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Fauna Silvestre


COVID-19 y fauna silvestre: recomendaciones de manejo de la OIE y la UICN

Guía para reducir el riesgo de propagación del SARS-CoV-2 entre personas y vida silvestre

Sanidad Animal

Un reciente estudio destaca que en los últimos 60 años el índice de aparición de nuevas enfermedades ha aumentado. Al menos 144 enfermedades humanas derivadas de patógenos presentes en los animales silvestres se han convertido en serios problemas de salud pública. Los factores relacionados con el aumento de enfermedades emergentes son: el crecimiento de la población humana y las especies productivas, la urbanización, los cambios en el uso de la tierra, la expansión de la frontera agrícola-ganadera, el aumento del contacto entre las poblaciones de animales domésticos y silvestres, los cambios en los ecosistemas, las industrias extractivas y la globalización en el transporte (tanto de animales como de seres humanos) y el comercio.

Nuestro territorio, con su amplitud de climas y geografías, alberga numerosas especies de animales silvestres, tanto autóctonas como exóticas. Algunas de ellas en peligro de extinción y otras cuya cantidad se encuentra en aumento. Estas especies interactúan con el ambiente y entre ellas mismas, además de con especies domésticas de producción e incluso con las personas. Esta interacción puede favorecer la aparición o diseminación de enfermedades de importancia comercial, con efecto zoonótico o con impacto en la conservación.

Una Salud
El concepto «Una sola salud» fue introducido a comienzos de la década del año 2000, resumiendo en pocas palabras una noción conocida desde hace más de un siglo, a saber que la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten.

Se refiere a una aproximación holística para la prevención de epidemias/epizootias que respete la integridad de los ecosistemas para beneficio del ser humano, sus animales domésticos y la biodiversidad.

En este marco el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) organiza un sistema de vigilancia epidemiológica para detectar enfermedades en especies silvestres, en colaboración con otros organismos públicos involucrados, como ser la Dirección Nacional de Biodiversidad, la Administración de Parques Nacionales, direcciones de fauna provinciales, universidades y organizaciones no gubernamentales.

Jabali
Los jabalíes y cerdos cimarrones son animales que tienen importancia en la introducción y dispersión de peste porcina africana y peste porcina clásica, son susceptibles a fiebre aftosa y están implicados en la diseminación de otras enfermedades prevalentes en nuestro país (Aujeszky, brucelosis, leptospirosis y triquinosis). Además son considerados una de las especies exóticas invasoras que más impactos negativos genera.

El Senasa viene trabajando con esta especie hace varios años. Desde 2012 a la fecha se han tomado casi 4000 muestras de suero y tejidos de jabalíes de diversas provincias. Se han detectado jabalíes con serología positiva a enfermedad de Aujeszky, leptospirosis, brucelosis y ha habido hallazgos de lesiones compatibles con tuberculosis y quistes hidatídicos. Además de diagnósticos positivos a triquinosis (tanto serología como detección de larvas) y focos en humanos asociados al consumo de carne de jabalí.

Todas las muestras analizadas hasta la fecha son negativas a peste porcina clásica, peste porcina africana, gastroenteritis transmisibles del cerdo, síndrome disgenésico y reproductivo porcino (siglas, PRRS) y fiebre aftosa. Las muestras provienen de parques nacionales, grupos de investigación, organizaciones no gubernamentales (ONG) y cazadores. A la fecha colaboramos con la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Río Negro, la Universidad Nacional del Sur, la Organización Provincial de Desarrollo Sustentable de la provincia de Buenos Aires, el Parque Nacional El Palmar, Parque Nacional El Condorito, cazadores de Río Negro, Neuquén, Buenos Aires y La Pampa, y la ONG Conservation Land Trust en Esteros del Iberá, Corrientes.

Respecto al impacto, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable (MAyDS) realizó una evaluación económica preliminar del daño asociado a este animal. Se estimó el costo actual discriminando daños, reducciones para la producción y costos de control, resultando la pérdida anual asociada a esta especie entre US$ 907.023.190 y US$ 1.380.488.228.

