Presidencia de la Nación

Declaración de La Ceiba

Se dicta la Declaración de La Ceiba en la Primera cumbre mundial de los afrodescendientes y las afrodescendientes, en la ciudad de La Ceiba, Honduras.

Declaración de La Ceiba

Justicia y derechos humanos


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Declaración de La Ceiba

En la Primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes, en la ciudad de La Ceiba, Honduras, el 20 de agosto de 2011 se adopta la Declaración de La Ceiba.

Nosotras y nosotros, los pueblos, las comunidades, organizaciones y las personas descendientes de las africanas y los africanos esclavizados en las Américas y que hoy vivimos en todas las regiones del mundo, nos convocamos a la Primera Cumbre Mundial de los y las afrodescendientes en el Centro universitario regional del litoral atlántico (CURLA), en la ciudad de La Ceiba, Atlántida, Honduras, del 18 al 21 de agosto de 2011.
Nos convocamos por iniciativa de la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario (ODECO), acompañados por instituciones de la sociedad civil, organismos académicos, entidades públicas e internacionales, organizaciones del movimiento Afrodescendiente y el Gobierno de Honduras.

Nos convocamos para observar el año 2011 como el Año internacional de los y las afrodescendientes, con el objetivo central de armar una agenda común para superar las condiciones de desigualdad social, económica, cultural, ambiental y política que sufren los y las afrodescendientes en todo el mundo. Las personas afrodescendientes son una población mayor a 1.000.000.000 personas y representan un 15% de la población mundial.

La literatura coincide en que los afrodescendientes y las afrodescendientes viven en condiciones que les impiden disfrutar los derechos humanos y que la discriminación profundiza las brechas entre sus condiciones de vida y las condiciones de vida de otros grupos sociales. La desigualdad en las condiciones de vida de las personas afrodescendientes continúa ante la falta de políticas públicas y medidas efectivas que garanticen el logro de las metas y los objetivos de Desarrollo del milenio.
La pobreza, en especial la pobreza extrema, atacan las aspiraciones de los afrodescendientes y las afrodescendientes de mejorar las condiciones de vida, las capacidades, la libertad cultural, el bienestar y el pleno ejercicio de la ciudadanía a través del mundo.

Conocemos nuestra responsabilidad histórica de enfrentar las violaciones permanentes a nuestros derechos humanos por motivo de raza, color, etnicidad y la exclusión socioeconómica que vivimos las personas afrodescendientes. Conocemos nuestra responsabilidad de responder al desafío de proponer un modelo de desarrollo integral sostenido con identidad. Conocemos nuestra responsabilidad de asumir la obligación con las generaciones futuras de construir una sociedad global más justa, equitativa, incluyente, tolerante, democrática, descolonizada, intercultural y pluriétnica, donde todas las personas, comunidades y pueblos “no serán juzgados por el color de su piel sino por la integridad de su carácter” en palabras del Reverendo Martin Luther King.

Hoy, los hombres y mujeres, de todas las edades y nacionalidades, participantes en la Primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes, proclamamos al mundo esta Declaración de La Ceiba.

Recordando que la Organización de Naciones Unidas en la 65 sesión plenaria del 18 de diciembre de 2009 emitió la Resolución 64/169 aprobada por la Asamblea General que declara el 2011 como Año internacional de los y las afrodescendientes, para fortalecer las medidas nacionales y la cooperación regional e internacional, para promover el disfrute de los derechos humanos de los y las afrodescendientes, para fomentar la participación de las personas afrodescendientes en los espacios sociales y para promover un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de su herencia y cultura, bajo el lema ”Pueblos Afrodescendientes: Reconocimiento, Justicia y Desarrollo”.
Esta convocatoria fue recibida por la Organización de Estados Americanos el 15 de marzo de 2011 al sumarse a la publicación de la ONU.

Considerando que si bien desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 los países han avanzado en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia a traves de leyes nacionales e internacionales y la implementación de medidas en materia de derechos humanos, en especial con la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial, aún existen muchas formas de exclusión, desigualdad, marginalidad y negación de la ciudadanía plena debido al racismo y la xenofobia. Además, la mayoría de los países no tienen datos válidos y confiables que informen sus políticas contra la discriminación racial y permitan controlar las desigualdades por la raza y la etnia de una persona.

