28 de abril: Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo
Declarada por la Organización Internacional del Trabajo en 2003, esta fecha recuerda a los 28 trabajadores que en 1987 perdieron la vida durante un accidente en Bridgeport (Connecticut, Estados Unidos), con el fin de sensibilizar y promover el trabajo seguro, saludable y digno. En el contexto de la pandemia del COVID-19, el lema de este año es “Detengamos la pandemia: la seguridad y salud en el trabajo puede salvar vidas”.
En el año 2003, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), reunida en la Asamblea General de Naciones Unidas, instauró esta fecha como Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, en recuerdo de los 28 trabajadores que en 1987 perdieron la vida durante un accidente laboral ocurrido en una construcción en Bridgeport (Connecticut, Estados Unidos) y con el fin de sensibilizar y promover el trabajo seguro, saludable y digno.
Teniendo en cuenta el gran desafío que significa para la sociedad el hacer frente a la pandemia de COVID-19, la OIT estableció como lema de este año “Detengamos la pandemia: la seguridad y salud en el trabajo puede salvar vidas”, con el fin de estimular el diálogo nacional tripartito sobre la seguridad y la salud en el trabajo. Especialmente, promover la adopción de medidas y prácticas necesarias para garantizar la protección de la vida, la salud y demás derechos laborales de la/os trabajadora/es, así como contemplar las acciones en el mediano y largo plazo, incluidas la recuperación y la preparación para el futuro, en particular, la integración de medidas en los sistemas y políticas de gestión de los servicios de seguridad y salud en el trabajo, tanto en el ámbito público como privado.
En Argentina, el gobierno definió estrategias y políticas integrales específicas con el fin de mitigar la expansión y el aumento de infecciones por el coronavirus, además de atender las diversas necesidades de la población. Especialmente, realizando grandes esfuerzos para contemplar las medidas de protección del derecho a la salud, así como sostener la economía, particularmente, el empleo y el otorgamiento de beneficios de quienes se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad. En cuanto al desarrollo de las actividades económicas, mantiene diálogos con los diferentes actores del ámbito público y privado, incluyendo a la/os trabajadora/es a través de los sindicatos, para desarrollar las políticas necesarias y al mismo tiempo, proteger la seguridad y la salud en el trabajo.
La seguridad y salud en el trabajo no sólo deben contemplar las medidas de seguridad e higiene y el acceso a información precisa para no contraer el COVID19 para quienes son parte de los servicios esenciales, si no también aquellas que benefician la protección de la salud mental y el bienestar de las/os trabajadoras/es y la participación en la toma de decisiones que afecten su seguridad. En cuanto al teletrabajo, se deben plantear con claridad los objetivos, tareas y expectativas, contar con las herramientas y formación necesaria para el desarrollo de la tarea, control y cuidado del tiempo laboral, además de garantizar las medidas necesarias para conciliar la vida familiar como la laboral, sin desconocer los derechos laborales adquiridos.
La discriminación laboral es una forma de impedir el pleno desenvolvimiento de las y los trabajadores en el empleo y, al mismo tiempo, contempla múltiples maneras de obstaculizar ámbitos saludables de producción de bienes y servicios. La situación particular que nos toca atravesar actualmente, nos enfrenta al desafío de definir activamente formas de reacomodamiento de la producción para lograr la continuidad de la economía e incluir a todos los colectivos históricamente vulnerabilizados.
En estos tiempos de aislamiento social y afectación de la economía, el Estado, el sector privado y la sociedad en su conjunto se enfrentan a grandes desafíos: atender y revertir el impacto de la pandemia, avanzar con la inclusión laboral, el sostenimiento del empleo, la erradicación de las precarias condiciones laborales y contractuales, la eliminación de prácticas discriminatorias en el ámbito laboral, que sumados al contexto de pobreza y exclusión producto de las políticas públicas implementadas anteriormente nos plantean un escenario que exigirá afianzar este camino iniciado sosteniendo la construcción de una Argentina unida, solidaria e inclusiva.