Documentos de apoyo Jabali

Manejo de depredadores
Históricamente se han producido interacciones entre la fauna silvestre, los animales domésticos y el hombre. Estas interacciones aumentan y tornan más comunes a medida que avanza la frontera agrícola-ganadera, la urbanización y se reducen los espacios naturales.

Para los productores la depredación del ganado por parte de carnívoros silvestres es un problema con diverso impacto según la región. Muchas veces los casos de depredación reflejan algún tipo de desequilibrio en el ecosistema local, por ejemplo falta de espacio, falta de presas silvestres o aumento de la población humana. En estos casos una alternativa que manejan los ganaderos es la eliminación de carnívoros de manera preventiva a través de diferentes estrategias letales (caza, trampeo, envenenamiento). Estas acciones tienen consecuencias no deseadas, como la muerte de especies protegidas o en peligro de extinción que no están asociadas al problema de depredación. Además se deben tener en cuenta que la caza puede ser ilegal y que el uso de sustancias tóxicas administradas, también sin control puede ser riesgoso además para las personas.

Es importante saber que los depredadores actúan como indicadores de la salud de los ecosistemas y regulan las poblaciones de animales de los cuales se alimentan. No todos los carnívoros silvestres atacan al ganado. Se considera que los animales jóvenes, los enfermos y los viejos son más propensos a atacar presas domésticas más sencillas de atrapar. Sin embargo, la presencia de uno de estos animales no implica necesariamente un riesgo para el ganado, especialmente si se toman algunas medidas para protegerlo.

Ante la presencia de un puma u otro carnívoro en las cercanías de un establecimiento ganadero, cuando no se han registrado ningún ataque, se recomienda no eliminarlo. Un depredador que no ataca al ganado puede resultar beneficioso por ocupar un territorio que no podrá ocupar otro animal.

Existen prácticas para disminuir los riesgos de predación por parte de pumas y zorros. Por ejemplo, mantener y proteger la fauna local ayuda a que los carnívoros se alimenten de estas presas y desalienta el ataque al ganado. En este sentido, los campos sobrepastoreados, en los que trabaja poco personal, sin presencia de perros entrenados y con escasas recorridas de control, son más susceptibles de ser predados que aquellos con buena cobertura de pasturas y un manejo de mayor calidad.

Los perros pastores son una herramienta efectiva como método de control no letal. Deben ser criados y entrenados adecuadamente, lo cual requiere de dedicación, cierto costo y permanencia en el tiempo de esta práctica. Otra medida es la protección del ganado más susceptible, las especies menores (ovinos y caprinos), las hembras cercanas a la fecha de parto y los animales jóvenes, ubicándolos cerca de viviendas o zonas que los puesteros recorran de manera regular y realizar encierros nocturnos en corrales diseñados para evitar el acceso de carnívoros.

Por último, resulta fundamental realizar un correcto manejo de los cadáveres de los animales. Asimismo, se debe desalentar el uso de venenos para realizar controles poblacionales de carnívoros, ya que representa un riesgo para las especies silvestres, las domésticas y las personas que pueden estar en contacto con el veneno, durante su aplicación o posteriormente.

Frente a un posible problema de predación, consultar a los organismos especializados (direcciones de Fauna Provinciales de la Provincia donde ocurra el hecho), la Secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación u organizaciones no gubernamentales que disponen de personal capacitado para asesorar respecto a estas problemáticas.

MSc. Marisa E. Sanchez.
Especies Silvestres No Tradicionales.
Subsecretaría de Ganadería.
Secretaria de Gobierno de Agroindustria.
[email protected]

MSc. Andrea Marcos.
Coordinación General de Epidemiología.
Senasa.
[email protected]

Documentos de apoyo: se agradece al INTA, al Centro de Ecología Aplicada del Neuquén y a Wildlife Conservation Society, autores de los documentos que se ponen a disposición de todos los profesionales, técnicos y productores que busquen alternativas de manejo de esta problemática.

