Presidencia de la Nación

“Podemos para que otros puedan”: los 50 años del Hercules

Se conmemoró en la I Brigada Aérea de El Palomar, cuna de la aviación militar, medio siglo de la incorporación a la Fuerza Aérea Argentina del sistema de armas C-130 Hercules

Por Lic. Cecilia Vergara / Fotos por C1° Rocío Martínez y C. Zelma Nachef

En instalaciones de la I Brigada Aérea de El Palomar, cuna de la aviación militar, se realizó la ceremonia conmemorativa a los 50 años de la incorporación a la Fuerza Aérea Argentina (FAA) del sistema de armas C-130 Hercules, perteneciente al Escuadrón I de transporte aéreo.

Presidió el evento el jefe del Estado Mayor General de la FAA, brigadier general “VGM” Enrique Víctor Amrein, acompañado en esta oportunidad por el subjefe de la Institución, brigadier mayor Gustavo Testoni; el secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Lic. Horacio Chiguizola; la secretaria de Gestión Presupuestaria y Control, Graciela Villata; el intendente del municipio de Morón, Lic. Ramiro Tagliaferro; el jefe de la I Brigada Aérea, comodoro Juan Carlos Piuma; ex tripulantes del sistema de armas, delegaciones de fuerzas aéreas extranjeras, Veteranos de Malvinas, personal militar y civil e invitados especiales.

Para dar el marco protocolar al acto, se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino acompañando los acordes ejecutados por la Banda Militar de Música “Alas Argentinas” junto a la Orquesta de Concierto “Mayor Armando Nalli”, bajo el mando de la capitán Sandra Corbalán. La misma, fue seguida por una invocación religiosa por parte del capellán mayor de la Institución, padre Cesar Tauro.

A continuación, se leyó la nómina del personal fallecido del Escuadrón y se realizó un minuto de silencio en su honor.

Por medio de la Ley 27.465, sancionada por el Honorable Congreso de la Nación, el 10 de octubre de 2018 y promulgada el 1° de noviembre, se reconoció la actuación de los hombres que participaron en el Conflicto del Atlántico Sur llevando a cabo los vuelos de estrategia militar con aviones Hercules C-130, indicativos Loco y Tigre, por sus relevantes méritos, valor y heroísmo en defensa de la Patria. En esta oportunidad, se hicieron acreedores de la “Medalla La Nación Argentina al Valor en Combate” los brigadieres mayores “VGM” (R) Alberto Vianna y Horacio Orefice, los comodoros “VGM” (R) Jorge Valdecantos, Ronaldo Ferri, Rubén Moro, Eduardo Senn, Roberto Cerruti, Walter Veliz y Cristóbal Villegas; los vicecomodoros “VGM” (R) Andrés Valle y Hugo Maldonado; suboficiales mayores (R) Julio Daverio, Juan Carlos Luján, Nicolás Segovia, Jorge Contigiani, Roberto Puig; los suboficiales principales (R) Pedro Razzini, Carlos Bill, Delfino Fretes, Sergio Tulián, Oscar Gatto; y los suboficiales ayudantes (R) Carlos Nazzari y Carlos Ortiz. En simultáneo, se aproximó a la plataforma la aeronave matrícula TC-68, ícono del Conflicto.
Luego, el brigadier general “VGM” Amrein junto al brigadier mayor “VGM” (R) Vianna, descubrieron una placa alegórica en honor a la tripulación, que próximamente será colocada frente a la jefatura de Brigada.

De la misma manera, según resolución del jefe de Estado Mayor General, con el fin de reconocer y destacar toda acción oportunamente efectuada por los integrantes de la Fuerza Aérea, que constituya un ejemplo digno de admiración y ser imitado por el resto del personal, se otorgó la mención especial “Mérito a la acción destacada en tiempos de paz” a los tripulantes del TC-62 en el 43° Aniversario del suceso ocurrido en el aeropuerto de la provincia de Tucumán en 1975. También se descubrió una placa alusiva al reconocimiento.

El jefe de Unidad, comodoro Juan Carlos Piuma, fue el encargado de pronunciar las palabras alusivas.
“Estamos reunidos hoy para celebrar los primeros 50 años del sistema de armas C-130 Hercules. (…) En los sesenta la Fuerza Aérea Argentina modernizó su equipamiento adquiriendo material que imponía cambios tecnológicos y doctrinarios para la utilización del poder aéreo. De tal forma, estudió, analizó y llevó adelante la adquisición de un sistema que brindara la capacidad de ejecutar tareas de transporte aéreo militar con versatilidad y confiabilidad”.

Haciendo alusión a la llegada de las primeras aeronaves explicó que “en el año 1962, un grupo de tripulantes, concurrió a los cursos iniciales intensivos de C-130 ‘A’ en la Base Sewart, Tenessee. Allí, comenzó la historia de nuestro Escuadrón. (…) Finalmente en 1968 se crea el Escuadrón Aerotáctico en el seno del Grupo Aéreo de la I Brigada Aérea, aterrizando el 23 de diciembre de 1968, previa escala en El Plumerillo, los tres primeros Hercules en la cuna de la aviación militar”.

