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La CNEA colabora con un programa del ARCAL para mejorar la productividad agrícola en la región

El proyecto del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe busca cerrar las brechas de productividad de los principales cultivos de seguridad alimentaria mediante el uso de técnicas de análisis isotópicas y nucleares.


La Comisión Nacional de Energía Atómica participa en un proyecto del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL), que busca mejorar la productividad agrícola a través de prácticas más eficientes. En particular, se impulsa la evaluación del aprovechamiento de nutrientes y agua empleando técnicas de análisis isotópicas y nucleares en cultivos de interés agrícola, así como la utilización de la radiación para obtener variedades más resistentes y la aplicación de biofertilizantes.

El proyecto "Aumento de la productividad agrícola mediante mejores prácticas y variedades mejoradas (ARCAL CXCII)" apunta a cerrar las brechas de productividad de los principales cultivos de seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe a través de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes, procurando dejar las menores huellas ambientales posibles.

Los Estados miembros del ARCAL que han adherido al proyecto son Argentina, Belice, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Haití, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. El programa se propone integrar a agricultores, tomadores de decisiones gubernamentales, investigadores de universidades e institutos agrícolas y organizaciones no gubernamentales (ONG) a través de un enfoque participativo.

Para enfrentar los desafíos planteados por el cambio climático y aumentar la productividad, se promoverá el uso de variedades de cultivos generadas por mutagénesis radioinducida. Esta técnica, totalmente segura, utiliza la radiación para acelerar mutaciones genéticas en las plantas que, en la naturaleza, tardarían mucho más tiempo. De esta manera, por ejemplo, se pueden obtener variedades resistentes a condiciones climáticas adversas o a plagas.

Para reducir los costos de producción y disminuir la contaminación ambiental, también se impulsará el uso de diversos tipos de nutrientes como biofertilizantes a base de bacterias de crecimiento vegetal, fertilizantes orgánicos y hormonas vegetales, seleccionados en función de su disponibilidad y eficiencia.

Mientras tanto, se busca difundir el uso de las técnicas isotópicas para estimar la asimilación de nutrientes y fertilizantes por parte de las plantas. Estás técnicas emplean isótopos más pesados del elemento estudiado como un trazador, lo que permite seguir el camino de dicho nutriente en el sistema.

La Sección de Gestión de Suelos y Aguas y Nutrición de Cultivos del centro conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desarrolló una amplia gama de técnicas nucleares e isotópicas para su uso en la gestión de suelos y aguas para mejorar la eficiencia en el uso de nutrientes y, nitrógeno y carbono, mejorando así la fertilidad del suelo y mitigando las emisiones de gases de efecto invernadero.

En el Departamento Aplicaciones Agropecuarias de la CNEA se estudian los efectos de las prácticas agrícolas de conservación de suelos, de fertilización y nutrición mineral y uso del agua, en el marco de la producción agrícola sustentable. Las herramientas para hacerlo son el empleo de isótopos estables de nitrógeno, oxígeno e hidrógeno y técnicas nucleares.

Dentro del Departamento, la División Aplicaciones Agronómicas se enfoca en el uso de tecnologías nucleares e isotópicas para evaluar prácticas de manejo agronómico, con el fin de mejorar la eficiencia y la sostenibilidad en la agricultura.
“Por ejemplo, se estudia la dinámica del nitrógeno en sistemas agrícolas utilizando metodologías isotópicas con Nitrógeno-15, que permiten estimar la Fijación Biológica de Nitrógeno y el uso eficiente de fertilizantes nitrogenados químicos, enmiendas y abonos orgánicos. También se utilizan sondas de neutrones de profundidad e isótopos estables del agua (oxígeno-18 y deuterio) para evaluar la dinámica del agua en el sistema suelo-planta-atmósfera, y densímetros nucleares para determinar la densidad aparente del suelo. Estas técnicas permiten optimizar las prácticas de manejo agronómico y una gestión precisa de los recursos hídricos”, explica Mariana Malter Terrada, jefa del Departamento Aplicaciones Agropecuarias.

Estas investigaciones no solo tienen el potencial de aumentar la productividad agrícola, sino también de promover prácticas más sostenibles y respetuosas con el ambiente, que contribuyen a disminuir los efectos negativos del cambio climático y a promover la economía circular y la reducción de residuos.

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