Diciendo que esta Primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes toma las estrategias y reclamos de libertad, igualdad y ciudadanía de los 5 Congresos panafricanos, los 3 congresos de las Américas negras, la Declaración de los derechos de los pueblos negros del mundo (1920), la Declaración y programa de acción de Viena (1993), las 3 Conferencias mundiales contra el racismo, la Conferencia regional de las Américas contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia realizada en Santiago de Chile en 2000, la Primera cumbre continental sobre desarrollo de las comunidades y poblaciones afroamericanas (2000) y la Consulta de los afrodescendientes de Las Américas (2002) y los 2 Congresos internacionales África-Occidente, realizados en España en 2007 y 2010.
Todas esas reuniones internacionales muestran la capacidad de lucha y propuesta del movimiento global afrodescendiente de impulsar una agenda mundial para el desarrollo integral sostenible, que fortalezca la ciudadanía afrodescendiente.

Recordando que aún existen pueblos y países que no han realizado su derecho a la autodeterminación, descolonización e independencia, no cumpliendo la Resolución 1514(XV) aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1960.

Reconociendo que la Declaración y plan de acción de Durbán de la 3º Conferencia mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia dio esperanza a las y los afrodescendientes alrededor del mundo, aunque no hay progresos significativos en la implementación del Plan de acción que se aprobó hace 10 años. La Declaración y plan de acción de Durbán se realizó en Sudáfrica, en 2001.

Recordando que la 3º Conferencia mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia fue una oportunidad para ver los desafíos y avances de los pueblos indígenas, y también para ver la necesidad de buscar acuerdos en las luchas por la igualdad y el respeto a la dignidad humana.

Afirmando que el legado histórico, cultural y social africano y afrodescendiente es herencia de la humanidad y que la lucha contra el racismo es obligación de todas las personas a través del mundo.

Afirmando que esta agenda global afrodescendiente tiene como objetivos centrales:
. terminar con la invisibilidad y lograr el reconocimiento de nuestras contribuciones a la formación de nuestras sociedades y a la diversidad cultural de la humanidad,
. combatir la injusticia que representan todas las formas de racismo y discriminación racial,
. garantizar la inclusión plena de las personas, comunidades y pueblos afrodescendientes en los procesos de desarrollo y el disfrute de los derechos humanos.

Considerando que pese a los esfuerzos de reclamos de nuestro movimiento global afrodescendiente, en el siglo 21 aún existen los efectos de la esclavitud, la colonización, el racismo, la enajenación y la explotación que frenan el ejercicio de nuestra ciudadanía plena. Esos efectos también impiden el goce de nuestros derechos humanos y el derecho al desarrollo sostenible con identidad, por esto se convoca de manera autónoma esta primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes.

Consideramos que esta Primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes es el espacio político de la sociedad civil afrodescendiente y su movimiento social para analizar y negociar con los gobiernos, las agencias para el desarrollo, los organismos internacionales y regionales y demás instituciones propuestas concretas, efectivas y viables orientadas a gestar un plan global de desarrollo sostenible con identidad para los y las afrodescendientes. Este plan global de desarrollo responde a los tres ejes temáticos de esta primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes: Derechos humanos y justicia, Derechos económicos y políticas públicas y Movimientos sociales, identidad y política.

Considerando que los resultados de esta Primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes deben orientarse hacia una reparación integral de los y las afrodescendientes, ya que por más de 5 siglos fueron sometidos a los crímenes de lesa humanidad de trata trasatlántica y esclavitud.
La reparación a los delitos de lesa humanidad debe concretarse en acuerdos que garanticen:
. los derechos humanos, la justicia, la no discriminación y la inclusión en políticas públicas,
. la aplicación de medidas de acción afirmativas para promover las capacidades humanas y el acceso a la educación, salud, vivienda, saneamiento, empleo e ingresos justos,
. el derecho al territorio en forma integral, la protección de nuestros recursos naturales, la paz, la gobernabilidad y la autonomía administrativa de los mismos,
. la promoción y protección de la identidad cultural, la espiritualidad, el talento, el conocimiento de nuestra historia y patrimonio,
. el acceso a la justicia y a la rehabilitación de los confinados y confinadas,
. el freno a nuevas formas de discriminación, xenofobia y prejuicio racial, el fortalecimiento de la organización y participación,
. una acción justa de reconstrucción de Haití,
. los planes de desarrollo para nuestras comunidades ancestrales rurales y urbanas.

