentino.