Estudiar a la Tierra desde el espacio
En el Día Nacional del/la Investigador/a Científico/a, entrevistamos a tres profesionales de CONAE y del Instituto Gulich que utilizan información satelital para generar conocimiento en las áreas de la salud, el ambiente y el agro.
El 10 de abril en conmemoración del nacimiento de Bernardo Houssay, primer premio Nobel argentino y latinoamericano y fundador del Conicet se celebra el Día Nacional del/la Investigador/a Científico/a. Desde la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) en el ámbito del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, queremos homenajear en este día a quienes investigan en nuestra institución por sus aportes a la ciencia de la Argentina, y en particular al área espacial, a través de las historias de Ximena Porcasi, Danilo Dadamia y Andrés Solarte, quienes desarrollan sus investigaciones en la CONAE y en el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich (CONAE/UNC), y en esta nota comentan sus impresiones sobre los desafíos de la carrera científica, sus vocaciones y los trabajos que realizan en la actualidad para generar conocimiento con datos e imágenes satelitales en aspectos tan diversos como la salud pública, el ambiente y la producción agropecuaria.
Preguntas y respuestas
Ximena Porcasi es bióloga. Como investigadora del Instituto Gulich, trabaja con información satelital aplicada al área de la salud humana. En particular, realiza estudios eco epidemiológicos sobre enfermedades transmitidas por vectores, como el Chagas y el dengue. “Tenemos el desafío de agregar valor a las imágenes que nos provén los satélites, ir más allá de la información técnica para, mediante la investigación científica, resolver problemas de la sociedad”, consideró.
Ximena Porcasi, investigadora en el Instituto Gulich (CONAE-UNC).
Porcasi recordó sus inicios como estudiante universitaria, cuando descubrió su vocación por la ciencia, así como las motivaciones que hoy la siguen acompañando en su trabajo: “Cuando estudié Bióloga en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) tuve muy buenos profesores, que me enseñaron a hacerme preguntas. Eso me hizo un click en la cabeza. No era sólo conocer cómo circula la sangre, el funcionamiento de una hormona o las características de una planta, sino empezar a diseñar preguntas al respecto y pensar en cómo responderlas con una metodología científica. La cosa se puso cada vez más complicada, pero me gustó”.
“Creo que aprender un dato es secundario, porque se lo puede buscar en la bibliografía. Investigar, en cambio, es estar atento al mundo que te rodea, hacerse buenas preguntas y tratar de diseñar cómo responderlas. Ese camino me resultó muy interesante y me llevó a seguir en el ámbito de la ciencia”, agregó.
En 2003 Porcasi aplicó a una beca doctoral que realizó en el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja (CRILAR), donde hacía muestreos de campo, y en la CONAE, donde realizaba análisis con imágenes satelitales. Su tema de estudio eran las vinchucas, vectores responsables de la transmisión de la enfermedad de Chagas, un área poco explorada hasta ese momento con sensores remotos. “Cuando entré al Instituto Gulich éramos sólo dos biólogos (junto con Camilo Rotela) entre físicos, ingenieros electrónicos y un agrónomo. Así que al principio me asusté un poco, pero me animé, también con el apoyo de mis mentores Marcelo Scavuzzo y Mario Lamfri. Tuve que aprender que no todo en la biología pasaba por los laboratorios y que ahora mis instrumentos iban a ser la computadora, las imágenes satelitales y el análisis de datos”, sostuvo.
Su trabajo de tesis consistió en analizar la ecología de las vinchucas y el medio donde se crían, utilizando como herramienta los satélites, como complemento de la información de campo. “Fue la primera tesis doctoral con un uso exhaustivo de imágenes satelitales en insectos de importancia humana. Había mucho conocimiento sobre el Chagas, pero la enfermedad tiene un contexto más amplio que la trasmisión por una picadura, entonces los satélites nos permitían hacer un zoom para no ver sólo una casa, por ejemplo, sino una superficie más amplia, conocer qué tipo de paisaje hay alrededor, cómo interactúan las personas con el ambiente y cómo, al transformarlo, los humanos también modificamos la posibilidad de enfermarnos”.
Con los años, las investigaciones de Porcasi incorporaron al mosquito Aedes aegypti, que transmite el dengue. “Todavía quedan muchas preguntas por responder”, indicó.
Mapa de Riesgo Ambiental de Dengue 2020 muestra en colores el riesgo de presencia del vector (rojo: alto, naranja: medio-alto, amarillo: medio-bajo, verde: bajo). Fue diseñado como una herramienta de apoyo al control y gestión de la enfermedad de manera conjunta entre CONAE y la Dirección de Control de Vectores del entonces Ministerio de Salud de Nación. Desde el año 2016 CONAE publica el mapa anual de riesgo ambiental de dengue en su geoportal
Conocer, explicar y transformar
“Nunca pensé que iba a terminar trabajando en una agencia espacial”, dijo Danilo Dadamia al repasar su carrera científica, que inició en la Universidad de Buenos Aires. Aunque, en rigor, su interés por el espacio comenzó mucho antes, siendo niño. “Cuando tenía seis años mi padre me regaló un libro de astronomía, que me gustaba por sus fotos del sol, de la luna y de otras misiones que la NASA ya había realizado a distintos planetas, pocos años después de llegar a la luna”. Los textos de esa publicación también fueron algunas de sus primeras lecturas, cuando recién arrancaba la escuela primaria. Le impactaron tanto que, al terminar segundo grado, le dijo a su padre: “creo que voy a estudiar física”.
Danilo Dadamia, investigador responsable del área de ciencia y desarrollo en la Gerencia de Observación de la Tierra, CONAE.
