RDX
Paula Senderowicz

Artista: Paula Senderowicz (Argentina, Buenos Aires, 1973)
Título: RDX de la serie Poppukoon
Origen: Premio Adquisición de Artes Visuales 8M, 2023
Fecha de creación: 2014
Tipo de obra: Pintura
Técnica | Materiales: Óleo sobre tela | Óleo, tela
Medidas: 135 x 175 cm
La obra de Paula Senderowicz explora la relación entre los paisajes y las experiencias irrepetibles que se generan en el vínculo entre el territorio y la afectividad. Profesora Nacional de Pintura por la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y Licenciada en Artes Visuales por la Universidad Nacional de las Artes, ha desarrollado una práctica multidisciplinaria que incluye pintura, instalaciones y registros efímeros. A lo largo de su carrera obtuvo diversos reconocimientos, entre ellos el Premio Igualdad Cultural (2013) y la Mención del Jurado en Pintura del Salón Nacional de Artes Visuales (2017).
La obra RDX, que integra la serie Poppukoon, es un óleo sobre tela que plasma una explosión desmesurada, cuyas formas y colores evocan tanto la potencia destructiva del RDX ‒un explosivo utilizado en aplicaciones militares e industriales‒ como la belleza inquietante de los paisajes catastróficos. En esta serie, Senderowicz revisita imágenes de desastres naturales y eventos destructivos, reinterpretándolos para reflexionar sobre las crisis del antropoceno. El título de la serie, Poppukoon, es una transliteración de la palabra inglesa popcorn al japonés, un guiño a la masificación y espectacularización impune y distanciada de las catástrofes en la cultura visual contemporánea. Senderowicz convierte estas imágenes en un diálogo donde se plantea el paisaje como un espacio sublime, dinámico y poderoso, en el que confluyen las acciones de agentes humanos y no humanos.
En RDX se presenta una superficie de hielo agrietada desde la cual se expande, por un lado, la fuerza de lo acuoso en sus diferentes estados, y, por otro lado, una explosión que testimonia los procesos destructivos que amenazan al planeta. Se introduce así un elemento fundamental, el agua, que juega un papel central evocando tanto la vulnerabilidad como la resistencia de los ecosistemas. Aquí se propone un paisaje, pero también un no-lugar donde lo acuático muta, fluye, se transforma y se evapora expandiéndose en el aire. En efecto, el agua forma un núcleo que activa, dispara y atraviesa toda la obra de Senderowicz. Se manifiesta en diferentes soportes y materialidades emulando los cambios que el elemento es capaz de resistir. Por eso, se advierte tanto como potencia de lo moldeable como de lo destructivo. Más que un motivo, el agua es un procedimiento y una forma de concebir lo artístico que atraviesa diversos estados metaestables (incluyendo lo que fluye, lo que se cristaliza y lo que desestabiliza).
La técnica empleada por la artista resalta su compromiso con el detalle y la experimentación. Senderowicz realizó el dibujo inicial a pincel, utilizando óleo muy diluido. Para ello empleó grandes cantidades de trementina, aplicada como si fuera agua, permitiendo que el pigmento aceitoso se expandiera sobre la superficie. Este proceso implicó el uso de barbijo y antiparras. De ese ambiente cargado de olor a combustible se gestó una obra que ya en sus comienzos estuvo imbuida en la duda sobre lo volátil y el peligro de lo inflamable. Desde el dibujo inicial hasta las capas finales de óleo, la artífice construyó pictóricamente una atmósfera donde se mezclan destellos de color fluorescente con texturas oscuras que aluden tanto a lo fluido de la transformación como a lo que nunca más podrá ser revertido a causa de ella.
La evocación al sentimiento de sublimidad genera una afectividad en sus piezas que atrae profundamente, pero siempre atravesada por el acecho de un riesgo inmediato. Ante el estupor que puede causar la potencia y la desmesura de la naturaleza, Immanuel Kant en su Crítica del juicio respondió con la necesidad de una contemplación distanciada, segura y prudencial. Senderowicz atendió a esa plácida exigencia para eliminar dicha separación y poner en evidencia una inminente catástrofe; en una invocación a Gaia la artista aseguró: “es bastante difícil, no preguntarse qué paisaje sobrevivirá cuando la humanidad no sea reconocible en nuestros términos”.