Se quemaron más de 85 mil kilos de drogas en lo que va de 2018
La decisión más impactante que tomó la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich al asumir su cargo fue la de trabajar por un país sin narcotráfico. Y desde el día 1 todas las Fuerzas así como el Poder Judicial, las policías provinciales y los ministerios locales, comenzaron a poner en orden estructuras y protocolos para cumplir con esa misión. El paso final, luego de incautar drogas y detener delincuentes, es quemar toda la sustancia secuestrada para que ya no pueda llegar a las calles, las escuelas, las casas.
Con la decisión política tomada y con la firmeza que requiere la convicción de poner a actuar todos los recursos para que vivamos en un país más seguro y sin narcotráfico, comenzó una lucha incansable para desbaratar todas las organizaciones criminales que intenten traficar en territorio argentino.
Así es como, desde hace más de dos años, las fuerzas controlan fronteras, caminos, barrios y como consecuencia de este trabajo, todas las semanas incautan grandes cantidades de drogas.
DATOS
Entre los meses de enero y mayo de este año, las fuerzas federales incautaron casi de 100 mil kilos de sustancias:
- Marihuana (Hierba): 94.560,93Kg.
- Cocaína (Pasta, base y sales): 3.720,73Kg.
Y se quemaron 85.825,032 kg de estupefacientes (parte de ellos secuestrados el año pasado):
- Marihuana: 82.822,915 kg
- Cocaína: 3.002,12 kg
Pero ¿qué sucede con la marihuana y la cocaína que se secuestra?
El proceso es sencillo:
- Extracción de muestra y Secuestro
- Traslado a sede judicial o custodia en depósito judicial de cada fuerza
- Extracción de muestra
- Destrucción
#DelPrincipioAlFin
A partir de la aprobación del “Protocolo de Trazabilidad y Destrucción de los Estupefacientes Incautados”, se intenta que “las distintas Fuerzas de Seguridad y Policiales homogeinicen el resguardo de los estupefacientes incautados, a fin de poder contar con su trazabilidad para evitar pérdidas, sustracciones o su adulteración”. Su implementación supone, entre otras cosas, agilizar los tiempos de destrucción de los estupefacientes que se secuestran.
Por supuesto, como ocurre con toda modificación de formas pre establecidas, lleva un tiempo hasta llegar a su organización total, por lo cual el lapso entre el secuestro y la quema de las drogas aún es variable. Sin embargo, todo se encuentra encaminado hacia la aplicación del citado protocolo.
Para comprender un poco más claramente qué ocurre entre el momento que agentes u oficiales descubren un cargamento de sustancias ilegales, detienen a sus responsables e incautan la mercancía, podemos mencionar los pasos que se siguen en todo el proceso:
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Extracción de muestra y secuestro: si los agentes sospechan que están frente a sustancias ilegales, una vez que reciben la orden judicial correspondiente, proceden a aplicarles un reactivo que indicará un resultado positivo o negativo. En caso de tratarse de la primera posibilidad, la mercancía queda secuestrada y los responsables, a disposición de las autoridades.
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Traslado: una vez que la droga fue incautada, se traslada –bajo estricta vigilancia- al depósito judicial de la fuerza interviniente o al recinto de la sede judicial actuante.
En general, queda en custodia de la justicia cuando se trata de cocaína, ya que los volúmenes suelen ser más reducidos y en Gendarmería, Prefectura o Policía cuando se secuestra marihuana, en tanto muchas veces se trata de varias toneladas.
El recinto en el que permanecen las sustancias es un lugar cerrado, y sólo una persona tiene la llave. Hay sólo un encargado y puede haber un reemplazante.
Si alguien necesita observar la mercancía en custodia (algún superior de la Fuerza o alguna autoridad judicial) puede acceder sólo por medio del encargado.
Se respetan protocolos internos y se realizan recorridos permanentes.
- Estudio en laboratorio de análisis químicos: se realiza la comprobación pericial sobre el estupefaciente. Es lo que se denomina examen de certeza.
