“Garantizamos el derecho que tiene todo chico a vivir en familia”
La adopción es un acto trascendente en la vida de cualquier adulto que quiera ser padre o madre. Pero, sobre todo, es prioritario encontrar un hogar a chicos que no lo tienen. Y hay personas cuyo trabajo es hacer que ese sueño se vuelva realidad.
Cada uno en su especialidad, realiza un aporte para que muchos chicos en situación de ser adoptados finalmente encuentren un lugar en el mundo, un espacio afectivo. Los dos son jóvenes y trabajan como asesores de la Dirección Nacional de Registro único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA). Dana Kaufmann es abogada, y trabaja desde hace un año en el área, mientras que Juan José Jeannot es psicólogo y su labor ya lleva un poco más de tiempo: se desempeña desde hace cuatro años.
“Una vez por mes hacemos charlas informativas para interesados en adoptar, generalmente personas que viven en provincia de Buenos Aires y en la ciudad de Buenos Aires”, explica Jeannot. Las charlas tienen una duración de dos horas, se realizan una vez por mes, requiere una inscripción previa y las convocatorias se difunden a través de las redes sociales del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
El Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos fue creado por la Ley 25.854, en 2004 y tiene como objetivo principal formalizar una lista denominada nómina de aspirantes. Esa lista estará constituida por las jurisdicciones adheridas a la ley.
“A la gente le preocupa, por ejemplo, cuántos chicos hay en hogares y en situación de calle, y qué pasa con ellos cuando hay gente que está anotada en el registro desde hace mucho tiempo. En realidad, no todos los chicos que están en la calle o en hogares tienen declarada su situación de adoptabilidad”, explica Kaufmann.
“Generalmente, los que están en hogares son chicos separados de su familia por la vulneración de algún derecho, y se procura que puedan revincularse con la familia de origen, lo que incluye a tíos y abuelos. Si eso no es posible, existen plazos que plantea el Código Civil, que una vez agotados, se declara la situación de adoptabilidad, y ahí sí se empieza a buscar familias y es cuando nosotros, como Registro, empezamos a intervenir”.
Cada provincia tiene su registro propio de aspirantes y se nuclea la información en la DNRUA. “Si una persona se inscribe en una provincia, esa inscripción es válida para todo el país”, señalan.
La función principal de la dirección, a cargo de Graciela Fescina, es la de centralizar la información de todos los postulantes a nivel nacional. “Se coordina la búsqueda de aspirantes para chicos en situación de ser adoptados: si no se encuentra en el lugar donde viven, entonces se amplía la búsqueda a todo el país.
El derecho a vivir en familia
La idea de que un niño adoptado completa una carencia de quienes quieren adoptarlo es una noción errónea. “Nuestro principal eje de trabajo es transmitir que lo que hacemos no es buscar un niño o niña para una familia que no puede tener un hijo, sino que buscamos familias para niños que las necesitan”, puntualiza Jeannot.
Y agrega su compañera: “Tenemos que garantizar el derecho que tiene todo chico a vivir en familia”. Dana y Juan José tienen trato directo con los postulantes, los asisten y les transmiten lo que saben “para que pierdan el miedo de que el proceso es muy complejo, porque lo es menos de lo que se cree”.
El Registro cuenta con 5300 inscripciones en todo el país, en las que el 90 por ciento tienen una disponibilidad para niños de hasta 1 año de edad.
Durante las charlas, se les muestra la disponibilidad adoptiva que tienen los aspirantes: “La franja etaria de niños que podrían adoptar, si aceptarían grupos de hermanos, hasta cuántos niños podrían adoptar, o niños con alguna situación de salud o discapacidad“. “La mayoría no acepta grupos de hermanos -detalla Dana- o si aceptan es sólo hasta dos chicos. Pero hay grupos de más hermanos y eso vuelve muy complejo encontrar una familia”.
Una historia que sigue
Ambos coinciden en que hay una idea generalizada de querer adoptar un bebé. Jeannot dice que en las charlas se escucha mucho: “Queremos que sea un bebé para formarlo a nuestro modo”. Suelen responder que a un niño no se lo forma. “El niño va teniendo su personalidad, y por supuesto se va a ir identificando, sea pequeño o más grande, con la familia que vaya construyendo. En la adopción tiene que haber un respeto por la historia de origen: no es que se empieza una historia nueva, sino que se continúa la historia de estos niños. Hay que estar dispuesto a acompañarlos con la historia que ya traen”.
Hay tres etapas en el proceso de adopción: la de vinculación, que es una etapa previa al otorgamiento de la guarda; la guarda con fines adoptivos (que es un período de seis meses) donde empiezan a convivir con la familia y la postadopción. En esos períodos se acompaña a las familias.
“Lo que tiene que ver con vinculación es una herramienta más que les ofrecemos a los juzgados: nos convocan. Después vamos al hogar de niños, para ver cómo está el chico. Y entrevistamos previamente a la familia para brindarles toda la información, anticipándole cuestiones que pueden suceder en la vinculación”, cuenta el psicólogo. Los asesores conocen a los chicos en un encuentro lúdico, en algún espacio fuera del hogar de niños, y comienzan luego las primeras salidas con las familias. Cuando están dadas las condiciones, salen juntos por su propia cuenta.
“Organizamos luego pernoctes en la casa de la familia, pero la idea es que sea un proceso gradual, una construcción”, dice Kaufmann. Semanalmente tienen contactos con los adoptantes para evaluar cómo avanza la vinculación, y periódicamente envían informes técnicos al juzgado. El paso final es cuando evalúan que ya están dadas las condiciones para la guarda, y ello se notifica en un informe.
La implicancia que tiene esta labor en Dana y Juan José se verifica en un simple ejemplo. Dice Dana: “Seguimos en contacto con los casos, nos mandan fotos del primer día de clase de la familia, el primer boletín. Es muy emocionante. Y es lindo que sepan que seguimos acompañándolos”.