Tareas de conservación preventiva sobre la réplica de la Bandera del Ejército de Los Andes
El próximo 17 de agosto se cumple el 174º Aniversario del paso a la inmortalidad del General Don José de San Martín. En este marco nos proponemos repasar las tareas de conservación realizadas por el equipo de la Coordinación de Patrimonio Cultural del Ministerio de Economía sobre la réplica de la Bandera del Ejército de Los Andes.
Dentro de las acciones planificadas en el plan de actividades 2024, el equipo de técnicos del Taller de Restauración de la Coordinación de Recuperación y Conservación del Patrimonio Cultural realizó tareas de conservación preventiva sobre la réplica de la Bandera del Ejercito de Los Andes.
Antes de iniciar cualquier intervención, se llevó a cabo una inspección detallada para evaluar el estado de conservación de la pieza. Se observaron signos de deterioro comunes en textiles históricos, como la decoloración de los colores, fragilidad de las fibras y ligeras deformaciones en la estructura del tejido. Realizamos un registro fotográfico y documentamos cada detalle relevante. La Bandera del Ejercito de los Andes tiene 100 cm de alto por 60 cm de ancho sobre dos franjas horizontales descansa el escudo nacional.
El proceso de conservación preventiva del facsímil de la Bandera del Ejército de los Andes comenzó con la corrección de las deformaciones planares aplicando peso controlado sobre las áreas afectadas. Esta técnica permitió recuperar la forma original del tejido sin comprometer su integridad estructural. Posteriormente, se realizó una limpieza superficial utilizando una pinceleta suave, seguida de una aspiración con una aspiradora equipada con tul en la boquilla y potencia controlada, garantizando así la eliminación de polvo y partículas sin dañar las fibras.
Una vez completada la limpieza, se procedió al reintegro de las piedras de decoración que se encontraban descosidas, asegurando su correcta fijación al tejido original. Para mejorar el soporte de la bandera y prevenir futuros daños, se interfolió la pieza con papel libre de ácido, lo que también evitó el marcado de dobleces que podrían comprometer la estética y la estructura del facsímil.
Finalmente, se dedicó especial atención al cofre portabandera, el cual fue cuidadosamente aspirado y aislado de su base utilizando foamboard. Este aislamiento no solo protege la bandera de posibles contaminantes y daños físicos, sino que también asegura una presentación más estable y duradera de esta valiosa pieza histórica.