Y agregó: “A efectos de su utilización más eficiente, se innovaron procedimientos de mantenimiento, instrucción, adiestramiento y de terminales de carga, las cuales fueron equipadas y adaptadas para la operación sistémica. También, se innovaron los sistemas de entrega aérea por aterrizaje y por lanzamiento. Las nuevas tácticas imponían el trabajo con un elemento aerotransportado que se lanzara y preparara las zonas de aterrizaje, así fue creado el equipo de control de combate, hoy unificado con el Grupo de Operaciones Especiales”.

En relación a los logros alcanzados por el sistema de armas dentro de estos 50 años se destacaron en primer lugar, la exploración del continente antártico, permitiendo el abastecimiento de los asentamientos nacionales a través de la Base Marambio, puerta de ingreso al Continente Blanco, así como mediante la entrega por modo aéreo con lanzamiento en Petrel, Matienzo, Orcadas y Belgrano II, la exploración antártica también permitió inaugurar rutas transpolares posteriormente utilizadas por la aviación general. En palabras de Piuma: “Los primeros años rindieron ampliamente sus frutos, no solo mediante la exploración antártica sino con vuelos internacionales en los que el profesionalismo de nuestras tripulaciones fue ejemplo en el mundo. Esos años de familiarización, estandarización, adiestramiento fueron preparando las condiciones para el evento que cubrió a la Fuerza Aérea Argentina de honra, la guerra por las Islas Malvinas, en donde nuestras tripulaciones escribieron su página de gloria”.

En segundo lugar, las misiones ejecutadas permitieron sostener el combate mediante el abastecimiento de personal y carga, evacuación de heridos, reconocimiento aéreo y reabastecimiento en vuelo, el que permitió entender el rango de combate de los cazabombarderos y de los de la Armada nacional. “Y luego de esa gesta, con el fervor de siempre, viejos tripulantes transmitieron sus experiencias. Nuevos tripulantes tomaron la herencia preparando el camino para los tiempos venideros”, afirmó el oficial.

Continuando su relato señaló que “en estos cincuenta años actuamos en todos los continentes y cruzamos todos los mares. Fuimos antárticos, polares y transpolares, dimos la vuelta al mundo y participamos en misiones de paz y en apoyo a aliados. Extendimos el brazo de la Patria y el alcance de nuestro poder aéreo permitiendo a nuestros halcones llegar más lejos para dañar al enemigo, pero también más lejos para colaborar con los intereses de la Nación, así como con la comunidad nacional e internacional en vuelos de apoyo humanitario”.

Concluyendo dedicó sentidas palabras al personal: “Señores tripulantes presentes, tengan confianza de que los que operamos hoy nuestro legendario avión, lo hacemos por el camino que ustedes marcaron. Camino hoy asfaltado por nuevas tecnologías pero que recorremos con la misma garra de siempre. Nuestras chanchas han recibido el impulso de una modernización que nos permite ampliar su potencial por varios años. Nuestro lema, el mismo que ustedes impusieron sigue vigente y lo mantenemos con amor por la Patria y por el servicio: ‘Podemos para que otros puedan’ ”.

Finalizada la ceremonia, los invitados se dirigieron al hangar para compartir un ágape y recordar anécdotas del sistema de armas.

Aprovechando la oportunidad de la reunión de los especialistas del área, el brigadier mayor (R) "VMG" Horacio Orefice, presidente de la Asociación de Tripulantes de Transporte Aéreo resaltó que “ha sido un día de mensajes importantes. El primero es el de no dejar pasar desapercibido un acontecimiento de este tipo y de esta significación. El segundo es el de la gente que se encuentra después de tanto tiempo; distintas generaciones vienen, se acoplan y recuerdan los buenos momentos pasados dentro del Escuadrón. El tercer mensaje probablemente hayan sido las palabras del comodoro Piuma en las cuales habló de las políticas institucionales de esa época que permitieron, a través de la imaginación, la planificación y la designación de los tripulantes, ir a buscar los aviones. El cuarto mensaje es el más fuerte, es el hecho de que haya aparecido el TC-68. El mejor mensaje que pueden dar los combatientes es la demostración de la voluntad de vencer sin la cual el soldado es nadie y por la cual el soldado es invencible. En una charla brindada por veteranos de guerra, les preguntaron si valió la pena. A lo que yo respondo: solo vale la pena si nosotros hoy, los que volvimos, los que estamos, los que conducimos hacemos que valga la pena. Nosotros con la entrega de este cuadro -haciendo referencia a un cuadro que regaló la Asociación a la I Brigada Aérea- les estamos diciendo a los que nos siguen que hagan que valga la pena”.

Para finalizar el ágape, el brigadier general “VGM” Amrein, realizó el tradicional brindis en el que expresó: “El avión, el Escuadrón, sus héroes y sus acciones son hechos de la historia hoy memorables. El comodoro Piuma se refirió a los primeros 50 años del sistema de armas con lo cual dejó perfectamente en claro que vamos por más, por muchos años más de servicio para nuestra Patria. También quiero reiterar los agradecimientos a todos los que hicieron posible esta magnífica celebración y a todos aquellos que hoy nos acompañan y nos visitan”.

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