Silvana Carnicero Sanguinetti: “los proyectos de tele-colaboración preparan a los chicos en las habilidades del Siglo XXI”
Ella es docente de inglés, da clases en la Escuela Técnica Nº33 de Nueva Pompeya y en el colegio Madre de la Misericordia en Avellaneda, y está nominada al Global Teacher Prize por su proyecto de tele-colaboración. También es Licenciada en Educación, egresada de la Universidad Virtual de Quilmes, y actualmente está cursando una maestría en Tecnología Educativa en la UBA.
¿Cómo nació tu proyecto de tele-colaboración?
Es una metodología que en Argentina se empezó a desarrollar en el año 1994, como para que veas lo mucho que hace y lo poco difundido que está. Tiene que ver con conectar a través de proyectos que uno trabaja en las áreas curriculares, ampliarlos más allá del aula y más allá de la escuela. A través de unirse a redes telemáticas, que son redes de docentes de distintas partes del mundo, podemos trabajar un mismo contenido pero en colaboración con chicos que están fuera de tu aula, fuera de tu escuela o fuera de tu país. Cuantos más países participan del proyecto, más rico se puede hacer porque se comparten más visiones, hay más caudal de información, la investigación que se produce es mayor. Después continúa con esa información que se recoge colaborativamente: se realizan productos multimediales o narrativas digitales, que permiten compartir un resumen de esa información o de ese problema que se intenta resolver, colaborativa o tele-colaborativamente.
¿Qué es la tele-colaboración?
Hablamos de tele-colaboración porque la conexión que se hace entre los chicos de distintos países es a través de la inclusión de nuevas tecnologías de la comunicación. Ya sea conectándose en el mismo momento (por ejemplo a través de Skype), o porque a veces hay que salvar diferencias horarias, los foros son una buena opción: permiten la conexión asincrónica y no requieren que estemos conectados en el mismo momento. Si nos queremos conectar con Japón, o por ejemplo el otro día me conecté por Skype con República Checa, a veces es muy difícil el acuerdo de horarios en el que uno esté con los chicos en la escuela y se pueda hacer. Entonces la comunicación asincrónica se presenta como una conexión alternativa.
¿Desde cuándo trabajas este tipo de proyectos en la escuela?
He trabajado desde el área de inglés, los más diversos temas que se te puedan ocurrir a lo largo de mi carrera: llevo 20 años de docente y desde el año 2000 trabajando con esta tecnología. Los últimos proyectos que trabajé este año fueron sobre el cambio climático, con la participación de 69 países y liderado por un profesor belga que también es finalista por segunda vez de este premio Global Teacher Prize. Me uní a este proyecto y participé con mis alumnos de la escuela Madre de la Misericordia en Avellaneda de BSAS. Los chicos tenían que buscar información; causas y consecuencias del cambio climático; los problemas que el cambio climático causa en nuestro país. A su vez, cada alumno en otro país hacía ese mismo tipo de investigación, así que luego se compartían todos los datos en la página web del proyecto.
¿Cómo supiste acerca del aprendizaje colaborativo?
Aprendí algo en mi experiencia de formación, aunque en ese momento la tecnología estaba muy lejos. Pero ahora pude recuperar de ese momento una carta de dos chicas alemanas que cuando tenía 10 años y aprendía inglés, nos comunicábamos a través de lo que era amigos por carta. Después empezó a ser los keep pals, los amigos por computadora. Y en el año 2002 me uní a una red colaborativa global, E-Learn, que tiene su versión en castellano: “todos en la red”, en la que uno se puede unir a este tipo de proyectos. Ese año tuve la posibilidad, quise probar esta metodología con mis alumnos, y en ese momento uno de los proyectos era “Tu país en 1945”: a partir de la investigación de chicos de distintas partes del, conocer cada país al momento de la Segunda Guerra Mundial, trabajando cómo era el arte, el deporte, la sociedad y la política. Luego se compartía en un diario que se asemejara al diario de esa época, recreando incluso los avisos publicitarios: ese diario iba a incluir publicaciones de todo el mundo.
Después hice un curso, para tener un sustento más teórico, y como trabajo final debíamos crear un proyecto para invitar a participar a otros países. Y desde el año 2005 tengo un proyecto en esa red telemática denominado “Mi escuela, tu escuela” (“My school, your school”), que busca que los chicos compartan cómo es la vida en su escuela: horarios, uniformes, celebraciones, los deportes que practican, las actividades extracurriculares que realizan, etc. Los chicos trabajan en un foro, contestan preguntas, y luego arman producciones multimediales (presentaciones PowerPoint, aplicaciones gratuitas para docentes, etc.) y las publican en un blog. También trabajamos un proyecto que se llama “Mi héroe”, con otra división. Todo tema que trabajas del Currículum tiene la posibilidad de trabajarse desde esa visión globalizadora.
Se puede decir que el trabajo interdisciplinario con diversidad de dispositivos es algo muy presente en tu rol docente.
