Monumento Histórico: Santa Casa de Ejercicios Espirituales
Fue fundada por la beata María Antonia de la Paz y Figueroa, que reestableció en la ciudad de Buenos Aires la práctica de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. La beata, que había peregrinado desde su Santiago del Estero natal por las provincias de La Rioja, Salta, Jujuy y Córdoba -donde fundó una primera casa de ejercicios-, llegó a Buenos Aires a fines de 1778.
En 1794 obtuvo del virrey Vértiz y del Cabildo la autorización para construir un edificio que permitiera acoger a gran número de ejercitantes. La casa, que se levantó sobre terrenos donados y con fondos provenientes de limosnas de los fieles, fue obra de los alarifes Juan Campos y Antonio Masella. Fue habilitada -sin concluir- en 1799, año de la muerte de su inspiradora.
Patio de los jazmines.
A lo largo del siglo XIX se sumaron nuevas construcciones, que albergaron la casa de rehabilitación para mujeres y niñas, el colegio para niñas externas y pupilas, y la casa de reclusas, construida en 1900.
De la casa primitiva, cuya arquitectura austera testimonia el estilo del período virreinal, se conserva el primer claustro con la capilla y la habitación donde murió María Antonia de la Paz y Figueroa. El conjunto, cuyo ámbito más destacado es el claustro "de la Cruz", está integrado por tres claustros y seis patios, con celdas para las religiosas y para los ejercitantes, dos capillas públicas -el oratorio "Jesús Nazareno", en el que se venera una impactante imagen de Jesucristo de origen cuzqueño, la del "Divino Salvador", vinculada con los claustros de los ejercitantes, y una privada.
Corredor del Patio de la Cruz.
El edificio es sede de la congregación de las Hijas del Divino Salvador, instituida allí en 1878, y de la Academia de Bellas Artes “Beato Angélico”, que funciona en la antigua casa de reclusas.
Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1942, por medio del Decreto 120.412.