“Es maravillosa la devolución de la víctima que se siente acompañada”
“Es gratificante llevarle tranquilidad al otro”, dice una de las psicólogas del programa del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que asiste ante denuncias por violencia sexual o intrafamiliar.
Todas las personas que sufren o se encuentran en conocimiento de una situación de violencia familiar o sexual pueden comunicarse con la Línea 137, un número gratuito que funciona las 24 horas, los 365 días del año. Ese servicio integra con el 0800-222-1717 las dos líneas de atención gratuita del Programa Las Víctimas contra las Violencias, coordinado por la psicóloga Eva Giberti.
Según sus estadísticas, se recibieron 126.522 llamados entre el mes de octubre de 2006 y julio de este año, y se acompañaron y contuvieron 29.117 casos en terreno en ese período. Estos datos corresponden a conflictos en los que está presente la violencia familiar.
Carina Rago trabaja desde sus inicios, en 2006, en el espacio de “contención y escucha” para las víctimas que tiene el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y espera que su alcance sea federal. Hoy funciona en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Misiones, Chaco y Chubut.
Cuando empezó, coordinaba los equipos móviles en el territorio, las “intervenciones en terreno”, explica. Ya sea en una escuela, un hospital, una comisaría o en un domicilio particular, tras un llamado, la psicóloga acudía a contener a las víctimas.
Los psicólogos y trabajadores sociales trabajan algunos días atendiendo el teléfono, y otros, salen al terreno en equipos móviles. En Capital Federal, funcionan ocho, divididos en las zonas Norte y Sur. Realizan una intervención en la emergencia y en la urgencia cuando una víctima pide ayuda en casos de violencia sexual o familiar.
Con una formación en psicoanálisis en la UBA, Rago siempre pensó que su “lugar en el mundo” era al lado “de las mujeres víctimas de violencia”, y ya lo empezó a ejercer su rol en forma solidaria en el Hospital Álvarez de Flores.
-¿Qué valores destacás en la atención a la víctima?
-Desde su creación, (el Programa) surge de una necesidad social porque se observaba que las víctimas no se animaban a denunciar o que, si se animaban, corrían con el prejuicio del otro lado que evaluaba si era viable tomar o no la denuncia sea en fiscalías, juzgados, hospitales o comisaría. No le creían al niño o sostenían que la mujer exageraba el relato. Así, se crea un programa en el que es muy importante la escucha. En un primer momento, hay que realizar un estricto trabajo de contención, asesoramiento y, también, brindar información fundamental porque la mujer recién inicia un camino muy arduo tras la denuncia.
“La escucha y la atención viene con el acompañamiento cuerpo a cuerpo para evitar la vulneración de sus derechos”
-¿Hay un plan de acción ante cada llamada?
-Sí, hay un plan de acción porque algunas ameritan el desplazamiento del equipo y otras no. En esa llamada es muy importante lograr un vínculo de confianza. Luego, se prioriza resguardar la salud, especialmente en los casos de violencia sexual porque ella o él debe tomar un ‘kit de emergencia’ en las primeras 72 horas de ocurrido el hecho de victimización sexual.
Y acompañamos en todo el proceso de urgencia legal. En casos de abuso sexual infantil (ASI), por ejemplo, si hay un adulto que se hace cargo de denunciar el hecho, se focaliza en función del niño victimizado y pasa al equipo de seguimiento de los caso. Si no lo hay, se busca la denuncia de oficio a través de un acta de los servicios de protección de la niñez correspondiente a la jurisdicción.
El problema de las causas sobre ASI es que la mayor cantidad ocurren en el ámbito familiar o de confianza por eso no se llega a la denuncia.
-¿Cómo es el perfil profesional de quien atiende casos de violencia sexual?
-Hay que formarse, nosotros escuchamos a la víctima desde una perspectiva de género. Funcionamos como ordenadores de la realidad y vamos a lograr que se le tome la denuncia con un trabajo muy fuerte de empoderamiento de esa mujer, y sus derechos. Se realiza una capacitación desde una perspectiva de género y entendemos que socialmente gran parte de las situaciones con las que nos encontramos nos muestra que la mayor cantidad de víctimas son mujeres y niñas, y si son niños, son menores de 18.
-¿Te sorprende algo de lo que ves en tu trabajo?
-Me sorprendió lo gratificante que fue para mí poder darle tranquilidad al otro. La devolución que te hace una víctima luego de sentirse acompañada es maravillosa, es mi lugar en el mundo. Lo que te devuelven es porque ven que los estás mirando y los registrás, es impresionante.
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