En el laboratorio se ratifica el control realizado con los reactivos por medio de un espectrómetro, que indica qué grado de concentración tiene la sustancia. La descompone en sus diferentes elementos e indica su porcentaje de pureza.
Salvo excepciones, no se realiza sobre el total de la droga incautada, sino sobre un porcentaje determinado que se toma al azar.
- Destrucción: la responsabilidad sobre la quema de las drogas es de la autoridad judicial que actúa en cada caso, aunque es la fuerza interviniente la que se ocupa de llevarla hasta el lugar de su incineración, así como desplegar a su personal para brindar la mayor seguridad durante todo el trayecto.
Para descomponer y destruir las partículas de las sustancias ilegales se utilizan hornos.
En el caso de la cocaína, debe ser en forma excluyente un horno pirolítico, porque alcanza una temperatura de hasta 1200° y la cocaína requiere de un mínimo de 900° para que se desmaterialicen sus moléculas.
En el caso de la marihuana y las drogas de diseño, pueden destruirse en hornos que no sean necesariamente pirolíticos pero sí deben alcanzar altas temperaturas.
Todos deben cumplir con las condiciones de seguridad ambiental, entre las cuales se destaca el tener una chimenea para filtrado de humos, con el fin de evitar cualquier contaminación.
Cabe aclarar que, en general, las fuerzas no cuentan con estos mecanismos por lo que se acude a empresas privadas.
Llegado el momento de poner los hornos en funcionamiento, son los empleados de las mismas empresas quienes se encargan de arrojar los paquetes de drogas para ser incinerados, con vestimenta de protección adecuada (guantes, barbijos, trajes especiales) por las altas temperaturas y para no aspirar los posibles gases tóxicos que se puedan expeler. Aunque los hornos –especialmente los pirolíticos- están dotados con cámaras de postcombustión que aseguran que no se van a producir emisiones de compuestos volátiles.
¿Cuánto se tarda en quemar la droga? La respuesta no es precisa, pero se puede estimar que se puede destruir aproximadamente una tonelada por hora, es decir, entre 5 y 7 toneladas por jornada laboral de 8 horas.
#QuemasSimultáneas
Una de las decisiones de esta gestión fue la de realizar quemas de drogas simultáneas en diferentes partes del país, con el fin de comunicar a la sociedad que toda sustancia ilegal que se secuestra es finalmente destruida y que no va a llegar a las calles.
Así es como podemos mencionar las dos últimas grandes quemas, realizadas el 4 de abril de 2017 –en la que se incineraron cerca de 67 toneladas en la ciudad bonaerense de Marcos Paz y en las provincias de Jujuy, Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa- y el 10 de mayo de este año -con la presencia del presidente Mauricio Macri y de la ministra Patricia Bullrich en el aeropuerto de Ezeiza- en la que se destruyeron otras 65 toneladas, cuyo valor se estima aproximadamente en 3578 millones de pesos.
Entre ellas, se quemaron casi 63.000 kilos de marihuana (alrededor de 70 millones de dosis valuadas en 2.800 millones de pesos); poco más de 3.000 kilos de cocaína (cerca de tres millones de dosis valuadas en 750 millones de pesos); y 70.000 pastillas de éxtasis (cuyo valor al menudeo se estima en 28 millones de pesos).
#Esperanza
La lucha contra el narcotráfico no es fácil. Sin embargo, cada día se gana una batalla, gracias a las directivas que dio la ministra Patricia Bullrich para que las fuerzas trabajen con constancia y convicción en el desbaratamiento de las organizaciones criminales.
Y así, capturando a los jefes narcos y a todas las personas que componen sus redes –desde los niños que captan para vender las drogas hasta los que toman decisiones-, secuestrando las sustancias y quemándolas en el menor tiempo posible, es como todos iremos recuperando la esperanza de vivir en un país seguro. Los jóvenes volverán a tener sueños y proyectos y podrán prepararse para crecer sanos, con ganas de hacer su aporte para que vivamos en la Argentina segura y sin narcotráfico que todos soñamos.