Valeria González: "'SimBiología' visibiliza artistas aliándose a entidades y seres no humanos de diversas maneras"
La secretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación, quien dirige el equipo de curaduría de la muestra "SimBiología" exhibida en el CCK, nos cuenta en esta nota sobre las múltiples relaciones, a través del arte, entre humanos y naturaleza, y las posibilidades de cocreación, aprendizaje y crecimiento.
"SimBiología" es una exposición que reúne más de 170 obras de arte argentino contemporáneo, cuya propuesta visibiliza las múltiples vinculaciones y mixturas entre lo humano y lo no humano. Realizada entre el Ministerio de Cultura de la Nación y el Centro Cultural Kirchner, la muestra se convierte, a su vez, en una posible representación de una época en que la crisis de habitabilidad del planeta suscita profundos cuestionamientos de los modelos dominantes de acción, conocimiento y sentimiento.
"Durante siglos, los humanos —más precisamente, la humanidad conformada bajo el dominio de la modernidad europea— se han imaginado como los únicos actores sobre un escenario compuesto por elementos y seres pasivos que llaman 'naturaleza'. Este molde antropocéntrico, para el cual la separación jerárquica entre sujeto y objetos resultaba tan clara y evidente, se está volviendo cada vez más problemático. Pues si bien fue prolífico en historias épicas de conquistas y progresos, y aún hoy distrae de la precariedad de la vida con tecno-futuros promisorios, el origen humano del trastorno climático (Antropoceno) obliga a replantear nuestros modos de pensar y de estar en el mundo", se expone en el texto curatorial.
Y agregan: "Hablamos de 'emergencia' porque, además del sentido de urgencia del desequilibrio ambiental, queremos aludir también al surgimiento de otras maneras —no hegemónicas— de concebir y gestionar la vida en la Tierra. Ellas pueden ser nuevas o longevas, pueden provenir de las artes, las ciencias o de saberes ancestrales: en todos los casos ven al planeta como una entidad viviente y vulnerable de la que somos parte de un modo necesariamente simbiótico".
Con el apoyo de la Fundación Medifé, la exhibición ocupa once salas y se desarrolla a través de seis ejes y cuatro proyectos especiales:
Ecología política se centra en los vínculos entre el arte y la ecología.
Catástrofes y cuidados, que alude a los desastres producidos por el extractivismo humano y también al modo en que la Tierra “responde” mediante cataclismos inesperados.
En Inter-agencias tienen lugar producciones en co autoría entre personas artistas y otros actantes, o experiencias de devenir conjunto entre especies diferentes.
Animismo explora diversas cosmogonías del continente, las simbiosis corporales entre lo humano y lo no humano y los moldes culturales entre presente y pasado, arte y artesanía.
En Simbiontes, los cuerpos recombinantes y las estéticas queer se piensan en relación con los manifiestos feministas de Donna Haraway y su inspiración en biologías contrahegemónicas.
Derechos no humanos propone una reflexión sobre las consecuencias legales de la nueva ecología política, que reconoce el bienestar como un entramado vital de actantes humanos y no humanos, en contra del modelo extractivista de progreso heredado por la modernidad.
Al respecto, la secretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación, Valeria González, quien dirigió junto con su equipo la curaduría de "SimBiología", nos cuenta más sobre las aristas y posibles lecturas de la exposición.
¿Qué significa “SimBiología” en el contexto de una muestra artística?
“Simbiologia” es una palabra inventada, un neologismo. Toma un término muy frecuente en la historia del arte, la simbología, y lo desplaza hacia la inclusión de otra palabra, simbiosis, que es un concepto clave en nuevas teorías biológicas que están discutiendo el fundamento ideológico de la biología hegemónica basada en la noción de individuo. En efecto, nuevos estudios microscópicos y genéticos evidencian la naturaleza simbiótica de todos los seres vivos, que se mezclan, asocian y cooperan entre sí en una trama continua, que no se corresponde con la clásica separación de especies en una pirámide jerárquica coronada por la superioridad y el excepcionalismo humanos. Esta perspectiva neodarwinista de la biología está evidentemente condicionada por los valores de la modernidad capitalista: individuo, lucha competitiva y progreso del más apto. La teorías simbiogenéticas oponen un imaginario de supervivencia solidaria a esta idea de la competencia, así como su estudio de la naturaleza siempre híbrida de los cuerpos vivos se opone a la idea tradicional de “pureza” tanto sexual como racial. La relevancia, entonces, del término “simbiología” en el contexto de una muestra artística se vincula a los diferentes valores que sustentan las concepciones de la vida.
