Programa regional de madurez: una herramienta precisa para garantizar fruta de calidad
El Programa Regional de Madurez permite determinar de manera objetiva la primera fecha aceptable de cosecha de peras y manzanas. Una estrategia para garantizar fruta de calidad que contribuye a consolidar una imagen “país-región” positiva en el mundo.
Las condiciones climáticas durante el desarrollo de los frutos influyen de manera notable sobre el desarrollo y la calidad de la producción. Debido a ello, el momento de inicio de la cosecha de cada variedad debe adecuarse a las condiciones particulares de cada temporada.
La fruta de pepita (peras y manzanas) es climatérica y resulta clave cosecharla en el momento oportuno para garantizar la calidad durante la conservación poscosecha. El momento indicado para el inicio de la cosecha es cuando los frutos han alcanzado su madurez fisiológica. Cosechar antes implica que la fruta no desarrollará sus características organolépticas específicas tales como sabor y aroma. Por otra parte, cosechar muy tarde presenta problemas de calidad por sobremadurez y reduce la capacidad de almacenamiento.
Por ello, a través del Programa Regional de Madurez, el INTA Alto Valle en colaboración con las empresas e instituciones de la región, elabora un cronograma de cosecha tentativo. El mismo se confecciona considerando la fecha de plena floración de cada temporada y la edad del fruto histórica para cada variedad (días transcurridos desde plena floración hasta la madurez fisiológica, en base a un promedio de más de 20 años). El cronograma de cosecha es autorizado por SENASA, organismo de control a nivel nacional, lo que implica un carácter de cumplimiento obligatorio para los productores de la región que deben respetar la fecha de inicio de la cosecha.
Adrián Colodner –profesional del Área de Poscosecha del INTA Alto Valle– describió: “A través del Programa Regional de Madurez se monitorea la madurez de la fruta desde unas semanas antes de fecha de cosecha prevista en el calendario tentativo. Con la información recopilada de las diferentes variedades y representativa de la región, determinamos si la fruta se encuentra en condiciones fisiológicas para su cosecha”.
“Hay un momento de inicio de la cosecha que se debe respetar y esto es lo que pretende el Programa Regional de Madurez que, a través del monitoreo de los índices de madurez, brinda información para garantizar que la fruta que se cosecha en la región tenga la calidad adecuada para llegar a los mercados nacionales e internacionales”, destacó Colodner.
Gabriela Calvo –profesional del área de Poscosecha del INTA Alto Valle– describió que “Los muestreos se realizan semanalmente y están a cargo de los técnicos de la Secretaría de Fruticultura, de las Agencias de extensión del INTA y las empresas empacadoras. En todos los casos, las determinaciones de los índices de madurez se realizan en el laboratorio de Poscosecha del INTA. Sobre la base de los resultados, elaboramos boletines técnicos de difusión semanal que incluyen recomendaciones generales de cosecha y de manejo de la fruta”.
En caso de que se observe un estado de madurez anticipado de alguna variedad respecto de la fecha establecida en el calendario tentativo, se solicita a SENASA un adelanto de la fecha de cosecha. Una vez que este organismo lo aprueba, se informa a través de los medios de comunicación, de la misma manera que el calendario tentativo” destacó Calvo.
Agustín Cabana es director de Poscosecha y Calidad de Kleppe S.A, una empresa argentina dedicada a la producción, empaque y comercialización de cerezas, peras y manzanas de la región. De su volumen de producción, la empresa comercializa un 40 % en el mercado interno y un 60 % a 42 países entre los que se destacan Estados Unidos, México, países de Europa y el sudeste asiático.
De acuerdo con Agustín Cabana - “Cada vez son más los mercados que demandan fruta de calidad, con sabor, aroma, color y textura adecuados. Esto solo se logra si se cosecha fruta que alcanzó su madurez fisiológica”. Asimismo, remarcó “En Inglaterra, por ejemplo, el consumo de peras en general se reduce alrededor del 6 a 7 % anual, aunque el consumo de peras maduras “listas para comer” crece anualmente entre un 7 y 8 %. Es decir, el consumidor prioriza las peras ya maduras con aroma y sabores irresistibles”. Italia y Estados Unidos también están en el mismo camino y cada vez exigen más una fruta que madure naturalmente y que den ganas al consumidor de volver a consumirlas.
Por esa razón, contar con el Programa Regional de Madurez, a través del cual se definen fechas de inicio de la cosecha (sello) y las recomendaciones técnicas brindadas por el mismo, resulta una ventaja competitiva para las frutas de pepita de nuestra región, ya que ningún otro país cuenta con un programa de estas características. “Hay muchos compradores que demandan fruta de la región por su potencial de maduración. Es decir, que diferencian nuestra fruta y eso es un valor adicional que tenemos que valorar y mantener como región”, concluyó Cabana.