Dadamia cursó la escuela secundaria en un Bachiller Comercial. Se recibió con el título de Perito Mercantil y luego entró en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, donde estudió Física. “Unos años más tarde hice una maestría en la Facultad de Ingeniera de la UBA, y uno de mis docentes fue Alberto Giráldez, quien fue uno de los iniciadores de la Misión SAOCOM. Él me sugirió la posibilidad de trabajar en la CONAE”.
En 2006 Danilo se integró al equipo de trabajo del proyecto SAOCOM, como responsable del desarrollo de los Mapas de Humedad de Suelo, principal producto de la misión satelital argentina. “En esa época, la comunidad científica tenía opiniones divididas respecto de la posibilidad de estimar la humedad del suelo utilizando un radar en banda L, como el que tenemos en la actualidad”, recordó.
Hoy es responsable del área de Ciencia y Desarrollo, dentro de la Gerencia de Observación de la Tierra de CONAE. Su trabajo se concentra en el desarrollo de productos de los satélites SAOCOM y del sistema SIASGE, que además de los satélites argentinos integra otros cuatro de la Agencia Espacial Italiana (ASI), denominados COSMO-SkyMed, y que, en conjunto, brindan la posibilidad de combinar las bandas L y X.
“En el último año, trabajando con el ingeniero Pablo Estrada, del equipo de desarrollo de SAOCOM, logramos desarrollar un producto que combina ambas bandas, que es único en el mundo. Consiste en tomar una imagen COSMO-SkyMed en banda X (de la ASI) y una imagen SAOCOM en banda L (de la CONAE) y, utilizando una técnica que se denomina Wavelets, generar una fusión que nos permite realzar las características de ambas bandas. Con la banda X tenemos mejor resolución espacial y con la banda L logramos una mejor penetración”.
“La idea es que se usen las bondades de los satélites SAOCOM y COSMOS para que, al combinar las bandas, podamos tener una mayor texturización de la imagen y que eso nos permita reconocer cultivos, por ejemplo, desarrollar clasificaciones, mapas temáticos y estudios de biomasa, entre otros aspectos. Ya pudimos ver distintos tipos de paisajes, como ciudades, zonas montañosas y cultivos distribuidos a lo largo del país”.
Al reflexionar sobre su profesión, consideró: “Un investigador comparte la curiosidad con los niños. A partir de eso tratamos de conocer el mundo, de explicarlo y, si podemos, transformarlo en tecnología”. Danilo aún conserva, como una reliquia, el libro de astronomía que le regaló su padre hace 45 años.
Mapa de Humedad de Suelo, muestra la comparación de dos situaciones de humedad en una misma región en la provincia de Córdoba, en dos fechas del mes de febrero de 2020, en ocasión de fuertes lluvias que evidenciaron el cambio de humedad de suelo. En color azul se muestran las zonas de humedad alta, en amarillo-verde zonas de humedad media y en color rojo zonas de humedad baja.
Una oportunidad única
De origen colombiano, Andrés Solarte llegó a la Argentina en 2014 para realizar la Maestría en Aplicaciones Espaciales de Alerta y Respuesta Temprana a Emergencias, del Instituto Gulich, mediante una beca de la CONAE. Desde entonces continuó desarrollando su profesión en nuestro país. Actualmente está entusiasmado por tener la posibilidad de utilizar información radar de los satélites SAOCOM para avanzar en sus investigaciones y, a futuro, quisiera aprovechar toda la experiencia que adquirió en estos años para realizar un aporte en su país.
Andrés Solarte, investigador en el Instituto Gulich (CONAE-UNC).
“Cuando estudie Ingeniería Topográfica en la Universidad del Valle, Colombia, asistí a un congreso donde se desarrolló un taller sobre incendios forestales detectados a partir de datos satelitales. Hasta ese momento sólo había hecho trabajo de campo como topógrafo y no conocía el potencial de los sensores remotos, pero a partir de ese evento me interesé por la tecnología y comencé a estudiarla para mi tesis”, dijo.
Luego llegó la oportunidad de acceder a un beca para estudiar en el Instituto Gulich y, al finalizarla, trabajó dos años en la Universidad Nacional de Río Negro, en Bariloche, procesando información satelital para modelar el potencial de la energía eólica en la Patagonia. Hasta que recibió una propuesta del Instituto Gulich para presentarse a una beca doctoral de Conicet y realizar tareas docentes en el Instituto.
Hoy trabaja con datos SAOCOM, mediante la técnica de interferometría SAR (InSAR), para realizar modelos de elevación digital de la superficie, que representan una valiosa información de base para llevar a cabo estudios geológicos y, por ejemplo, colaborar en la gestión de inundaciones e incendios.
El IG también le ayudó a generar lazos sociales, lejos de su país. “El Gulich es como una familia. Es un ambiente muy ameno”. En cuanto a su profesión, Solarte consideró que “la carrera del investigador científico no es sencilla, al menos en Colombia. Por eso estoy muy agradecido con la Argentina, porque me permitió recorrer un camino que me gusta y me hace feliz”.
“Trabajar con imágenes de los satélites SAOCOM es una oportunidad única. Es gratificante pensar que los productos que desarrollamos tienen utilidad para la sociedad”, concluyó.-
Modelo de Elevación Digital de la zona norte del Departamento de Punilla, provincia de Córdoba,. generado a partir de imágenes SAOCOM de las fechas 15 de noviembre y 17 de diciembre de 2019. Los colores muestran la altura del terreno referida al elipsoide WGS84, desde los 600 metros, en verde, hasta los 1900, en rojo.