Reclamando que los estados y naciones africanas también deben ser reparados por los daños de la trata esclavista y el colonialismo. Reclamando que los gobiernos, los organismos internacionales y regionales y las empresas deben adoptar medidas que fomenten el desarrollo económico sostenible de las naciones africanas y garantizar los derechos humanos de sus ciudadanos y ciudadanas, y apoyar toda iniciativa que promueva la confraternidad, la justicia, la democracia y la paz en el continente africano.

Considerando que los gobiernos del mundo se han comprometido mediante diferentes instrumentos a orientar la gestión pública a consolidar la democracia, a retomar el desarrollo económico y a reducir la desigualdad social, garantizando la inclusión social. Estos compromisos los obliga a integrar a las y los afrodescendientes en la agenda mundial por la democracia y el desarrollo.

Convencidos que los y las afrodescendientes superaran las barreras sociales, económicas, culturales y políticas mediante la inclusión y el acceso a una educación de calidad que integre los elementos históricos y culturales de su identidad a su formación, desarrollando su potencial como actor de su
historia y devenir.

Celebrando nuestra diversidad como hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y envejecientes, de todas las nacionalidades del mundo, condiciones y capacidades, y orientaciones e identidades de género.

Reclamando nuestro derecho irrenunciable a la ciudadanía, la igualdad, la justicia, la democracia y la paz.

Demandamos

I. Que los estados, siguiendo la Declaración y plan de acción de la 3º Conferencia mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia y otros instrumentos internacionales, combatan el racismo y todas las formas de discrimen racial tomando las medidas necesarias para eliminar este mal de la humanidad, garantizando el pleno disfrute de los derechos humanos de los y las afrodescendientes.

II. Que se garantice el acceso a la justicia y el ajusticiamiento a las personas e instituciones que violan nuestros derechos humanos y colectivos.

III. Que los estados y los organismos regionales e internacionales tomen medidas concretas para asegurar el acceso pleno de los y las afrodescendientes a los servicios diferenciados y los avances en los campos de educación, salud, vivienda, empleo, ingresos y accesos a sistemas de financiamiento y crédito, alimentación, tecnologías de la información y comunicaciones, cultura y procesos políticos.

IV. Que los gobiernos y las empresas tienen la obligación de garantizar a los y las afrodescendientes lugares de vivienda, trabajo y recreación saludables, libres de contaminación y degradación ambiental.

V. Que los gobiernos, los organismos regionales e internacionales y las empresas aseguren la integridad y continuidad de nuestros territorios y comunidades y las protejan de desplazamientos por conflictos militares, planes urbanistas o desastres naturales que atenten contra su existencia.

VI. Que los sistemas educativos y culturales impulsen una nueva historia de la humanidad que reconozca la memoria, el legado y los aportes de los y las afrodescendientes al desarrollo humano, y que destaquen a los y las afrodescendientes como actores centrales en la construcción de las naciones.

VII. Que los organismos y gobiernos hagan planes específicos con indicadores de cumplimiento que midan el progreso en la lucha contra el racismo, la discriminación racial y la xenofobia. Se debe incluir en los planes la implementación de políticas públicas diferenciadas y la creación de organismos responsables de controlar y rendir cuentas, y las asignaciones presupuestarias necesarias para alcanzar estos objetivos.

VIII. Que las políticas públicas y los programas de combate al racismo tengan una visión transversal que promueva a la equidad de género, edad, nacionalidad, condición social, capacidad y orientación e identidad de género.

IX. Promover las legislaciones, políticas públicas, acciones afirmativas y normativas especiales que garanticen el respeto de los derechos humanos de las mujeres afrodescendientes y su plena participación en la toma de decisiones, en los ámbitos económicos, sociales, políticos y culturales que generen en el mediano plazo mejoras importantes en sus condiciones de vida.

X. Que los países hagan programas para luchar contra la pobreza incluyendo las necesidades y expectativas de los y las afrodescendientes, en particular de las mujeres, niñas, niños, adultos, adultas mayores. Para lograr el fin de la pobreza pedimos a los Estados que, junto a las organizaciones afrodescendientes, armen planes de desarrollo sostenibles con identidad para las comunidades afrodescendientes, y que las comunidades afrodescendientes reciban las asignaciones presupuestarias necesarias para la realización de estos objetivos.

