Un chef militar en Japón
El suboficial principal cocinero Gustavo Gómez fue invitado como jurado a un certamen de gastronomía internacional dentro de los eventos subsidiarios del G20, en Osaka (Japón). Él mismo nos cuenta cómo fueron sus inicios en la cocina militar.
El suboficial principal Gustavo Gómez está destinado en el Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (CAECOPAZ) como encargado de la cocina.
Lleva 33 años en servicio y pasó por varios destinos, como el Regimiento de Infantería Mecanizado 24, el Batallón de Arsenales 601 y la ayudantía del jefe del Estado Mayor General del Ejército, entre otros.
Además, como estudioso y especialista en el tema gastronómico, disertó en diferentes facultades de Medicina sobre menúes elaborados para diabéticos, celíacos e hipertensos. Participó de varios concursos, tanto en nuestro país como en el exterior, en los que obtuvo muy buenos resultados.
-¿Cómo encontró su vocación por la cocina?
-Podría decir que soy cocinero desde los 12 años. A esa edad, empecé a trabajar en un copetín al paso en la estación de trenes de Banfield. Allí hacíamos sandwichería, atendía el mostrador, y después comencé a hacer rellenos de empanadas y cocinaba guisos en lo de mi abuela. Más adelante, empecé a trabajar en un restaurante de la calle Corrientes; después de dos meses quedé a cargo de una sección de la cocina: los platos fríos. A los 17 años, me sortearon para el servicio militar obligatorio y entré. Al finalizarlo, decidí incorporarme a la Escuela de Suboficiales.
-¿Cuándo comenzó a capacitarse en esta especialidad?
-En paralelo a la vida militar, empecé a trabajar en otros lados y fui perfeccionándome. Un día, un teniente primero me comentó que estaba estudiando en una escuela de cocina en Barrancas de Belgrano, pero lamentablemente no lo pude costear. A los 25 años, me inscribí con una beca en la Escuela de Cocina Mausi Sebess, que es una escuela muy importante en Latinoamérica. A través de un convenio con la Universidad de Gastronomía de Lyon (Francia), quedé seleccionado para hacer un curso intensivo allí.
-Durante su carrera, ¿tuvo la oportunidad de contactarse con colegas de otros países?
-Me ha tocado estar en Perú, Ecuador y Brasil, entre otros países. Siempre uso mi delantal con la Bandera Argentina y el escudo de la Unidad a la que pertenezco. En Francia me crucé con algunos cocineros militares. En Latinoamérica está el Campeonato Mundial de Institutos en el que compiten todas las escuelas de gastronomía y tiene una modalidad de cocina militar.
-¿Cómo es la instrucción de los cocineros que se van a Chipre?
-El CAECOPAZ es un centro de capacitación para la gente que va a cumplir misiones de paz. Entre ellos, hay cocineros que forman parte de las Fuerzas de Paz. La sargento ayudante cocinera Romina Galván es mi auxiliar y ya estuvo dos veces en Chipre. Ella me asesora sobre cuáles son las necesidades particulares de los contingentes que se despliegan.
También les damos una noción de panadería y pastelería, para que vayan con una preparación para cocinar con los víveres que dispongan.
-¿Cómo es su trabajo en el CAECOPAZ?
-Tenemos muchas visitas extranjeras. Hace poco, nos visitaron los jefes de Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos y de Alemania, para lo cual debíamos tener un acabado conocimiento acerca de sus costumbres y gustos culinarios. Si bien queremos que degusten la cocina argentina, el tema es saber qué comen para que también se sientan cómodos.
Su proyección internacional hizo que fuera convocado por los organizadores japoneses para estar presente en el G20, en un certamen denominado "G20 Culinary", en el que se realiza una feria sobre salud alimenticia. Además, compitió con otros cocineros de primer nivel para preparar el buffet de bienvenida a los primeros mandatarios que concurrieron a la cumbre.
-Fue invitado como jurado a Japón, ¿cómo se preparó y en qué consistió el concurso?
-El concurso fue a nivel mundial y se desarrolló en la ciudad de Osaka. Concurrió un cocinero por cada país integrante del G20. De allí su denominación: "G20 Culinary". Nosotros hicimos el buffet de bienvenida a los primeros mandatarios que asistieron a la cumbre. El ser el único representante argentino fue algo histórico para nuestro país y para la Fuerza porque no hay antecedentes de un suboficial cocinero que haya llegado a un evento de esta magnitud.
Además, y si bien el suboficial principal fue como jurado del concurso, debió competir con los otros jueces para aspirar al título de Jurado de Honor.
Esta competencia le exigió atravesar dos eliminatorias y estar en capacidad de elaborar un plato característico de la cocina argentina y otro que plasme el sello de su propia autoría. Sus platos competidores fueron un “locro al estilo de vanguardia”, como plato típico regional, y, como plato de autor, un “asado a la estaca” de bife de chorizo acompañado de chorizo de quinoa, ensalada mixta con crocante de parmesano y papel de vinagreta con aire de papas fritas y papas de campo, en el que utilizó la técnica de la cocina molecular.
Con paso firme y decidido, el suboficial principal Gustavo Gómez obtuvo el 5° puesto entre 20 de los mejores cocineros del mundo y fue saludado por el presidente Mauricio Macri a su llegada a Japón.
A su regreso al país, el suboficial principal Gómez fue invitado a distintos programas de televisión donde narró su experiencia e inclusive cocinó un locro por el Día de la Independencia.