Presidencia de la Nación

Triste adiós a Jorge Tartarini

Con la desaparición del arquitecto Jorge Tartarini el país pierde a uno de sus más destacados especialistas en patrimonio industrial y ferroviario, materias en las que su nombre alcanzó relevancia internacional.
Nacido en la ciudad de La Plata el 26 de junio de 1954, en 1978 se gradúa como arquitecto por la Universidad Nacional de La Plata. Fue becario del CONICET en las categorías Iniciación (1981-1983) y Perfeccionamiento (1983-1985) para desarrollar estudios sobre “El ferrocarril y su acción en la formación de núcleos urbanos”, y desde 1992 ingresa en la Carrera de Investigador Científico bajo la dirección del Dr. Jorge Enrique Hardoy.
Desde 1995 se desempeñó como Director del Museo del Agua y la Historia Sanitaria, ubicado en el histórico Palacio de Obras Sanitarias de la Avenida Córdoba, y en 2001 le fue otorgada la beca de la Fundación John Guggenheim para el estudio y conservación del patrimonio ferroviario en la Argentina.
En 2002 fue designado vocal de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, cargo que ejerció hasta el final de su vida, y desde el cual desarrolló una labor altamente calificada que redundó en las recientes puestas en valor de las estaciones terminales de Retiro y Constitución, tarea en la que fue secundado por su discípula Carla Brocato.
Entre los títulos de su vasta producción bibliográfica sobre sobresalen especialmente: La acción profesional en la fundación de La Plata (1982); Arquitectura Ferroviaria (2001); Guía de Patrimonio Cultural de Buenos Aires. Arquitectura Industrial (2006); Patrimonio ferroviario bonaerense (2009); Historias del agua en Buenos Aires (2010); El Palacio de las Aguas Corrientes. De Gran Depósito a Monumento Histórico Nacional (2012); Sobre Patrimonio Industrial y otras cuestiones (2014); Arquitectura ferroviaria de América Latina: Cuba y Argentina (2016) yResidencia Británica 1917-2017. Ex Residencia Madero Unzué (2017).
Pero hay un perfil de Jorge que quienes tuvimos la oportunidad de trabajar con él en la Comisión Nacional de Monumentos no podemos dejar de señalar, ya que lo define tanto como su rango de investigador impar: su calidad humana. Hombre discreto y cortés, profesional meticuloso, orador sereno y respetuoso en el disenso, dispuesto a explicar con generosidad, paciencia, rigor y claridad sus puntos de vista, a la postre siempre atinados y certeros.
Hasta pocos días antes de su muerte estuvo corrigiendo las pruebas del que sería su último aporte a la temática ferroviaria: Patrimonio Ferroviario Monumental, Recuperación de las Terminales Retiro Mitre y Plaza Constitución (2019). Junto a él estaban su madre, sus hijos y su mujer, Gladys Pérez Ferrando, quien compartió su vida y su vocación por el acervo arquitectónico nacional.


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