XI. Que los gobiernos, la comunidad internacional y el movimiento afrodescendiente, armen estrategias, planes y proyectos que respondan a las necesidades y demandas de los y las jóvenes afrodescendientes en la agenda pública de los países; identificando las oportunidades y desafíos de corto mediano y largo plazo.

XII. Que las Naciones Unidas declaren el Decenio de los Pueblos Afrodescendientes en el Mundo a partir del año 2012, incluyendo las estructuras y asignaciones presupuestarias requeridas.

XIII. Que las Naciones Unidas creen el Fondo de Desarrollo de los y las afrodescendientes.

XIV. Que las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, el Sistema de Integración Centroamericana, la Unión de Naciones Suramericanas y la Unión Europea creen en su seno el Foro Permanente de Asuntos Afrodescendientes.

XV. Que las Naciones Unidas, a través de sus organismos, diseñen y usen un Índice de desarrollo humano con perspectiva de raza y etnicidad.

XVI. Que las Naciones Unidas tomen la perspectiva transversal de raza y etnicidad en los Objetivos de desarrollo del milenio para garantizar la integración de los desafíos de las comunidades y poblaciones afrodescendientes y que se haga un objetivo 9 del milenio que comprometa a todos los países a reducir todas las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia.

XVII. Que los organismos internacionales deben hacer planes de acciones afirmativas para integrar más profesionales afrodescendientes en roles de toma de decisiones en los niveles nacionales, regionales y sedes principales.

XVIII. Que organismos tales como la Organización de Estados Americanos, la SICA, UNASUR, SEGIB, Grupo de Río, Unión Europea, Unión Africana y CELAC, SICA entre otros, tengan mecanismos y programas que fomenten los vínculos de los y las migrantes afrodescendientes a sus países de origen en el marco de políticas de respeto a los derechos humanos.

XIX. Que las Naciones Unidas, en colaboración con la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea, el Sistema de Integración Centroamericana, la Unión de Naciones Suramericanas y la Unión Africana dirijan procesos para finalizar la descolonización de los pueblos y territorios en esas condiciones, y para frenar el etnocidio y el exterminio en los territorios ancestrales.

XX. Que todos los países establezcan el día internacional de la cultura afrodescendiente.

XXI. Que se cree un fondo para financiar la producción y difusión de la historia general de África y la historia del desarrollo cultural de los y las afrodescendientes. Estos textos deben tener una distribución mundial.

XXII. Que las universidades y unidades de investigación deben crear cátedras, especialidades, programas académicos y proyectos de investigación que informen y acompañen los objetivos de la Declaración de La Ceiba.

XXIII. Que los medios de comunicación promuevan una política de información, formación y propaganda de respeto a los derechos humanos de los y las afrodescendientes y que tengan códigos de ética para combatir el racismo. Que los medios de comunicación tomen medidas de acción concretas para promover la presencia de profesionales afrodescendientes en las actividades de comunicación públicas.

XXIV. Que el Gobierno de Honduras, apruebe e implemente el plan de desarrollo integral sostenible con identidad de los pueblos indígenas y afrohondureños.

Los hijos y las hijas de África, aquí reunidos en La Ceiba, Honduras, honrando la memoria y el sacrificio de nuestros ancestros y tomando nuestra responsabilidad con las generaciones futuras,

Reconocemos el acompañamiento del gobierno de Honduras y del Centro universitario regional del litoral atlántico de la Universidad nacional autónoma de Honduras por hacer posible la realización de la Primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes y agradecemos por la labor visionaria de los compañeros y compañeras de la Organización de desarrollo étnico comunitario ODECO, quienes asumieron la responsabilidad de convocarnos y orientarnos por el camino del reconocimiento, la justicia y el desarrollo, y

Nos comprometemos a garantizar el pleno cumplimiento de la Declaración de La Ceiba de la Primera cumbre mundial de los y las afrodescendientes. Establecemos como organismo permanente de la sociedad civil el Comité de coordinación internacional de las Cumbres mundiales afrodescendientes, como una instancia internacional de coordinación, vigilancia, movilización, propuestas, organización y seguimiento de acuerdos y acciones políticas.

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Texto completo de la norma

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