Rumbo a superar la transición
Artículo publicado por La Nación el 11/11/2018.
Por Dante Sica, ministro de Producción y Trabajo de La Nación
La peor sequía en 50 años, la crisis financiera, y la suba de las tasas de interés para estabilizar la macroeconomía afectaron sensiblemente a la actividad industrial. Estamos actuando sobre esta coyuntura para volver a crecer, cuidando la cadena de pagos y el empleo, que es nuestra principal preocupación. Al mismo tiempo, avanzan transformaciones de fondo para dar competitividad y sostenibilidad al desarrollo industrial argentino.
Con mayor estabilidad macroeconómica, consolidación fiscal y un horizonte financiero despejado, tendremos espacio para reducir el costo del financiamiento y movilizar la demanda de capital productivo. La industria está presente en todas las oportunidades que tenemos para crecer. Los sectores exportadores, la construcción, la demanda de insumos para gas y petróleo (Vaca Muerta) y la estabilización del mercado interno serán los motores de un proceso de recuperación que se extenderá a toda la economía en 2019.
Nuestro verdadero desafío es que esta recuperación, que se dará sector por sector y región por región, se convierta en desarrollo. Venimos de décadas de bajo crecimiento debido a diversos factores como inestabilidad, baja inversión productiva, bajo acceso a mercados y alta presión tributaria, entre otros.
Trabajamos junto a los protagonistas del sector productivo, empresas y trabajadores, en una agenda de reformas estructurales basada en cuatro pilares fundamentales: reforma fiscal, simplificación, formalización laboral e integración al mundo.
La reforma tributaria integral implica una baja de la presión impositiva de 3 puntos del producto bruto interno (PBI) hacia 2022. Bajamos el impuesto a las ganancias para aumentar la inversión y el costo de crear empleo formal reduciendo las contribuciones patronales. Acordamos con las provincias bajar el impuesto a los ingresos brutos para 2022, lo que contribuye a reducir significativamente los costos a lo largo de toda la cadena productiva.
Las empresas no tienen que trabajar para el Estado y por eso avanzamos en la simplificación productiva. Tenemos más de 600 proyectos de simplificación de trámites y procesos para el acceso a beneficios que otorga el Estado y que implican ahorros para las empresas por $20.000 millones. Nuestro objetivo es lograr un ahorro del 1% del PBI para 2019.
La informalidad laboral puede ser percibida como un mecanismo de supervivencia en un entorno de baja productividad sectorial. Estamos reduciendo el costo laboral no salarial para fomentar la formalización. Con la ley de ART, la litigiosidad laboral cayó 34% en las provincias adheridas. Las leyes que enviamos al Congreso, de blanqueo laboral, contrato de trabajo y fondo de cese laboral y de formación profesional nos permitirán seguir avanzando en esta agenda.
La integración inteligente al mundo es el cuarto pilar del desarrollo. Las empresas exportadoras generan hasta tres veces más empleo que las no exportadoras y tienen salarios 20% más altos. Avanzamos mucho durante estos años en materia de apertura de mercados, acceso a bienes de capital, la competitividad de los puertos y la facilitación del comercio exterior con herramientas como Exporta Simple y la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE). Tenemos que redoblar los esfuerzos y por eso lanzamos Argentina Exporta, una estrategia federal para triplicar las exportaciones y cuadruplicar las empresas exportadoras. Tenemos que generar entre todos una nueva cultura exportadora.
Además de estas reformas, necesitamos una industria comprometida a dar un salto al futuro. La industria 4.0 llegó para quedarse y es fundamental adoptar nuevas tecnologías para aumentar transversalmente el empleo y la productividad argentina.
La industria va a superar esta transición. Con esfuerzo y compromiso de trabajadores, empresarios y un Estado activo, vamos a mejorar la competitividad sistémica y construir las bases de un sólido desarrollo industrial.