Productores bonaerenses controlan malezas sin mover el suelo
El grupo “Raíces del sudoeste” –que se encuentra en transición hacia la agroecología de sus prácticas productivas– avanza con las pruebas y la puesta a punto del sistema BES –Beneficio Económico Sustentable–, una maquinaria para el control de malezas que reemplaza el uso de herbicidas. Con el acompañamiento del INTA Bordenave –Buenos Aires– y la Asociación del Centro Educativo para la Producción Total (ACEPT) Nº 30 consiguieron el financiamiento para adquirir el equipo.
En el sur de Buenos Aires, desde 2019 funciona el grupo “Raíces del sudoeste”. Se trata de una propuesta que, a partir de la inquietud de productoras y productores vinculados al CEPT N°30 y al INTA, se encuentra en transición hacia la agroecología de sus prácticas productivas. Ahora, gracias al financiamiento del Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense pudieron adquirir el sistema BES –Beneficio Económico Sustentable–, una maquinaria para el control de malezas que reemplaza el uso de herbicidas. Avanzan con las pruebas y la puesta a punto del equipo.
María Clara Mediavilla –extensionista del INTA Bordenave– explicó: “El sistema permite preservar esa cobertura de malezas en la superficie, que van a ir muriendo, y poder sembrar directamente sobre el suelo, lo que contribuye a conservar la humedad y evita la erosión de los suelos por el viento, que en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires es una constante”.
El uso del sistema BES –Beneficio Económico Sustentable– es una maquinaria desarrollada por la empresa Agroseri, de la provincia del Chaco, que permite realizar un control de malezas sin necesidad de invertir el suelo. Esto aporta importantes beneficios ambientales y económicos, ya que entre otras cosas permite reemplazar el uso de agroquímicos, sobre todo herbicidas. A su vez, el uso del sistema BES permite mantener la vida de los micro organismos benéficos del suelo, que descomponen los vegetales, favorecen la disponibilidad de nutrientes y fijan nitrógeno.
Mediavilla detalló: “Probamos la herramienta en distintos suelos y coberturas vegetales con la idea de que la maquinaria corte el perfil del suelo entre 4 y 12 centímetros de profundidad, cortando las raíces de la vegetación y dejándola en pie para proteger el suelo y así poder sembrar directamente sobre el mismo, sin utilizar herbicidas”.
Y agregó: “Además, en esta etapa se construyó el reglamento de uso de la maquinaria. La idea es que el BES sea utilizado de manera rotativa por los integrantes del grupo y avanzar analizando distintos parámetros sobre el control de malezas y la cobertura del suelo”.
La máquina se hace con el cuerpo de un cincel que no necesariamente tiene que ser nuevo, pero sí un modelo puntual, para que puedan incorporarse los cuerpos y las cuchillas. Esto permite cortar al ras del suelo y de manera horizontal las raíces de las malezas que compitan con lo se busca desarrollar. Siempre dependiendo de la humedad, la compactación y la cobertura que tenga ese suelo.
“Lo interesante de estas pruebas que venimos realizando hasta el momento, es que vamos conociendo cómo funciona el sistema en nuestra zona, donde no hay antecedentes de un equipamiento de este tipo”, señaló Mediavilla.
Con la ayuda del INTA, la máquina va rotando por los establecimientos de los demás, en función de las necesidades. Para ello, se estableció un reglamento de uso, que implica cuestiones de manejo, de traslado y de limpieza del equipo, para evitar incluso llevar malezas y enfermedades de un campo a otro.
Ramón Laserre –productor del Grupo “Raíces del sudoeste”– comentó: “La idea es producir de la forma ecológica que mejor nos permita seguir adelante. Con esa idea formamos el grupo, para tener las experiencias de los demás y no cerrarse solamente en uno. Y eso sirve mucho, porque lo que hace uno u otro siempre ayuda a volcarlo en el campo propio. Y teniendo esas experiencias es más sencillo, más fácil”.
Quienes lo integran tienen sus establecimientos en el sudoeste bonaerense, una zona semiárida, con pocas precipitaciones y mucho viento. “Entre nuestros objetivos compartidos aparecen la reducción del uso de agroquímicos, el aumento de la biodiversidad, la asociación de cultivos y pasturas, como así también la incorporación de pasturas perennes y la integración de la ganadería con la agricultura”, comentó Laserre.
Y agregó: “La actividad que involucró la búsqueda de financiamiento primero, y la construcción de la máquina después, representó un momento importante del proyecto colectivo desarrollado por las y los productores”.
Con el dinero recibido de la convocatoria del Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense, además del Sistema BES el grupo pudo comprar semillas de mijo perenne, que permitirá incrementar las pasturas perennes en la región.
Mediavilla destacó que la experiencia les dio un aprendizaje que habitualmente no se pone en papeles. “Esto del trabajo colectivo: desde haber armado la maquinaria, entre hombres y mujeres, porque el Grupo es mixto. Limpiar, atornillar, soldar, armar, comprar, ejecutar, cosa que hicimos en tiempo y forma. Todo de manera grupal, entre técnicos, técnicas, productoras y productores”.