Obviamente necesité el aporte de otros docentes. Hace algunos años trabajamos acerca de los desastres naturales y tuvimos la posibilidad de viajar con un alumno a Japón, a una cumbre de la juventud que se hizo sobre esa temática y también el aporte del profesor de geografía fue muy importante. Hace algunos años cuando acá en Argentina empezó a estar muy presente la problemática del HIV, trabajamos un proyecto similar, y los aportes de las profesoras de Bilogía y de Educación para la Salud, fueron muy importantes.
¿Cómo los convocaste a participar? ¿Ellos conocían este tipo de proyectos?
Fue una charla muy informal: les pedí que desde sus materias trataran de aportar conocimientos para que, cuando los chicos tuvieran que hacer esa investigación, contaran con un sustento teórico un poquito más fuerte. En realidad, mi idea de incluir esta metodología en el aula de inglés nace de tratar que mis alumnos no lo usen solamente dentro del aula, pensando si algún día podrían viajar. Porque quizás algunos no puedan viajar. O si quizás un día en un trabajo necesiten usar el inglés, porque quizás no todos lo tengan. Pero sí que puedan ver que lo pueden usar ahora, no sólo para simular situaciones (por ejemplo si tengo que tomar un taxi), sino que, hoy por hoy me puedo comunicar con chicos de otras partes del mundo.
¿Cómo se pueden replicar estas experiencias en el marco de la Educación Técnica?
Yo siempre intenté armar proyectos que los sacara un poco de la educación técnica. A través de las tecnologías y el trabajo colaborativo, y en el marco del 400° aniversario de la muerte de William Shakespeare, el año pasado recreamos distintas obras dentro del aula. Los chicos reescribieron guiones, los adaptaron, iban compartiendo lo que escribían a través de Google Drive, y después actuaron las obras: las filmaron, las editaron e incluyeron los subtítulos. Por eso creo que toda esta metodología, lo que busca es tanto la inclusión de las nuevas tecnologías en el aula como la preparación de los chicos en habilidades que van a necesitar en el mundo laboral. Lo que ya necesitan en el siglo XXI como son el trabajo en equipo, la colaboración, habilidades de comunicación, alfabetización digital, etc.
¿Cómo te capacitas como docente?
Uso las nuevas tecnologías. Mi formación de base es del profesorado del Joaquín V. González, egresé en 1999. Y a partir de ahí, mucha de mi formación fue virtual: hice la Lic. en Educación en la Universidad Virtual de Quilmes. Ahí ya me había interesado en el uso de la tecnología en el aula, y me gustaba la idea de capacitar a docentes. Vi que había mucha oferta de capacitación virtual, entonces decidí formarme como capacitadora virtual e hice la especialización en entornos virtuales de aprendizaje de la OEI (Organización de los Estados Iberoamericanos). Ahora estoy terminando la maestría en Tecnología Educativa en la UBA. Es más, mi proyecto de tesis es justamente en este tema, la tele-colaboración en las aulas.
¿Cómo invitarías a otros docentes a incorporarse a este tipo de experiencias?
Les diría que piensen que los cambios son graduales, y que siempre por sobre la tecnología están las decisiones pedagógicas. Uno tiene que pensar qué decisiones pedagógicas toma, qué contenido quiere enseñar, qué habilidad quiere desarrollar en los alumnos y luego ver qué tecnología o qué herramienta se adecúa para esa necesidad. El animarse a trabajar con otros, porque siempre hay alguien que sabe un poquito más y alguien que sabe un poquito menos, y el trabajo entre pares fortalece. Empezar por proyectos chiquitos: empezar un proyecto tele-colaborativo sin haber participado de ninguno, me dificulta invitar a otros. Lo que debería hacer primero es ingresar, participar, ver cómo se trabaja, cómo se organiza, y a partir de ahí ir apostando cada vez un poquito más.
Y después animarse a vencer obstáculos, hoy por hoy en las escuelas encontramos muchos obstáculos todavía. Principalmente el tema de contar con las herramientas disponibles, tener la computadora disponible, tener internet. Todavía hay falencias que se van cambiando, se van adaptando las escuelas a la situación, pero todavía estamos en un largo camino. En todo tipo de escuelas: mis áreas de desempeño son dos áreas diferentes, trabajo en una escuela religiosa privada y una escuela pública técnica. Son dos escenarios diferentes y ninguno con toda la tecnología que tendría que tener todas estas cosas fluyan rápidamente y el maestro se anime más. Porque cuando el maestro piense que tiene que no sólo incorporar una metodología sino además vencer obstáculos de lo que no tiene, se desalienta. Y otra de las cosas que creo que es una fuente de capacitación importante es leer las experiencias que otros docentes publican. Yo creo que es una de las apuestas de este premio: el hacer que gente que trabaja de determinada manera cuente lo que hace para animar a otros a hacerlo. Animarnos a contar.