Un mundo del trabajo sin violencia ni acoso
En el mes de abril se celebra el día mundial de la salud y la seguridad en el trabajo. La Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) promueven ambientes laborales libres de violencia y acoso.
En junio de 2019, la OIT adoptó el Convenio sobre la violencia y el acoso N°190 y la Recomendación N°206 brindando, por primera vez, una herramienta internacional para abordar esta problemática. Es también, la primera vez que se pone en foco la violencia y el acoso laboral desde una mirada inclusiva y con perspectiva de género.
La violencia y el acoso en el mundo del trabajo repercuten en la salud y en la seguridad de los y las trabajadoras. La sensibilización sobre la magnitud del problema ayudará a reducir las muertes y accidentes de trabajo. Pero, para promover conciencia y una cultura preventiva se debe saber a qué nos referimos cuando hablamos de violencia y acoso laboral.
La OIT en el Art. 1 del convenio afirma que «violencia y acoso» en el mundo del trabajo se refiere a comportamientos y prácticas inaceptables, o de amenazas,que pueden darse una sola vez o de manera reiterada, que tengan por objeto, que causen o sean susceptibles de causar, un daño físico, psicológico, sexual o económico, e incluye la violencia y el acoso por razón de género. Asimismo, incluye la expresión «violencia y acoso por razón de género» que designa la violencia y el acoso que van dirigidos contra las personas por razón de su sexo o género, o que afectan de manera desproporcionada a personas de un sexo o género determinado, e incluye el acoso sexual.
Las mujeres continúan siendo quienes más sufren este tipo violencia. En este sentido, el convenio llegó en un momento mundial en el que los movimientos de mujeres empujan para romper el paradigma de relaciones desiguales en el que estamos inmersos. El feminismo realizó un cambio fundamental en la comprensión del género como construcción social.
Según la Encuesta Nacional a Trabajadores sobre Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS) realizada por el Observatorio de la SRT en 2018, las mujeres sufren con mayor frecuencia violencia de compañeros y compañeras, alcanzando el 12,9% contra un 9,5% en varones. Esta tendencia se intensifica en actividades de servicios sociales y de salud donde un 24,8% de las mujeres sufren este tipo de violencia. En “otros servicios comunitarios, sociales y personales” las mujeres están expuestas en un 28,2% de los casos, mientras que los varones lo están en un 7,2%.
El camino hacia una sociedad que respete la igualdad de género es un proceso que impone una nueva manera de pensar y pensarnos. Los estereotipos rígidos, binarios, sobre mujeres y varones deben romperse para dar lugar a una concepción como personas más allá de nuestro sexo biológico. La discriminación y las diferencias impuestas en los estereotipos de género están ligadas a la violencia laboral ya que derivan en situaciones de exclusión y abuso en las relaciones de poder.
Contar con un instrumento internacional que reconoce las desigualdades y aplica un enfoque inclusivo es estar ante una oportunidad histórica para construir un futuro del trabajo basado en la dignidad y el respeto, libre de violencia y acoso.
El convenio N°190, entre otras cosas, señala la violencia doméstica y la necesidad de mitigar su impacto en el mundo laboral. Expone que la violencia y el acoso son una amenaza para la igualdad de oportunidades y que pueden impedir que las personas, en particular las mujeres, accedan al mercado de trabajo o progresen profesionalmente. Esto se vincula con los datos que entregó el informe sobre la situación de género en el sistema de riesgos del trabajo, del 3er trimestre 2019 de la SRT, del que surgió que la brecha salarial entre varones y mujeres supera el 20%.
La violencia y el acoso laboral se expresa de diferentes formas y en distintos ámbitos. No distinguen ocupaciones, ni sectores sociales, ni modalidades de trabajo. Las formas pueden ser físicas, hasta psicológicas o sexuales. Si se reproduce la discriminación y se niegan derechos, se está infligiendo violencia. Si se excluye, se margina, se estigmatiza o maltrata, se está ante situaciones que deben ser denunciadas.
Esta problemática tiene repercusiones no sólo en quien la sufre, sino también en el grupo de trabajo, la institución y la sociedad en su conjunto. Sufrir violencia y/o acoso laboral afecta el estado psíquico y físico de la persona, pero además puede llevar la disminución de la productividad, el desaprovechamiento de capacidades y a consolidación de la discriminación.
Para sostener una cultura del trabajo que siente sus bases en el respeto se deben erradicar las situaciones de violencia. Por eso es importante prevenirlas. Hay que trabajar en el compromiso de todos los actores del sistema. Emprender una acción conjunta para abordar el problema.
En Argentina, el presidente Alberto Fernández, en su discurso inaugural de las sesiones parlamentarias se comprometió a ratificar el convenio N°190 de la OIT. El país cuenta con la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral (OAVL) que depende del Ministerio de Empleo, Trabajo y Seguridad Social, cuyo objetivo es orientar y asesorar sobre el tema, además de recibir denuncias.Asimismo, el Ministerio de Mujeres, Géneros, y diversidades tiene el compromiso de trabajar por los derechos de las mujeres y diversidades, frente a toda forma de desigualdad y violencia.
Desde la SRT se promueve la creación y la promoción de una cultura de trabajo segura y saludable y, para ello, se debe contar con relaciones iguales, justas y libres de violencia en el mundo laboral. En este sentido, abordar la violencia y el acoso en el mundo del trabajo es concientizar y promover un entorno de trabajo sano. No tolerar más situaciones de violencia laboral es trabajar en la orientación, formación y sensibilización; asumir el compromiso de fomentar un mundo laboral integrado y que tenga en cuenta las consideraciones de género.
El presente que nos toca transitar, con una crisis mundial provocada por la pandemia del covid 19, es una oportunidad para reflexionarnos y plantearnos qué futuro deseamos. Un mundo del trabajo sin violencia y acoso depende de una construcción colectiva y es necesario para que todos y todas podamos habitar un ambiente laboral fundado en la dignidad y el respeto.