La vida de Tomás Espora, a 187 años de su fallecimiento
Estuvo signada por el heroísmo, la aventura y el sacrificado servicio al honor de la República.
El Coronel de Marina Tomás Espora fue uno de los capitanes predilectos de Brown, debido a la bravura que expuso en todas las acciones en que intervino.
Espora nació en Buenos Aires el 19 de setiembre de 1800 y apenas 15 años más tarde comenzó su carrera naval a bordo de la corbeta «Halcón», que comandaba el Capitán Hipólito Bouchard, para un crucero corsario dispuesto por el Gobierno por las costas de Chile, Perú y Ecuador con el fin de obstaculizar el comercio español en esa región. Estaba a cargo del Almirante Brown con la fragata «Hércules» y el bergantín «Santísima Trinidad».
En 1816 participó en el ataque que las naves corsarias patriotas realizaron contra la fortaleza de El Callao. De regreso en Buenos Aires, Espora se embarcó como oficial a bordo de la fragata «La Argentina», nuevamente bajo las órdenes de Bouchard, e inició un periplo corsario que duró dos años.
Cuando el General San Martín alistó la Expedición Libertadora al Perú, Espora tomó parte de la misma. Luego fue oficial de la Marina de Guerra peruana formada por San Martín y combatió para rendir la fortaleza de El Callao, último baluarte que los españoles sostuvieron en el Pacífico.
Regresó a Buenos Aires en 1825 y al poco tiempo se produjo la declaración de guerra con el Imperio del Brasil. De inmediato pasó a formar parte de la escuadra al mando de Brown. Durante el transcurso de ese conflicto, hubo dos acciones en las cuales Espora demostró un valor y audacia rayanos en el heroísmo. Fueron ellas el asalto de las cañoneras a la Colonia del Sacramento que Brown llevó a cabo el 1° de marzo de 1826, con el objeto de apoderarse de la plaza; y el Combate de Quilmes.
En este último, ocurrido el 30 de julio de 1826, Espora intervino en calidad de Comandante de la fragata «25 de Mayo», buque insignia del Almirante Brown. Esta nave prácticamente sostuvo la mayor parte del combate, soportando el fuego que le hacía una veintena de naves brasileñas, durante tres horas. Espora fue herido gravemente y una bala le arrancó de la mano su bocina de órdenes. Pidió otra y continuó imperturbable dirigiendo la acción, solicitando además a los oficiales que en caso de que la nave fuera rendida al abordaje, echaran su cuerpo al mar para que no fuera trofeo de los enemigos de su Patria.
Cuando la «25 de Mayo» era ya «despojo ingobernable» –según la expresión del Almirante Brown– rodeada por las cañoneras se retiró del combate y entró a puerto, maltrecha y escorada, pero empavesada como en los días de gloria. Así llegó a la rada en medio de la patriótica exaltación del pueblo. Espora recibió las más emocionadas pruebas de gratitud de la gente de Buenos Aires. Una verdadera multitud se congregó ante la casa donde había sido transportado el heroico marino y solo se disolvió cuando el parte médico anunció que Espora se recuperaría de sus heridas.
A lo largo de sus 20 años de carrera, tuvo numerosas participaciones en acciones navales destacadas, fue ascendido a Coronel de Marina el 10 de octubre de 1828 y en noviembre de 1833 fue designado Comandante General de Marina, encomendándosele la Capitanía del Puerto de Buenos Aires.
En julio de 1835 enfermó gravemente y falleció el 25 de ese mes. El Almirante Brown dijo ante su cadáver: «Considero la espada de este valiente oficial una de las primeras de América y más de una vez admiré su conducta en el peligro».
Cinco buques en la Armada Argentina llevaron el nombre del Coronel de Marina Tomás Espora: bergantín «Espora» (1865), vapor de guerra «Coronel Espora» (1867), torpedera de mar «Espora» (1890), destructor «Espora» (1972) y corbeta misilística «Espora» (1983).
En su honor, el 19 de septiembre de 1975 se inauguró el Museo Tomás Espora, en la que fue su casa y que habitó hasta su muerte, en el barrio de Parque Patricios. Lo invitamos a hacer un recorrido de 360º a través de nuestro sitio web.