Rebeliones
En este período el uso de las armas fue un elemento fundamental para dirimir las disputas políticas y sociales. Las rebeliones del Chacho Peñaloza, Felipe Varela, Santos Guayama, López Jordán, las revoluciones de los años 1874 y 1880, o la denominada “Campaña al desierto”, sirvieron como escenario de expresión de diversos intereses desde y contra un Estado Nacional aún en formación y con la dificultad de conformar un ejército nacional.
Estos conflictos trajeron aparejadas varias consecuencias, como las más de 300.000 muertes que ocasionó la Guerra del Paraguay (1864-1870) y la propagación de diversas enfermedades (disentería, paludismo, cólera y fiebre amarilla). Esta última considerada una de las más letales, con alrededor de 14.000 muertos y la que puso en evidencia las deficientes condiciones vinculadas a la vivienda y al sistema sanitario. Esto significó un desafío en materia de salud, saneamiento urbano, servicios funerarios e incluso el sistema de transporte. En ese complejo contexto, la primera medida derivó en la organización de la “Comisión Popular de Sanidad”, cuyo brazalete fue su principal insignia.