DEPREDADORES
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INFORME TRICHINELOSIS 2010-2019
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Inocuidad

Dentro de la Fauna Silvestre, se debe diferenciar entre “Animales silvestres de caza” y “Animales silvestres criados en cautividad”. En el Decreto N° 4238/68, encontramos estas definiciones:

ANIMALES SILVESTRES DE CAZA
Se consideran animales silvestres de caza, aptos para consumo humano, a los mamíferos terrestres, a las aves, a los reptiles y, batracios, cuyas carnes se obtienen luego de cazarlos por métodos autorizados, ajustándose a las regulaciones de protección de la fauna que correspondan a cada jurisdicción.
• Se consideran animales de caza mayor, a los mamíferos terrestres silvestres del orden de los ungulados (por ejemplo: ciervos).
• Se consideran animales de caza menor, a los mamíferos terrestres silvestres no considerados en el inciso a) (por ejemplo: liebres), a las aves (por ejemplo: ñandúes), reptiles y batracios silvestres.

ANIMALES SILVESTRES CRIADOS EN CAUTIVIDAD
Se consideran animales silvestres criados en cautividad, a los indicados en el numeral anterior, nacidos, criados y sacrificados en cautiverio, como animales domésticos. Aquellos animales que vivan en un territorio delimitado, pero en condiciones de libertad, semejantes a las de la vida silvestre.

Las exportaciones de carnes no tradicionales, dentro de las cuales se enmarcan las de carne de caza, han registrado en el último período un aumento considerable tanto en volumen como en valor, según las estadísticas del Senasa.
Aunque se han incorporado otras especies no tradicionales como guanacos, o ñandúes, las principales especies que se procesan son liebres, ciervos y jabalíes.

Liebres: La liebre es una especie exótica, introducida en el país en 1888 y a partir de entonces tuvo un enorme desarrollo, tanto que debió ser combatida durante mucho tiempo como plaga, hasta aproximadamente la década del cincuenta en que se comienza a desarrollar la actividad de caza logrando un equilibrio en las poblaciones y generando una industria rentable y que ocupa una gran cantidad de mano de obra. El principal destino es la exportación a Unión Europea, el mercado más exigente y competitivo, lo que obliga a la industria a realizar mejoras continuas en tecnología, y al Organismo a actualizar los manuales de procedimientos y emitir normativa para mejorar la trazabilidad. Una característica de este rubro es la gran cantidad de mano de obra que ocupa, contribuyendo, en los períodos de temporada, al desarrollo de las economías regionales.

Ciervos: El ciervo colorado es otra especie exótica que alcanzó gran auge desplazando a la variedad nativa, el huemul.
Teniendo en cuenta que los ciervos son potenciales transmisores de un tipo de encefalopatía espongiforme, la enfermedad desvastadora crónica de los ciervos,  se realizan  muestreos realizados por parte del Programa de prevención de las encefalopatías espongiformes transmisibles.

Jabalíes: El jabalí también es una especie introducida en el año 1900 a la provincia de La Pampa, desde donde se trasladó con facilidad a otras regiones. En la actualidad se encuentran ejemplares desde Santiago del Estero hasta Río Negro. A pesar de ser muy perseguidos, los jabalíes mantienen sus poblaciones porque se trata de una especie muy prolífica.

COMO INTERVIENE SENASA EN LA CADENA
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria interviene en todas las etapas de la industria, realizando la habilitación, fiscalización y control de los establecimientos de faena, elaboración, depósitos y transporte  así como recepción y mantenimiento de la materia prima, asegurando la inocuidad en la elaboración de productos de estas especies, como ahumados, conservas, semiconservas etc.
Todas las inspecciones, certificaciones y registros, así como el transporte, la sanidad, la calidad y la higiene de los productos de faena de caza destinados al consumo interno y al comercio exterior se realizan según las normas nacionales e internacionales y de otros servicios oficiales, supervisando con personal debidamente capacitado, todos los procesos de la cadena
Al igual que en las especies domésticas, en todas las etapas productivas se implementan sistemas de aseguramiento de la inocuidad tales como las Buenas prácticas Agrícolas, Buenas Prácticas de Manufactura, Procedimientos Operativos Estandarizados de Sanitización y Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control.

En esta sección se encontrarán los establecimientos que habilita Senasa dentro del rubro, así como los productos que allí se elaboran, los registros que lleva el Organismo y la normativa que rige sobre el tema.

INSPECCIÓN VETERINARIA POSTMORTEM EN ANIMALES DE CAZA Y CONEJOS DOMÉSTICOS


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