-¿Qué tipo de obras se proponen?
Obviamente un conjunto tan vasto (no solo por la cantidad de obras, sino también por incluir distintos momentos de la historia del arte argentino) es necesariamente heterogéneo. Uno de los criterios que fundamenta su reunión es la transformación de la perspectiva ecológica tradicional, aún basada en la concepción binaria naturaleza/cultura de la Modernidad por nuevas perspectivas que reconocen como actantes, e incluso como actores políticos, a los seres y entidades no humanos. En otras palabras, una perspectiva que busca trascender tanto la noción de “naturaleza” como una objetividad exterior dada como la atribución de la acción como prerrogativa exclusivamente humana. El esfuerzo por superar este binarismo que separa a los actores humanos de un mundo concebido como simple escenario de elementos pasivos no es solamente filosófico y epistémico: implica haber reconocido que esta matriz de la cultura moderna es consustancial al modelo económico predatorio y acumulacionista que ha conducido al actual desastre ambiental.
-¿Estas piezas develan relaciones entre lo humano y lo no-humano? ¿Cuáles?
-Sí, evidentemente este enfoque implica nuevas formas de reconocimiento y vinculación con los seres y elementos no humanos más allá del estatuto de meros objetos del conocimiento y del hacer humanos que les había asignado la cultura moderna hegemónica. A través de las salas de esta exposición, veremos personas artistas aliándose a entidades y seres no humanos de diversas maneras: para crear en conjunto, para darse cuidado mutuamente, para aprender juntos, para mezclar sus cuerpos, para potenciar sus capacidades y sus goces, para ampliar sus derechos.
-¿Qué posibilidades tiene el arte para concientizar sobre el estado ecológico/habitacional mundial y actual? ¿Ayuda a visibilizar acciones solapadas que condicionan las maneras de ver, sentir y pensar?
-Precisamente porque no se trata solo de conciencia ecológica, sino de ser capaces de modificar lo más profundo y primario de nuestros hábitos sensibles, es que el arte asume un rol fundamental en esta encrucijada. “Tomar conciencia” sobre el daño ambiental es una expresión común en la perspectiva ecológica tradicional que, como decíamos antes, ve a la naturaleza como una suerte de objeto a preservar y a la acción de preservación como prerrogativa humana. Pero lo dramático del Antropoceno es que evidencia no solo el poderío destructor de la humanidad dominante sino su esencial insignificancia. “Cuidar al planeta” es una idea que no tiene sentido puesto que no es la supervivencia de la Tierra como planeta viviente lo que está en peligro: ese sistema, sostenido esencialmente por microorganismos, no necesita de la especie humana para sobrevivir. Esta trascendencia de la Tierra burla por completo el relato moderno de la autonomía y la superioridad humanas y nos coloca frente a otro desafío. Para sobrevivir, debemos aprender a com-poner de otros modos con el mundo y para ello superar ese molde divisorio sujeto/objeto que viene condicionando hace siglos todas nuestras percepciones y que nos llevó a este punto crítico. El animismo, considerado desde la “racionalidad” moderna como pensamiento supersticioso y primitvo, es hoy una herramienta política clave, y los dos reservorios animistas más ricos existentes son las culturas originarias y las prácticas artísticas.
-¿Qué cosas tener en cuenta a la hora de recorrer la muestra?
La propuesta curatorial deviene de una extensa investigación y de múltiples cruces entre la historia del arte argentino y un campo específico de referencias teóricas. Para quien desee profundizar en ello se cuenta con un sitio web con diversos materiales y herramientas. Pero si bien esa navegación personal puede por supuesto enriquecer la experiencia, el recorrido de la exposición no depende en absoluto de esas referencias externas. Textos muy sintéticos acompañan el ingreso a las seis salas de montaje colectivo. En lo esencial, las obras mismas, como actantes no humanos que conviven y cooperan entre sí, hacen perfectamente su trabajo, sin necesidad de la palabra humana.
La muestra puede visitarse de miércoles a domingos, de 14 a 20 h con entrada gratuita y reserva previa desde www.cck.gob.ar.